Por Colectivo Histórico “Las Chirusas”(*)
Dibujo Prof. Adán Iglesias Toledo(**)
Un nuevo 19 de junio recordamos a Artigas y los homenajes son tan diversos como contradictorios. Desde los actos protocolares, que obligan a las infancias y adolescencias a prometer y jurar fidelidad a una bandera que no representa en lo absoluto el proyecto político y social que construyó el caudillo junto con la gente que lo acompañó, a consignas, spots, que licuan pensamiento y acción con la necesidad de sintetizar lo que no puede ser sintetizado. Recordamos a Artigas despolitizando su proceso.
Sabemos que son tiempos de impacto, de lectura corta, de imágenes, de reels con tiempos previamente determinados “objetivamente”. Pero hay formas de buscarle la vuelta para no dejar de estar aggiornados sin rebajar los planteos ni -directamente- cambiarlos.
Recordar a Artigas supone un compromiso con la memoria, más allá de las fechas o las frases célebres. ¿Qué tuvo aquel hombre para ser reconocido como líder por varios sectores sociales, en el marco de un proyecto revolucionario? Libertad e independencia absoluta de los pueblos, libertad para elegir a los gobernantes; forma de gobierno republicana; libertad civil y religiosa. Y, sobre todo, soluciones definitivas y radicales para las urgencias de los más pobres, humildes y marginados de aquella época: peones rurales, indios charrúas y tapes, gauchos, afroamericanos, mujeres solas, hombres casados antes que hombres solteros.
La soberanía fue una de las grandes preocupaciones del artiguismo, tanto así que en las palabras que pronuncia para abrir el Congreso de Abril (del que surgirán las diferentes versiones de las Instrucciones del Año 1813) pronuncia la ya conocida frase “mi autoridad emana de vosotros y ella cesa ante vuestra presencia soberana” y se retira para que los representantes de los diversos pueblos que componían la Provincia Oriental pudieran deliberar libremente, sin que la presencia del propio Artigas presentara una limitante.
El respeto a la soberanía particular de los pueblos, a la autodeterminación, a la libertad de que esos pueblos definieran su presente sin que ello significara ser ajeno a la suerte de los pueblos hermanos.
Y al recordar a Artigas también debemos recordar a quienes se opusieron al artiguismo, porque ideas tan justas como el reparto de tierras, la reforma aduanera, la distribución de riquezas; se transformaron en la principal amenaza de los intereses de los sectores sociales más acomodados del Río de la Plata. Los mismos que se unieron para traicionarlo y combatirlo. Los mismos que 10 años después de su exilio en Paraguay, en 1830, redactaron una constitución a espaldas de su proyecto (y por el que hoy las infancias y adolescencias juran en su honor).
Es que el Uruguay no conoció jamás la división territorial en provincias autónomas federadas; la mayor parte de las tierras repartidas en el Reglamento o volvieron a sus antiguos dueños o volvieron a ser repartidas pero con otros criterios. El Uruguay tampoco conoció la reforma aduanera; ni la distribución de las riquezas; y los indios e indias, negros y negras…todos los sectores humildes a los que el proyecto artiguista había tenido como centro de su política, volvieron a ser marginados nuevamente.
“Que los más infelices sean los más privilegiados” es una hermosa frase para los tiempos que corren, una frase de impacto, cortita. Pero no fue pensada como adorno sino como política a llevar adelante, que iba más allá de las soluciones materiales ejecutadas como las suertes de estancias repartidas…solución que, por otra parte, interpela bastante a cualquier otra iniciativa que hoy se tenga para pensar que se está privilegiando a los más infelices. ¿Cuáles eran los privilegios de aquél entonces?, ¿quiénes eran los más infelices?, son preguntas que también deberíamos hacernos ahora para poder rendir un homenaje a Artigas que vaya en connivencia con su accionar político más que con sus frases históricas. ¿Cuáles son los privilegios de nuestros tiempos que se deben repartir?, ¿quiénes son, hoy, los más infelices a los que hay que privilegiar? Enorme responsabilidad como para que pueda caer en solo una espalda.
Artigas no pidió ser nuestro héroe nacional, por lo que sería más justo con su historia el recordarlo cómo un hombre que se jugó la ropa por sus ideas y por intentar que estas tierras fueran lugar para vivir con dignidad, sin importar el color de piel ni la procedencia étnica o social. Un revolucionario continental, que no se puede explicar individualmente sin ver a todas esas mujeres que se sumaron a la lucha al frente de sus ejércitos, a los indígenas que lideraron sus tropas, a los negros libres, zambos y criollos pobres que fueron sujetos de sus principales medidas. Un Artigas que no se puede explicar sin el artiguismo.
Es por eso que insistimos, incluso en el propio natalicio de Artigas, en hablar de artiguismo, porque entendemos el papel de los colectivos en los procesos. Entendemos y defendemos el proceso artiguista, no como un relato romántico de una historia lejana sino como un proyecto trunco que debemos seguir levantando.
(*) Colectivo Histórico «Las Chirusas» está constituido por estudiantes y docentes, investigadores/as de historia
(**) Prof. Adán Iglesias Toledo es Director del Medio humorístico DEDETE del Periódico Juventud Rebelde, miembro de la UNEAC. Colabora con varios medios de prensa en su país y en el extranjero