Por la Revolución de las cosas simples
Por Gabriela Cultelli (*)
“…hoy esos pueblos, cuando viene un poco de lluvia … quedan aislados”
Hace un tiempo nos encontramos con esta profesora de historia jubilada que levanta su voz por “los pueblos olvidados”, como ella misma los llama. Susana Seijas es nuestra entrevistada.
Su padre era oriundo de la localidad de Cuaró, departamento de Artigas, por donde pasaba el ferrocarril. Ese era el transporte de su infancia cuando iba a visitar a sus abuelos. O cuando la visita tocaba a los abuelos maternos, su vía era la ruta 30 a través de la “Onda”, compañía de ómnibus interdepartamental que cerró a inicio de los 90´, y ante el auge del Modelo Neoliberal. “Y así pasó, así toda mi niñez. La mejor niñez la tuve en mis vacaciones porque … me encantaba ir a visitar a mis abuelos” nos dice, y en su relato va destacando la importancia de estas redes viales de conexión para las familias que vivían y viven hoy en la zona. Ranchos de lata y de barro que se fueron transformando, casitas al costado de la vía que se iban acercando a la estación. El cierre de AFE, las empresas privadas de ómnibus que luego cubrieron parte de la demanda se entretejen en su historia.
La denuncia
“…hoy, esos pueblos, cuando viene un poco de lluvia o mucha lluvia, quedan aislados, hay pueblitos que quedan totalmente aislados”, nos dice y esta es la esencia de la denuncia que Susana hace a Mate Amargo.
“En el verano pasado, por ejemplo, un ómnibus quedó varado entre Diego Lamas y Cuaró. A la gente le agarró la noche allí mismo, no podían cruzar porque era un peligro.” Y agrega que “faltan puentes… los gurises quedan sin poder estudiar, o ir a la escuela” Nos relata así este problema que afecta las zonas de Baltasar Brum, Diego Lamas, “lo que era la antiguamente Parada María”, Javier de Viana, lugares que va mencionando al tiempo que comenta las dificultades de acceso. “Yo tengo 59 años y te diré que hace muchos años, desde que se cerró el ferrocarril, estos pueblos han sido los pueblos olvidados”. Nos ejemplifica con la falta de pasos entre los ríos Cuaró Grande y Cuaró Chico y el aislamiento de esas poblaciones cuando llueve. “Esa es la realidad que nosotros estamos viviendo en estos pueblos, en la zona norte. Estos pueblos totalmente olvidados del Departamento de Artigas”, concluye.
La Esperanza
Así fue como consideramos preguntarle que podíamos esperar a partir de los resultados del pasado domingo 27 de octubre y con vistas al 24 de noviembre.
Y así nos responde Susana:
“De cara al 27 tengo una gran esperanza, de corazón. Una gran esperanza. Vengo de una familia de trabajadores, mi padre jornalero, mi madre que tuvo que salir a trabajar y nos dio estudios a los tres hermanos, el mayor mecánico (ya fallecido), mi hermana y yo de los Institutos de Formación Docente, los viejos IFD. Para noviembre toda mi familia está muy esperanzada.
Somos de la Educación y vivimos las urgencias del sector; la necesidad de cambios en la asistencia de salud y sobre todo en la salud rural; el derecho a la vivienda. Los derechos básicos a la Educación, a la salud y a la vivienda de todas y todos. Se hace necesario reflotar todo lo que tiene que ver con la agenda de derechos. Nosotros vivimos en la frontera, debe ser uno de los departamentos más caros para vivir, otro problema que tendrá que atenderse.
Pero, estamos con afán esperanzador. No hablo del nivel de vida, sino de poder vivir dignamente”
¿Qué mensaje tienes para nuestra gente? Agregamos y nos dice Susana Seijas:
“El mensaje que le dejo a la gente es que este domingo 24 de noviembre, vaya a votar con la memoria, con el corazón. Y que piense en la gente que menos tiene. Aunque Ud. tenga mucho o tenga algo, piense en la gente que no tiene. Votemos por esa gente, votemos a conciencia, votemos por nuestros hijos, por nuestros nietos, por el país que queremos, por recobrar la felicidad, por poder descansar. Por el derecho que tenemos a poder vivir en este país hermoso”.
Por la Revolución de las cosas simples
Tal vez para los que vivimos lejos, la cuestión de los pasos cortados por las lluvias no parezca tan importante, pero la Revolución de las Cosas Simples tendrá que escribirse con mayúscula, y hacer realidad la máxima artiguista de que los más infelices sean los más privilegiados.
(*) Gabriela Cultelli, Licenciada en Economía Política (Universidad de La Habana), Mag. en Historia Económica (UdelaR), escritora, columnista y co- Directora de Mate Amargo. Coordinadora del Capitulo uruguayo de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad (REDH)