Hoy, igual que ayer

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 Colectivo Mate Amargo

Regresamos.

Teníamos ganas de volver.

Tenemos muchas cosas por decir, un montón de cosas que seguir diciendo y otras tantas que empezar a contar.

Siempre vamos a tener qué decir, aunque no nos salgan las palabras, aunque no terminemos de entender por dónde viene o en dónde termina, aunque no sepamos quién lo dijo ni quién se encargó de masificarlo. Siempre vamos a tener qué decir.

Y nuestros decires, como nuestros cantares, no pueden ser sin pecado un adorno. Si, como decía Gabriel Celaya, “apenas nos dejan decir que somos quien somos” es entonces que tenemos que seguir diciendo. Diciendo quien somos y diciendo lo que haya para decir, lo que construyamos para decir, decir lo que pueda transformar, lo que ayude a transformar.

Regresamos.

Con optimismo, con alegría también, cosas que nadie nos va a poder quitar nunca, cosas que no se acumulan en ningún acopio de información. Con entusiasmo de poder aportar aunque la cosa venga en bajada, aunque no esté tan de moda tomar partido sin ningún otro interés que el de definirse y aceptar lo que quiere…y no aceptar lo que no quiere.

Y la alegría es propia, es a la vez una forma de lucha como una forma de encarar la lucha. Pero también es una alegría colectiva, permeada por la alegría de quienes renuevan esperanza en la lucha, en la necesidad de que las cosas cambien, el país y el mundo cambien.

También regresamos optimistas de que el proceso político que comienza en Uruguay sea exitoso. Pero no exitoso en términos meritocráticos, en números generales, en rankings internacionales o en las palmaditas en la espalda que nos puedan dar los que van a medir el éxito en tanto nada cambie. Exitoso para los que no vieron nada en los últimos 5 años, los que no recibieron ningún pasaporte express, los que no se vieron beneficiados con las compras estatales o con las ventas de patrimonio nacional, los que siguieron viviendo con las mismas o peores carencias. Exitoso para los que todavía no se les ha podido llegar o se llega con tan poca fuerza que apenas un cambio y se les viene todo abajo de vuelta, exitoso para los honestos, para quienes quieran contribuir con el país desde su trabajo, desde su conocimiento, desde su arte y desde su necesidad de vivir dignamente, ellos y quienes los rodean.

Regresamos.

Y no vamos a hacerle el culto a la alternancia, ni hablar de valores o morales importadas, creadas por gente sin más tierra ni apego que su capital y la necesidad de reproducirlo a cualquier precio. Vamos a hablar de derechos y de democracia si, pero lo más popular que se pueda, y cuando nos referimos a popular nos referimos a los intereses populares y no a ideas fascistas que con los medios adecuados más algunos flaqueos de la etapa nos han ido instalando.

Regresamos para seguir contribuyendo en esta lucha sin cuartel contra un sistema que atenta contra la vida, la vida del planeta y –por lo tanto- la de los seres humanos que lo habitamos.

Regresamos con las cartas vistas, como siempre estuvieron.

Acompañaremos, nos acompañarán, y juntos le iremos buscando la vuelta, la vuelta del Mate.

 

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