La Operación Spiderweb de Ucrania violó la Doctrina de Disuasión Nuclear rusa

0

La conversación telefónica entre Donald Trump y Vladimir Putin confirma que habrá retaliación rusa y activa los riesgos de un Armagedón atómico

Por Carlos Fazio (*)

Dibujo Adán Iglesias Toledo (**)

Los ataques de Ucrania con drones FPV (de pilotaje con visión remota) contra aeródromos militares en las provincias de MúrmanskIrkutsk, Ivánovo, Riazán y Amur, en el territorio profundo de Rusia el pasado 1 de junio, superaron el umbral de una respuesta nuclear del Kremlin, lo que sin duda provocó la urgente conversación, este miércoles 4, entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo de la Federación de Rusia, Vladimir Putin.

Según consignó la agencia británica BBC, Putin advirtió a Trump que Moscú “tendrá que responder al reciente ataque contra bases aéreas” rusas, ejecutado por Ucrania el domingo pasado. Esa información fue divulgada por el propio Trump en un mensaje que publicó en su plataforma Truth Social, en el que señaló que Putin le hizo el anuncio durante una llamada telefónica que mantuvieron durante una hora y 15 minutos este miércoles.

Hablamos del ataque de Ucrania a los aviones rusos estacionados (en las pistas), así como de otros ataques perpetrados por ambas partes. Fue una conversación positiva, pero no una que conduzca a una paz inmediata. El presidente Putin afirmó, con mucha firmeza, que tendrá que responder al reciente ataque a los aeródromos”, escribió Trump.

La Agencia de Seguridad de Ucrania (SBU) bajo la dirección personal de su jefe, Vasyl Malyuk, ha asumido la responsabilidad del ataque. La llamada Operación Telaraña (Spiderweb) implicó el accionar de 117 drones dentro de territorio profundo de Rusia, que, presuntamente, dañaron bombarderos rusos de largo alcance con capacidad nuclear.

El presidente de Ucrania, V. Zelensky, aseguró que más de 40 aparatos fueron destruidos o dañados, lo cual, de ser cierto, supondría que un tercio o más de la flota rusa ha sido inutilizada. Kiev afirma que 41 bombarderos estratégicos fueron impactados y “al menos” 13 fueron destruidos.

Las autoridades rusas han restado importancia a los ataques, afirmando que los mismos fueron repelidos en las regiones de Ivánovo, Riazán y Amur, pero que “varias piezas de aeronaves” se incendiaron tras los ataques en las regiones de Múrmansk e Irkutsk.

De acuerdo con la BBC, el New York Times y CNN, que utilizaron como fuente a la inteligencia ucraniana y aseveraron que no pudieron verificar a plenitud los hechos, se cree que los bombarderos de misiles estratégicos atacados son, entre otros, el Tu-95, Tu-22 y Tu-160 y probablemente un avión de alerta temprana A-50. Se ha dicho que repararlos será difícil, y dado que ninguno está en producción, reemplazarlos es imposible. (El Tu-22M3 es la plataforma rusa de ataque con misiles de largo alcance que puede realizar ataques a distancia, lanzando misiles desde el espacio aéreo ruso muy por detrás de las líneas del frente para mantenerse fuera del alcance del fuego antiaéreo ucraniano).

Según fuentes del SBU, sus agentes introdujeron clandestinamente drones FPV (de pilotaje con visión remota) en Rusia, seguidos posteriormente por cabinas móviles de madera. Una vez en territorio ruso, los drones se ocultaron bajo los techos de esas cabinas instaladas en la parte trasera de camiones Kamaz civiles reconvertidos en plataformas de lanzamiento de drones. Una vez que los camiones estuvieron en su lugar y los drones listos para despegar, los techos de las cabinas se abrieron y los drones volaron hacia sus objetivos. Ucrania no reveló cómo logró que los vehículos se acercaran a objetivos militares de alto perfil sin ser detectados.

El exagente de inteligencia estadunidense Scott Ritter, dijo que la envergadura de la Operación Telaraña sería el equivalente a que un actor hostil lanzara ataques con drones contra los bombarderos B-52H de la Fuerza Aérea de Estados Unidos estacionados en la Base Aérea Minot en Dakota del Norte y en la Base Aérea Barksdale en Luisiana, y los bombarderos B-2 estacionados en la Base Aérea Whiteman en Missouri.

Objetivo: abortar las negociaciones de paz en Estambul

El momento elegido para la Operación Telaraña fue claramente diseñado para perturbar las conversaciones de paz previstas para el día siguiente en Estambul. Para Rusia, según se infiere tras la llamada entre Trump y Putin, las líneas rojas que consideró necesario definir respecto del posible uso de armas nucleares, han sido violadas de manera flagrante no sólo por Ucrania, sino también por sus aliados occidentales.

Como señaló Scott Ritter, hasta ahora Rusia ha respondido a las acciones terroristas, sabotajes y provocaciones de Ucrania y sus aliados de la OTAN con “una mezcla de paciencia y determinación”. Muchos han interpretado esa postura como un signo de debilidad, algo que puede haber influido en la decisión de Ucrania y sus facilitadores occidentales de llevar a cabo una operación tan provocadora la víspera de las conversaciones de paz en Turquía el lunes 2.

Según Ritter, la propia naturaleza del ataque: un uso masivo de armas convencionales que golpeó la fuerza de disuasión nuclear estratégica de Rusia y le causó daños, ha puesto a prueba el nivel de moderación del Kremlin. De lo que se deriva que la acción de retaliación rusa, definida como “inevitable”, el 3 de junio, por el vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitri Medvédev, podría cambiar el curso de la Operación Militar Especial ordenada por el presidente Putin el 24 de febrero de 2022. “A todos los que están preocupados y esperan una venganza. Deben preocuparse; es propio de una persona normal. La venganza, inevitable”, escribió Medvédev en su canal de Telegram, al tiempo de señalar que “todo lo que deba ser detonado será detonado, y los que deban ser exterminados desaparecerán”.

¿Qué dice la doctrina de disuasión nuclear rusa?

Desde 2012 a la fecha, Rusia ha venido actualizando su doctrina nuclear. En 2012 Putin declaró que “las armas nucleares siguen siendo la garantía más importante de la soberanía y la integridad territorial de Rusia, y desempeñan un papel clave en el mantenimiento del equilibrio y la estabilidad regionales”. Desde entonces, analistas y expertos militares occidentales han acusado a los dirigentes del Kremlin de invocar de manera irresponsable la amenaza de las armas nucleares como un engaño estratégico, para ocultar las deficiencias operativas y tácticas de las capacidades militares rusas.

Según consignó Ritter ahora, en 2020 Rusia publicó una versión no clasificada de su doctrina nuclear. El documento, titulado «Principios Básicos de la Política Estatal de la Federación Rusa en Materia de Disuasión Nuclear», señalaba que Rusia se reservaba el derecho a usar armas nucleares cuando Moscú actuara en respuesta al uso de armas nucleares y otros tipos de armas de destrucción masiva contra ella o sus aliados, así como en caso de agresión contra la Federación Rusa con armas convencionales cuando la propia existencia del Estado estuviera en peligro. El documento también establecía que Rusia se reservaba el derecho a usar armas nucleares en caso de un ataque de un adversario contra instalaciones gubernamentales o militares críticas de la Federación Rusa, cuya interrupción socavaría las acciones de respuesta de las fuerzas nucleares.

En 2024, Putin ordenó actualizar la doctrina nuclear de Rusia para considerar “las complicadas realidades geopolíticas” que habían surgido de la Operación Militar Especial en curso en Ucrania, donde el conflicto se había transformado en una “guerra por poderes” entre el Occidente colectivo (OTAN y EU) y Rusia. La nueva doctrina declaró que se autorizaría el uso de armas nucleares en caso de “agresión contra la Federación Rusa y (o) sus aliados por parte de cualquier estado no nuclear con la participación o apoyo de un estado nuclear, lo cual se considerará un ataque conjunto”.

Asimismo, establecía que el arsenal nuclear de Rusia también entraría en juego en caso de “acciones de un adversario que afecten a elementos de infraestructura estatal o militar críticamente importante de la Federación Rusa, cuya desactivación perturbaría las acciones de respuesta de las fuerzas nucleares”. Tales amenazas no tenían por qué presentarse en forma de armas nucleares. De hecho, la nueva doctrina 2024 establecía de manera específica que Rusia podría responder con armas nucleares a cualquier agresión contra Rusia que implicara “el empleo de armas convencionales que supusiera una amenaza crítica para su soberanía y (o) integridad territorial”.

Si Ucrania puede posicionar camiones Kamaz cerca de bases aéreas estratégicas rusas, podría hacerlo contra bases que albergan fuerzas de misiles móviles. Según Ritter, el hecho de que Ucrania lleve a cabo un ataque de ese tipo demuestra, también, hasta qué punto los servicios de inteligencia occidentales están tanteando el terreno para cualquier conflicto futuro con Rusia, para el cual los miembros de la OTAN y la Unión Europea en Bruselas dicen estar preparándose activamente.

Ritter afirma que la Operación Spiderweb no podría haber ocurrido sin el consentimiento de los socios europeos de Ucrania, en particular, Gran Bretaña, Francia y Alemania, todos los cuales mantuvieron consultas directas con el presidente Zelensky en los días y semanas previos al ataque.

También adjudica un papel importante a los senadores estadunidenses Lyndsay Graham, republicana de Carolina del Sur, y Sydney Blumenthal, demócrata de Connecticut, que hicieron una visita conjunta a Ucrania la semana pasada, donde coordinaron estrechamente con el gobierno ucraniano un nuevo paquete de sanciones económicas vinculadas a la voluntad de Rusia de aceptar o no los términos de paz basados en un cese del fuego de 30 días, una de las demandas centrales de Kiev.

Pero lo que sí está claro para Ritter, es que Ucrania no podría haber llevado a cabo la Operación Telaraña sin la aprobación política y la asistencia operativa de sus aliados occidentales. Tanto los servicios de inteligencia estadunidenses como los británicos han entrenado a las fuerzas de operaciones especiales ucranianas en acciones de guerrilla y guerra no convencional, y se cree que los ataques anteriores contra infraestructuras rusas críticas (el puente de Crimea y la base aérea Engels) se llevaron a cabo con la asistencia de la inteligencia estadunidense y británica en las fases de planificación y ejecución. De hecho, tanto los ataques al puente de Crimea como a la base aérea Engels se consideraron detonantes para la emisión de las modificaciones de la doctrina nuclear rusa para 2024.

El insólito silencio del bocón Trump

La semana pasada, Trump pareció fijar un plazo de dos semanas para Putin, amenazando con cambiar la actitud de EU hacia Rusia. Anteriormente, cuando Moscú intensificó los ataques con drones y misiles contra objetivos en Ucrania, Trump dijo que Putin se había vuelto “completamente loco” y estaba “jugando con fuego”. Esos comentarios forman parte de una serie de críticas recientes de Trump hacia Putin. Incluso advirtió al jefe del Kremlin de que pronto podrían ocurrir “cosas muy malas, muy malas” en Rusia.

A su vez, el 2 de junio, el sitio web estadunidense Axios publicó, modificó y posteriormente eliminó un reporte donde aseguraba que Ucrania había notificado a Donald Trump sobre los ataques con drones a aeródromos militares rusos. Inicialmente afirmó, citando una fuente ucraniana, sobre la notificación de Kiev con antelación al presidente Trump, sobre su intención de llevar a cabo los ataques con drones FPV. Sin embargo, tras la publicación, fuentes oficiales de la Casa Blanca negaron la existencia de tal aviso, según informó CBS News. Posteriormente, Axios corrigió el texto, asegurando que Ucrania no había notificado previamente a Trump sobre la operación militar.

Por eso, el silencio de Trump sobre los ataques hasta que sostuvo su llamada con Putin resultaba enigmático. Sin embargo, el asesor de la Presidencia rusa, Yuri Ushakov, afirmó el miércoles 4 que, en la cuarta llamada telefónica entre los líderes de los dos países, Trump confirmó que no había sido informado sobre ello con antelación.

No obstante, hasta el cierre de esta edición de Mate Amargo, sigue sin conocerse la posición de Trump sobre los hechos y cómo reaccionará ante lo que, según anunció Medvédev y pareció confirmar Putin, será una “venganza inevitable” que podría colocar a Estados Unidos y al mundo al borde de un Armagedón nuclear.

(*) Carlos Fazio, escritor, periodista y académico uruguayo residente en México. Doctor Honoris Causa de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Autor de diversos libros y publicaciones.

 (**) Profesor Adán Iglesias Toledo, Dibujante Gráfico Cubano, Caricaturista Editorial y Director del Medio humorístico DEDETE del Periódico Juventud Rebelde, miembro de la UNEAC, la UPEC y la REDH (Capitulo Cuba). Colabora con varios medios de prensa en su país y en el extranjero. Posee en su haber múltiples exposiciones individuales y colectivas, talleres e intervenciones nacionales e internacionales y ha sido premiado por más de 40 veces en su país y otros países.

Comments are closed.