Recordando a Raúl Sendic Antonaccio
Por Rolando W. Sasso(*)
Ilustración por Jorge Fuentes (*)
No necesitamos un motivo para recordar al “Bebe” Sendic; cualquier día es bueno para hacerlo. Ojalá los políticos actuales le tuvieran presente cada jornada. Con su carácter humilde, de poco hablar pero mucho hacer, es un ejemplo de entrega a las causas populares. Al cumplirse 100 años de su nacimiento (16 de marzo de 1925) Mate Amargo le brinda un sentido homenaje, aún sabedores que a él no le agradaban las distinciones y escapaba del merecido aplauso. Recopilamos de nuestro archivo los conceptos vertidos por sus compañeros de militancia que nos dejaron para la posteridad.
Raúl nació en el paraje rural de Chamangá, departamento de Flores, siendo el quinto hijo de Amalia y Victoriano. Desde el año 2011 en sus pagos, se lo recuerda con un sencillo busto en su honor que puede visitarse en el Parque Centenario de la ciudad de Trinidad. Una réplica del mismo se hace presente (desde 2019) en la Ruta 3 a la entrada del poblado de Bella Unión. Aún más sentido es el recorte de diarios con su imagen que lucen varios ranchos de peludos en su interior.
Ante la pregunta de ¿cómo conoció a Sendic? El “Cholo” Mauricio Cruz dijo en reportaje del autor: “¿Que cómo lo conocí? en aquella época yo trabajaba en Paycueros, era delegado del sindicato, viene un compañero de trabajo y me dice: mirá que está el abogado ahí afuera, así que yo salgo y no veo al abogado y me vuelvo, ché le digo, cuál es el abogado? Dice: uno que está sentadito ahí contra el paredón en el patio de entrada. La imagen que uno tiene del abogado de aquella época, camisa alba, corbata azul, traje. En cambio veo al tipo sentadito ahí, me rompió la imagen ese abogado, que traía un trajecito muy derruido… ese fue el momento que conocí a Raúl. Ya de hecho era el abogado del sindicato, que estuvo hasta el final, cuando pasa a la clandestinidad, en los últimos tiempos de Raúl acá nosotros habíamos tomado la fábrica ya por tercera vez y por lo tanto estábamos de reunión permanente y llegó Raúl, y un compañero le dijo: qué raro que no te agarraron a vos, en pleno centro acá en Paysandú. ¿Por qué?, dijo. No sabés que cayeron determinados fulanos? Dio media vuelta y se fue, volvió sobre sus pasos y llamó a un compañero: vení, le dijo, y ahí se perdió, y ahí se fue pal norte.
Con el “manco” Blanco. Con un cuchillo y un poco de sal se fueron pal norte los tipos.
Pasaron unos días y en un momento dado yo trabajaba de mozo en el bar Asturias, un amigo dice: ¿vamos a hacer los mandados? Vamos! Así que tocamos pallá, toca timbre en una casa, pasen, pasen, pasen, estaba Raúl ahí. Después que salió de ahí del local nuestro lo veo por primera vez y se va a dar un hecho igual, o similar mejor dicho, en la casa de otro compañero. Vamos a hacer un mandado? Vamos! Otra vez estaba Raúl ahí, habíamos establecido una relación bastante buena con el viejo, yo lo apreciaba mucho, su forma de ser, humilde, calladito, hasta inclusive le costaba trabajo a veces sacar sus palabras, y lo que aprecio en los seres humanos es precisamente eso, la humildad, no?
De ahí empecé a querer a ese hombre al punto tal que en un momento dado viene un compañero nuestro, que me dice mirá, vengo de parte de Raúl a proponerte esto. Como sabés yo era religioso, y no sé, eso de la violencia pa mí no estaba, no? El socialismo me parecía que era otra cosa lejana, y como me vio titubear me dijo: pará, no te adelantés a contestarme, pensalo y después me decís. No, le dije, decile a Raúl que sí. Sin saber mucho de aquello de la lucha armada y del socialismo, gracias a aquellos compañeros del Asturias, me empecé a empapar de lo que era el marxismo, que todavía tengo bien grabado acá, lo que me quedó en la memoria, a aquellos que me enseñaron en cierta medida lo que era el marxismo, que todavía sigo creyendo en él, no?
Recuerdo un poco en el año 62 hubo elecciones que ganó el Partido Nacional, acá se dan los primeros intentos de alianza en la izquierda, el Fidel por un lado, que estaba digitado por el Partido Comunista, y la UP, digitada por el partido socialista, donde nosotros los cristianos integramos, o por lo menos un sector de los cristianos la integramos. Era el FAR, Frente de Avanzada Renovadora. En cierta medida no se dio lo esperado, si mal no recuerdo, Raúl era el cuarto candidato a la diputación por el partido socialista, no se dio, después del 62 Raúl dice: “bueno, hay que buscar nuevas formas de lucha”, y acá empieza ese contacto con los compañeros de aquí, de allá y de acullá, aquellos que se sentían identificados con esto, entre ellos yo que era cristiano. Pero yo vuelvo un poquito atrás, si mal no recuerdo a fines de la década del 50 acá hubo en esta zona una reunión de toda la gente de izquierda, buscando una forma, una posibilidad de salida a una izquierda que tanto acá o en la Argentina estaba anquilosada, no crecía. Creo que ese intento de unidad en el año 62 se debió precisamente a esa reunión que hubo acá.”
En tanto Raúl Cabillón, hablando sobre el mismo punto dijo que “eso es toda una historia. Él era ayudante de un abogado de apellido Ronca, ellos iban al club Remeros; un día estábamos en la cantina y Ronca me dice “Cholo vení que te voy a presentar a uno de los tuyos” y había una persona sentada en una mesa, lo miré, lo saludé y pensé que sería algún peludo o alguien de las islas, porque me dijo uno de los míos y yo me tenía por eso. Y charlamos un rato y dejé de verlo. Hasta que a mí me echaron de un trabajo y fui a ver a Ronca y quién estaba en lo de Ronca era Raúl Sendic. Fue él quien me defendió.
El estudio estaba en Luis Alberto de Herrera entre Leandro Gómez y Dieciocho, acá en Paysandú. Y desde ahí empezamos a vernos por tal cosa, por otra y se dio una afinidad. A mí me habían echado de una recauchutadora. Y me acuerdo que después se puso en el sindicato de Paycueros, vivíamos prácticamente en el escritorio porque estábamos sin trabajo y un día me dijo “tenés que cobrar, ganamos”. Y veníamos por la calle Leandro Gómez para arriba caminando y le digo, “ahora me tenés que cobrar algo”. Íbamos pasando por un restaurante y me dijo “vení, entrá”. Pagame la comida y con eso ya está”.
Era muy de él eso, a los trabajadores no les cobraba.
“Una vez se apareció a las 11 de la mañana en mi casa, que le habían mandado un cordero y no sabía qué hacer. Nos juntamos cuatro y lo hicimos a las brazas. Esa era la manera de cobrar de él, cuando cobraba. Era un ser humano de esos que no tuvo tiempo de vivir para dar en la dimensión que podía haber dado. Yo estoy convencido de eso.
Me viene a la memoria cuando yo trabajaba en una fábrica de mosaicos, yo era el que hacía la mezcla y él venía del juzgado y pasaba: “Cholo, te estás por ir”, “si”, “bueno, te espero”. Y nos íbamos a la sede del Partido Socialista que era a la vuelta y él vivía en un zaguán largo, ahí tenía una cama en el local del PS y un aparador, todo de lo más humilde. Y cuando se juntó con la novia y se fue a vivir a una casa, resulta que la casa no tenía baño, tenía un escusado que había que salir afuera. En invierno las gotas eran goterones. Un tipo que pudo haber estado donde hubiera querido y que haya vivido como vivió es digno de la admiración más grande.”
El archivo personal me trae a la mesa de trabajo el reportaje que le hice a la “China Gómez” en la puerta de su casa en Bella Unión. La “China” estuvo en casi todas las marchas cañeras y gustosa se prestó a responder mis preguntas.
Concretamente le consulté ¿cómo era Raúl Sendic? Ella contestó orgullosa de haberlo conocido: “Bueno, yo traté dos veces con él, porque después no sé qué pasó que desapareció del campamento, cuando hubo esos problemas. Pero Sendic era una persona que obró muy bien, y sacó esa ley: las 8 horas; que tenían que pagar en plata, no en papel; fue un gran luchador, mi hermano siempre se acordaba, él decía que Sendic fue el que trajo la ley de las 8 horas pa’l trabajador rural. Y hubo muchas cosas que él arregló acá. Por eso yo me fui con ellos y anduve en las marchas y todo con ellos y a veces me nombraron para ir a buscar las colaboraciones de las fábricas que cuando cobraban mandaban ayuda, ayudaron mucho en Montevideo, colaboraban con ropa y todas esas cosas, era muy buena la gente”.
Buscando encontrar más anécdotas sobre el “Bebe” Sendic volví a preguntar, a lo que Cavillón relató: “Él tenía un abogado que le firmaba los papeles, porque él era procurador. Era un condiscípulo del liceo de Trinidad, Mederos de apellido, el juzgado estaba acá en la cuadra de arriba en una casa vieja y estaban en una pieza que se venía abajo. Allí estaban los testigos, los abogados y la jueza y en eso el tipo este le dice que no le firma porque mintió como procurador. Fue como que le pusieran un resorte, saltó y lo agarró del pescuezo y lo tiró abajo del escritorio y no se lo podían sacar. Y después no podía ir al juzgado, pero fueron dos o tres día, porque en el juzgado lo querían más que a los jueces. Y en consecuencia necesitaba otra persona que le firme los papeles, que viene a ser una abogada de la lista 14 del Partido Colorado, que era la más conservadora, la doctora Freitas. De lo más conservador que había en Paysandú y le firmaba los papeles a Sendic. Yo le llevaba personalmente a la mujer los escritos para que los firmara. O sea que el respeto que le tenían era absoluto.”
Cuando mencioné la formación de UTAA en los primeros tiempos y la participación de Sendic, es Albercio “Bebe” Fontora quien contesta dándole una vuelta al mate. “Bueno, yo empecé en El Espinillar, era como el “Cholo,” era gurí joven y ya andaba en la vuelta. Y después vinimos pa´acá, que cuando empezó UTAA estábamos en Calpica.
Estuve en la primera marcha aquella que fuimos hasta Paysandú, donde se resolvió lo de las 8 horas y dimos vuelta pa’ atrás y después la huelga grande aquella que nos sacaron pa’ afuera del portón. Y después se vino Jorgelino Dutra, vino Ataliva Castillo, vino Julio Vique, vino Farisano, el Chongo, el “Manchado” Severiano Peralta pa’ Calpica a trabajar y después empezaron a organizar y también vino Raúl.
Yo estaba con esa banda. Un poco separados, unos trabajaban en un grupo, otros en otro, pero nos veíamos todos los días y cuando se hacían reuniones nos juntábamos en un bosque. Y charlábamos con la gente en las chacras y después empezó a venir Raúl. Ahí la cosa ya caminó más ligero y ya pasaron pa’ lo Perrone a hacer reuniones. Y después estuvimos acampados en Itacumbú y se ocupó el escritorio de Cainsa, donde se hizo la liquidación que cobramos todo lo debido. Yo cobré cinco veces. Me iba pa’l Brasil a trabajar y cuando venía me decían: Bebe, mirá que tenés una reliquidación, andá a cobrar. Siempre aparecía más deuda.”
¿Y cómo era el campamento en Itacumbú? Consulté para conocer detalles de lo cotidiano.
“Era dentro del monte, a un costado de la carretera, a la derecha pasando el alambrado, porque no se podía acampar en la calle. Una vez cuando venía el camión con los carneros metimos un palo arriba del puente. Fue el “Chongo” Olivera, Ataliva Castillo, yo estaba pero no ayudé, fueron cuatro o cinco peludos, y el camión dio la vuelta y disparó.”
En eso salió el tema de carnear un “capincho con lana,” cosa que era habitual para calmar el hambre y le pregunté directamente a Fontora si fue a él que lo metieron preso una vez por carnear una oveja? A lo que el entrevistado sin pelos en la lengua dijo que “sí, yo estuve preso sí, por carnear pa’l campamento con otros peludos. Y el que nos sacó esa vuelta de la cárcel fue el Dr. José Días, que era abogado de UTAA. Porque cuando caímos teníamos que poner un abogado y nosotros pusimos a Pereira Reverbel. Y claro Pereira Reverbel nos iba a sacar el día del arquero, aunque nuestra causa era pa’ 48 horas nomás, por carnear pa’ comer. En eso viene José Días de Montevideo y fue a Artigas, hizo el pedido de libertad y le dijo a Pereira Reverbel que firmara y nos soltaron en seguida. Si no, no salimos más.
Y después se hizo la primera marcha por la ley de 8 horas y la terminación de los vales. Fue cuando nos culparon a nosotros de prender fuego a la escuela de Cainsa y fue cuando se armó lío en la CSU, que mataron a una mujer y yo estuve 15 días en la cárcel de Miguelete donde también estuvo Raúl. Prendieron 98 peludos, pero pa’ la cárcel fuimos 35. Cuando me agarraron yo negaba y negaba, pero justo encontraron un encendedor que perdí en la CSU grabado con mi nombre.”
Con el tema de las marchas cañeras se animó la conversación y la marcha del 64, la primera “Por la Tierra” dominó la tarde que ya se iba, arropando la voz de Fontora que recordaba.
“Pero, en esa marcha Por la Tierra, si habremos pasado trabajo en esos caminos. Y presos y de todo. Caíamos presos vuelta por vuelta. Cuando la gira de Seregni también caímos presos en la Ciudad Vieja en el ’71 que nos sacó el finado Michelini y después en Durazno que nos tuvieron todo el día en un cuartel. Y preso en cárcel estuve dos veces, una por carnear ovejas y la otra cuando el revalúo en la CSU.”
Fontora ¿Qué recuerda de Raúl? ¿Cómo era él?
“Me acuerdo perfecto. Era un hombre buenísimo, buscaba la igualdad para todos. Él venía y comía con nosotros, no hay aquí intelectuales que vengan a comer tripa gorda con polenta en un tacho con nosotros. Aquello era pura grasa y Raúl comía parejo con nosotros ahí abajo del puente. Se iba caminando de noche de acá a Calpica, pa’ una reunión; yo pa’ mi no hay hombre como él. Fue el hombre que organizó al principio y fue concientizando todo el pueblo y calculo que sin él no habría nada.”
¿Era medio callado él?
“No tenía boca pa’ nada, él escuchaba y cuando hablaba decía lo que era nomás.”
¿Sendic hablaba en las asambleas cuando estaban en Itacumbú?
“Hablaba sí, pero no le gustaba hablar, le gustaba que dieran las ideas los otros y después daba la idea de él. Siempre le gustó que todos participaran dando su parecer, porque esa es la manera de educar a la gente. Porque si hay una asamblea que la gente sólo escucha y después sale a criticar no sirve, cada uno tiene que dar su idea. El “Flaco” Belleti era otro que hablaba uno por uno, preguntaba “qué dice”, “qué haya, que no haya”, porque criticar hay que criticar ahí. Raúl en asamblea hablaba muy poco y dejaba pa’ que resolvieran los peludos, él daba una idea y decía “ustedes resuelven”. Y se hacía a un lado.”
Raúl Sendic como procurador defendió a los trabajadores y asesoró a los sindicatos, principalmente del litoral, hasta que tuvo que pasar a la clandestinidad cuando los sucesos del Tiro Suizo.
“Éramos un grupo de 7 personas que estábamos organizados y el primer acto era recibir las armas, esconderlas y el posterior traslado a Bella Unión. Todavía no éramos MLN, sino un grupo vinculado a Raúl Sendic. Éramos totalmente independientes” dice Cabillón.
“Estábamos con Raúl, aunque el liderazgo de él nunca se notó, porque no lo hacía notar. Él hablaba y no había más nada que decir, uno tenía que hacer. Y bueno, se dieron las cosas de la forma en que se dieron, volcó la camioneta que traía las armas; pasó el tiempo, el miliquito éste que pasa por ahí y resulta que estaba de licencia y cuando volvió había descubierto el robo de las armas del Tiro Suizo. Y como a los dos o tres meses nos vinieron a buscar acá. De a uno íbamos cayendo, los íbamos eludiendo como podíamos hasta que caímos todos.”
¿Al primero que llevaron fue a González Perla? pregunté.
“Si, a González Perla, si. Lo tenían fichado por el auto, que era un auto largo y negro tipo Plymound. Me acuerdo que estábamos en el sindicato de Paycueros y vi que había un guardia en lo de González Perla y yo no sabía absolutamente nada y fui a hablar con la señora. Le pedí al milico que estaba en la puerta y la señora vino y me explicó que estaba detenido; y yo era uno de los que andaban buscando. Pero en Paycueros había otro Cavillón, que se llamaba Luis y también le decían el “Cholo” y estábamos con dos o tres más en la vereda y caen los milicos. Estos me vienen a buscar a mí, me dije. “Cavillón” dijo el milico, “yo” dijo el loco, “vamos” dijeron y se lo llevaron al otro. Yo dije bueno, mientras tenga unas horas libre voy a ver si me conecto con alguno pero no encontré a nadie y a la una de la mañana caí. Tenía una guardia en mi casa y yo no sabía qué hacer, busqué en los lugares de Raúl y no lo encontré, lo llamé al abogado Fagetti mil veces por teléfono pero se ve que estaba todo desconectado. Y ahí fui a la casa de un pariente, le pedí una campera y fui y me entregué, no tenía escapatoria. Y me llevaron a Jefatura. Y en Jefatura el Jefe de policía era un conocido que me hablaba como padre preguntando datos y yo decía que no y que no. Y al otro día nos llevaron para Colonia, y nos tuvieron 18 días hasta que nos largaron. Nos pasaron al juez pero no pasó nada.”
El saldo de tantos desvelos fue la clandestinidad de Sendic, una clandestinidad casi voluntaria porque el Partido Socialista con sus abogados habían arreglado todo para saldar la cuestión con un par de meses de prisión y borrón y cuenta nueva. Pero para eso debía entregarse el líder, cosa que Raúl no aceptó prefiriendo convertirse en el primer clandestino de una organización que aún no existía formalmente. Ahora había que bancar la clandestinidad del “Bebe”.
El “Ñato” Fernández Huidobro relata que “se armó un lío con el tema de la inserción en las masas. Eran los mismos esquemas de ahora, las mismas ideas, la misma polémica. Que es prioritario el trabajo sindical, que es más revolucionario el trabajo sindical. Que un líder campesino de esa envergadura pasarlo a la clandestinidad por una pavada, que se arregla con ir a declarar a un juzgado y como era primario ya quedaba en libertad. Y en el Coordinador había debates políticos de verdad, de estrategia, de visión de futuro, de hacia dónde vamos. Y nosotros decíamos que Raúl se iba a transformar en un símbolo. Y fuimos a hablar con él que se cruzó caminando desde Paysandú a campo traviesa hasta Rivera, para que no lo encontrara ni el loro. Y allá lo fuimos a ver y él estaba de acuerdo. Cuando él se pone de acuerdo vuelca la balanza. Pero en esos debates participa medio movimiento sindical, dirigentes textiles casi todos que eran amigos personales, que decían que no se podía perder así un líder sindical, de masas y líder político. Fijate que Jorge Abella
se presentó y pasó lo que decían los abogados. Entonces Héctor Rodríguez, que integraba el Coordinador se aparta, dice que en estas condiciones no sigue y se abre. Nos peleamos con casi todos los dirigentes sindicales, con casi todos los dirigentes estudiantiles, con casi todos los dirigentes del PS, pero Raúl definió que se quedaba en la clandestinidad y nosotros quedamos con el compromiso de sostener esa clandestinidad.”
A su turno Washington Rodríguez Beletti aporta detalles de su vinculación con Sendic y de su militancia en UTAA. “Todo comienza cuando hay una distribución de tareas y el “Bebe” me dice ¿te animás a ir a trabajar al norte? porque “Colacho” pasaba a trabajar en el aparato de autodefensa. Sendic había pasado a la clandestinidad por el Tiro Suizo y yo me quedo allá en Bella Unión. Sendic me dio unas clases para hacer las liquidaciones, los llamados a conciliación, iniciar los juicios y además atendía la audición de radio de UTAA que iba dos veces por semana y trabajaba en toda la parte reivindicativa. En las zafras me iba a trabajar a las chacras, cortaba caña con los peludos como forma de estar en contacto y después cuando terminaba la zafra empezaban todos los preparativos para levantar la bandera de la lucha por la tierra y luchábamos por la expropiación de las 30 mil hectáreas de los campos de Silva y Rosas y de Valentina Palma de Miranda.”
Para darle marco y contexto a los hechos de comienzos de los años 60 toma la palabra Andrés Cultelli quien puntualiza que “la crisis económica iniciada en el 55, comienza a madurar ya en 1963 y sus efectos se han de sentir en toda la superestructura.
La ley de Reforma Cambiaria y Monetaria de 1959, de la que fue miembro informante el legislador del Partido Nacional, Esc. Dardo Ortiz, agravó las cosas, ligando al país a los designios del Fondo Monetario Internacional (FMI) y atándolo, férreamente, al yugo de la dependencia imperialista.
De ahí en más, la deuda externa subió como leche hervida. Las devaluaciones de la moneda se sucedieron en cadena, mordiendo el poder adquisitivo de los salarios y llenando los bolsillos de la oligarquía agroexportadora” explica Cultelli.
“El gobierno blanco produce, pues, una especie de redistribución de la riqueza a favor del campo y en perjuicio de los trabajadores, jubilados y pensionistas; incluso de los industriales y de todos aquellos que tienen ingresos fijos. Luego, esta redistribución cambió de giro: se hará a favor del capital financiero, que será el dominante hasta nuestros días.
Semejante situación hiere la estabilidad política del país, deteriora sus instituciones y desgasta notoriamente a los partidos tradicionales o burgueses.
El Parlamento se torna, cada vez, más deliberativo e inoperante. No resiste el embate de las movilizaciones obreras, que lo asedian.
La sanción de cada proyecto del Presupuesto General de Gastos de la Nación o de las respectivas Rendiciones de Cuentas, transforma al Palacio Legislativo en un hormiguero de delegaciones de funcionarios de las distintas reparticiones públicas, que demandan sus reivindicaciones y ponen a los legisladores a prueba.
La marcha de los cañeros en 1962, impacta a toda la izquierda y a los sindicatos. Aquellos hombres rudos, de pata en el suelo, ataviados como miserables, de origen fronterizo y desconocidos para los montevideanos, acampan frente al Palacio Legislativo y hacen rondas en torno a él cada vez que hay reunión de diputados o de senadores. Los acompañan sus gurises famélicos y sus mujeres marcadas por la miseria. Raúl Sendic los encabeza.” (Tomado de Cultelli, Apuntes sobre el Tiro Suizo: sus fundamentos y significación, de agosto de 1983 en homenaje a los protagonistas).
Las famosas Treinta Preguntas a un tupamaro, que fueron publicadas por la revista chilena Punto Final Nº 58, por Ediciones Provincias Unidas Nº1, ediciones cubanas y otras, fue discutido en el rancho de Solymar cuando se hacían pasar por constructores de cabañas. Generalmente el que escribía los documentos, folletos, volantes, era el “Ñato” Fernández Huidobro y después se le daba otra leída entre los cuatro de la dirección (Manera, Marenales, Sendic y Huidobro). Pero lo anecdótico es que esta vez el redactor fue Sendic que lo escribió en papel estraza (del que se usaba en el almacén y en la panadería para envolver las compras cuando no había bolsas de nylon) mal cortado a mano y desprolijo a más no poder. Cuando llevó el escrito a la dirección, le dijeron de todo, no se podía llevar a la imprenta en tales condiciones un texto que era para difusión pública y para el trabajo de masas.
Así salieron las Treinta Preguntas que eran un falso reportaje tipo pregunta y respuesta, redactado tomando los temas que se querían esclarecer sobre la novel organización, el MLN (Tupamaros).
En seguida Sendic fue a Pando como un militante más y no cayó preso por pura casualidad. Era la etapa de la propaganda armada, cuando se hacía política con armas, no era la intención de golpear al enemigo, sino de dejarlo fuera de juego, de desmoralizarlo para seguir avanzando hacia la liberación nacional y en última instancia hacia el socialismo. En ese marco se planificó la toma de Pando (8 de octubre de 1969) que recientemente David Cámpora (fallecido el 28 de marzo de 2021) analizaba críticamente.
“Un elemento crítico que tengo yo, es el gesto paladino, romántico, ético de que tenía que participar toda la dirección y todos los comandos de columna en Pando. Eso desde el punto de vista militar, organizativo y de sensatez es un disparate. Eso es quererse mucho, es darle besitos a la organización; “somos tan magníficos que ponemos toda la carne en el asador en una acción”, ¡es un disparate! Claro que te pone a prueba contra el ausentismo típico de los dirigentes, que cuando hay que poner el pellejo se borraban, pero bueno: ¡poné pedazos de pellejo loco, no me pongas toda la dirección!”
¿Esa actitud es comparable a cuando el “Bebe” no se quiso ir del país mientras la militancia caía a diario, sin locales, sin dinero, sin contacto?
“¡No, no! Eso es otra cosa. No, eso fue otra cosa, no, no. Te pongo un condimento en eso: ¿en qué se transformaría el “Bebe” en el exterior? En un farolito, en un llamador, perdería significación. ¿Qué significa el “Bebe” en el exterior? La fuga, la huida, no es la preservación de un militante. Ese gesto de él yo lo apruebo.
Bueno, y trae el cambio de línea a partir de Pando, por eso yo digo que es un punto de inflexión, la organización cambia lentamente de línea. El hostigamiento sigue siempre, un poco propaganda armada siempre, por supuesto, el trabajo hacia la gente, hacia la masa también, pero pasa a ser una línea de represalia. Golpeamos al que mató a Salerno, a Morán Charquero por torturador, es una línea de represalia, puntual.” No se estaba en condiciones de mantener ese nivel de enfrentamiento, ni mucho menos de aumentarlo.
Cerrando el episodio de Pando conversamos con Vladimir Sawchuck, un sanducero con sangre ucraniana, siempre con su boina vasca y mateando al calor de la estufa a leña.
“Para empezar quiero decir que en estos años me tuve que explicar muchas cosas a mí mismo, tanto en la cana, cuando procesamos una autocrítica entre nosotros, como después, cuando al salir, tuve que contar nuestra historia a otros. Con esto quiero expresar que en este relato hay una elaboración, un cierto ordenamiento, que yo mismo me hice, por propia necesidad.
Hay que tener en cuenta que la historia la producen y la escriben los hombres, pero no por propia iniciativa, sino que los hechos donde participan esos individuos son producto de un quehacer colectivo. Es la necesidad histórica la verdadera generadora de acontecimientos, de organizaciones y de construcciones socio políticas que a la postre quedarán en la historia.
Necesidad histórica entendida como categoría filosófica que designa lo que sucedió o lo que forzosamente va a suceder. Pero además, como todo proceso es la solución en el tiempo y en el espacio de una contradicción ya madura, que necesariamente debe resolverse; para entender cada capítulo de la historia es importante ver el contexto, porque él nos explicará lo que en ese momento es inevitable.
Pando se enmarca en un contexto de lucha popular y de respuesta de las clases dominantes, conducidas en ese momento por el presidente Pacheco Areco, que tomó el camino de “la mano dura” para reprimir y frenar el avance de los sectores populares. Fueron los tiempos en que nació la consigna “obreros y estudiantes, unidos y adelante”. Porque el pueblo estaba peleando contra la explotación y contra el autoritarismo; y con el pueblo el MLN (T) que enfrentaba a su modo -con las armas en la mano- al pachecato. En un pico de la movilización popular se da la incursión tupamara en Pando.
Pero en verdad, para decirlo en palabras del “Bebe” Sendic, “nosotros no teníamos verdaderos combatientes”, y para ejemplificar decía que en toda la operación vio a un solo compañero que apuntó para tirar: era Germán González Romay, los demás tiraban para cualquier lado.”
En Pando murieron combatiendo tres jóvenes militantes: Ricardo Zabalza, Alfredo Culttelli y Jorge Salerno además de un civil que quedó en medio del fuego cruzado, Carlos Burgueño. Como si fuera poco fueron detenidos una quincena de militantes y un herido de bala: Hernán Pucurull.
Después sucedieron hechos donde participó el “Bebe” en primera línea como la toma del cuartel de la marina (SIM) en la ciudad vieja, el casino San Rafael de Punta del Este y otros. A principios de setiembre de 1972 cayó herido en el rostro a manos de la marina y poco tiempo después fue tomado de rehén junto a la plana mayor del MLN y trasladado a los cuarteles. Una vez amnistiado con el regreso de la democracia (tutelada) se dedicó a reorganizar el Movimiento Tupamaro y a fundar el Movimiento por la Tierra al tiempo que daba la batalla por la unidad de la izquierda sin exclusiones. Falleció en París el 28 de abril de 1989.
En reportaje del autor (abril 2006) Julio Marenales nos dejó algunos pincelazos sobre la forma de ser de Raúl Sendic, al que conoció bien de cerca: “él era un tipo muy complejo, pasó por la universidad y no se le notaba, no tenía la impronta de universitario aunque anduviera con los libros en la mano, tenía un aspecto rústico que engañaba a quien lo viera en cuanto a su verdadero calibre intelectual. Esa actitud sobria y esa modestia que tenía podía dar lugar a equívocos, pasaba por un hombre de campo, pero era un hombre que tenía siempre un enfoque diferente y yo diría casi insólito. Porque él no tenía trillo para pensar, porque era un dialéctico profundo. Sendic tenía integrado aquello que las cosas son procesos cambiantes. Por eso tenía un pensamiento tan original, porque era profundamente dialéctico, aunque dijera que repudiaba la dialéctica.”
Y continúa diciendo el “Viejo” Julio: “a Raúl no le gustaba escribir. Lo más rico de él fue de trasmisión oral que ahora está en riesgo de perderse porque nosotros ya estamos en la recta final.” En esa tarea estamos, tratando de rescatar el pensamiento del fundador de los Tupamaros.
“El “Bebe” tuvo algo muy difícil de mantener, que es la coherencia entre pensamiento y acción. Con la experiencia política que yo tengo, digo que eso es algo muy difícil de sostener y esa es una herencia que Raúl Sendic nos dejó a todos. La coherencia junto con el contenido moral de la política, cosa tremendamente necesaria y que ahora –para mí- adquiere la mayor vigencia. En un momento que fuerzas progresistas acceden al gobierno dentro del sistema capitalista, las tentaciones son grandes y aparecen las flaquezas, entonces el legado de Raúl Sendic de coherencia y contenido moral en política es de lo más importante que dejó. Más que sus ideas políticas,” redondea Marenales.
(*) Rolando Sasso es fotógrafo, Periodista y escritor. Tiene en su haber varios libros de profunda investigación periodística sobre el accionar histórico del MLN-T
(*) Jorge Fuentes es Ilustrador, caricaturista, pintor con acrílico y acuarelista. Ha colaborado con medios nacionales e internacionales