Algo de lo que nos dejó el viejo

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Por Pablo Cechi(*)

Debemos aprender mucho de la trayectoria de nuestros líderes históricos. La militancia debe siempre tener un horizonte transformador como faro que guíe la acción. Algunas cosas pueden fracasar en el intento, pero jamás debemos dejar de intentar modificar la realidad. El gobierno de Mujica planteó cambios radicales en varias áreas: productiva, educativa y social.

En cuanto a lo productivo, no se pudo contener el proceso de extranjerización de la tierra, sumado a una producción basada en bienes primarios. La mayoría de los procesos de cambio propuestos, e impulsados con distintos grados de avance, no prosperaron (Cementera, Puerto de Rocha, Tren, Minería, Gas, y algunos más).

En cambio, dentro del sector educativo se creó una universidad tecnológica, después de muchos años sin innovar en el área educativa. La UTEC logró instalar algunas carreras en su momento y hoy sus egresados ya cuentan con pleno empleo, creando un genuino aporte al desarrollo nacional con muchísimas perspectivas de crecimiento en el corto, mediano y largo plazo: tecnicaturas, informática, etc. El impulso del Plan Ceibal fue determinante en este proceso, siendo quizás el único avance de modernización en la educación primaria y secundaria.

En lo social se avanzó mucho en derechos, algunos de ellos históricos, ponerme a enumerarlos me llevaría mucho tiempo y espacio en el artículo cuando mi intención es detenerme en la legalización de la marihuana. Una conquista que nos demuestra que es posible, y deseable, plantearse nuevas transformaciones en el Uruguay de hoy.

La legalización de la marihuana hoy lleva más de 10 años. En el momento del debate, año 2012/2013, muchos lo creían una locura. Los conservadores de derecha (la mayoría) y algunos de izquierda decían que sus efectos serían desastrosos para la población. Hoy es un hecho y un derecho, gracias a la valentía y el pensamiento estratégico del Presidente Don José Pepe Mujica y el entonces Ministro de Defensa Nacional: Eleuterio “Ñato” Fernandez Huidobro.

Creo necesario explicar las cosas en su contexto. Fue un día en que se preparaba el anuncio conjunto de varias medidas por parte de los ministros de un nuevo gabinete especial, el “gabinete social”, convocado por el Presidente. El Ñato, que integraba este ámbito, estuvo decidido a anunciar una medida por su nombre y sin vueltas. Artículo único: “el Estado creará un monopolio público estatal para el control, plantación, acopio y distribución del cannabis”.

Algunos, que por nuestro rol conocíamos la medida previa a su anuncio, estábamos llenos de expectativa pero también un poco incrédulos, simplemente porque existían muchas dudas de que esta política fuera ejecutable. Recordemos que la discusión estaba enmarcada en una discusión mayor sobre las 15 medidas famosas que terminaron conformando el plan 7 zonas (dirigido a barrios vulnerables y con altos niveles de inseguridad).

Los que pensaban que para aventurarse en la legalización de la marihuana había que tener las cosas un poco más “atadas” para “meterse con un tema grande como este”, se equivocaron. Pepe apoyó en todo y desplegó sus argumentos, en contra de las encuestas, contra viento y marea. Con su enorme capacidad comunicacional logró calar en la opinión pública, introduciendo algunos conceptos más elaborados como la reducción de daños en el área de la salud y el fracaso de toda política represiva frente a adicciones y sustancias “prohibidas”.

La comunicación no es encontrar las palabras para quedar bien en las redes sociales o la opinión pública, la comunicación es transmitir con meridiana claridad la política pública que se piensa realizar para mejorar el bien común. Hay que entender que se necesitó coraje político para largar una medida de esta magnitud, antipopular y que podía complicar al gobierno.

Después devino el debate de la ley. Algunas cosas estaban más que claras, no se podía ir a una lógica de mercado para el acceso al producto, como la tenían otras drogas legales (tabaco y alcohol) que tanto daño causan a la salud. ¿O no es cierto que por décadas la maquinaria de guerra capitalista y la publicidad han fomentado el deseo de los jóvenes prometiendo un “éxito” social si fuman o chupan? La ley de cannabis prohíbe la publicidad, sólo habilita campañas educativas y de información centralizada en el Estado, garante de la salud de todos.

El Estado es el protagonista, las políticas dependen de nosotros.

(*) Pablo Cechi es Licenciado en Sociología

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