Por Rolando W. Sasso(*)
Mucha gente pasó por el Palacio Legislativo para dar su penúltima despedida a “Pepe” Mujica, el presidente pobre. Colas de diez cuadras o más indicaban que el que se despedía era querido de verdad.
Nos emocionaron hasta las lágrimas con los mensajes de salutación por la partida del Viejo Pepe. Pero lo que más nos llegó fue el pensamiento sincero de los más humildes.
Sucedió cuando íbamos llegando a las barreras de contención que estaban para ordenar la cola. Eran las primeras horas de la tarde del miércoles cuando de boca de unos vendedores ambulantes que ofrecían flores, pegotines, banderas o lo que venga, escuchamos decir: “no tenemos otro como este viejo, ahora estamos en el horno”. O la otra frase: “¿Y ahora qué vamos a hacer? Ya no tenemos al querido Pepe”.
Estaba todo dicho, el viejo tupamaro había llegado al corazón de su pueblo que lloraba la orfandad en la que quedaba con la partida, “habrá que empezar de nuevo”.
También desde el exterior llegaron repercusiones, entre otras de Buenos Aires, Karin se acercó con una reflexión desde los sentimientos más profundos: “La verdad que Pepe marcó una línea de austeridad como forma de vida y firmeza en sus convicciones, que no muchos pueden exhibir. Más allá de cualquier disenso, se ha ido un gran luchador. Hasta La Victoria Siempre”.
Desde una carpa de pastores nómades en las llanuras de Mongolia dicen que conocen al mandatario que fue Pepe Mujica “el presidente pobre de Uruguay”.
Por su parte Graciela desde el barrio Parque Rodó anotó: “Se extrañará su análisis filosófico de cada tema de la vida, su enseñanza de lo que importa. Con todo lo que se le pueda cuestionar, fue y será un grande en su forma consecuente de vivir y en su pensamiento”.
Y una señora que declaró: “gracias Pepe, ahora ya tengo una casa digna para vivir”, pero por sobre todo los jóvenes, a los que se dedicó especialmente por ser ellos el futuro. Y precisamente ellos escribieron en muros y carteles las consignas del corazón: “Gracias Pepe por tanta poesía” sobre un muro lateral de la catedral montevideana para que una bailarina danzara su homenaje al viejo que se va.
“Hasta siempre Pepe querido, habrá patria pa todo(a)s” gritaba el muro del IAVA o la que promete que “tus enseñanzas perdurarán en quienes mantendremos en alto tus banderas”. O aquella otra que declara solemnemente: “Pepe, vivirás en cada abrazo del pueblo, en cada idea que lucha por un país más justo. Gracias eternas”.
Nosotros con ellos le decimos: Compañero Pepe Mujica, presente, ahora y siempre.
(*) Rolando Sasso es fotógrafo, Periodista y escritor. Tiene en su haber varios libros de profunda investigación periodística sobre el accionar histórico del MLN-T