No entiendo la injusticia en el mundo

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Por Griselda Leal Rovira

Una amiga me mandó un mensaje por el Whatsapp y comenzó diciendo «no entiendo la injusticia en el mundo», yo le contesté: «yo tampoco la entiendo».

Pensándolo bien, la injusticia siempre ha existido en la humanidad, desde que tenemos conocimiento a través de la historia, parece ser inherente al ser humano.

Partiendo de la base de que en todas partes del planeta ha habido familias poderosas que se han ungido como representantes de los dioses, exigiendo al resto de sus comunidades que los obedezcan y mantengan su estilo de vida suntuoso de acuerdo al tiempo y lugar, debemos reconocer que no hemos avanzado demasiado.

Deberíamos pensar que pese a que han pasado tantos siglos, supuestamente la civilización debería haber aprendido la lección, la cultura se ha difundido, las conciencias se han despertado, el planeta tierra se ha globalizado en el sentido del avance de las comunicaciones… , pero ¿qué ha ocurrido que estamos casi como al principio.?

Digo «casi» porque es evidente que no es lo mismo.

El avance de la tecnología nos sorprende todos los días, las comunicaciones llegan hasta los rincones más alejados, la alfabetización se ha extendido, miles de cerebros pensantes tienen la posibilidad de expresarse y llegar a comunicarse con miles de millones de personas.

Pero da la impresión de que buena parte de la humanidad estuviera bajo efecto de las drogas, si, en efecto lo está, esa droga es parte de lo que consumimos todos los días a través de los medios de comunicación, en su mayoría en poder de grupos de derecha, que al acumular fortunas durante cientos de años tuvieron la posibilidad de apoderarse de los grandes medios de comunicación y los inundan de programas basura, de entretenimiento y de noticias falsas o manipuladas.

La clase media, la clase trabajadora o carenciada, si bien tiene acceso a informarse, en su mayoría cuenta con poco tiempo o capacidad para analizar de manera independiente los hechos que ocurren a nivel global que nos pueden dar una pauta de la marcha de la civilización. Pero aun así, ¿por qué medios nos informamos.?

¿Quién marca las pautas de las noticias que deben dar y de qué manera deben hacerlo los periodistas que en su mayoría dependen de un salario para mantener a su familia??

A partir de la caída del Muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1992 el mundo dejó de ser bipolar para transformarse en unipolar, es decir, el gobierno de los Estados Unidos pasó a ser la gran potencia que lideró Occidente y de alguna manera casi todo el mundo.

Han pasado 30 años y hemos sido testigos de los mayores atropellos por parte de la gran potencia, guerras en distintas partes del planeta para saquear las riquezas, en particular en Medio Oriente y África, golpes de estado para derrocar presidentes e instaurar dictaduras, adoctrinamiento a militares para que repriman a sus pueblos de origen con resultado de muerte, tortura y desapariciones, atropellos y espionaje a través de la CIA (Servicio de Inteligencia de los Estados Unidos), manipulación de la Justicia en países de América Latina para desprestigiar y derrocar presidentes de izquierda o progresistas, injerencia y espionaje por parte de las Embajadas, instalación de multinacionales e implantación de la cultura única a través del cine, la música y la televisión, la hipocresía de simular el combate a las drogas cuando detrás de los narcos están los bancos haciendo sus grandes negocios, etc. etc.

Los gobiernos de Estados Unidos y sus aliados, ya sean otros gobiernos o poderosos dueños de multinacionales y bancos, son responsables directos de la muerte, el dolor y la miseria de miles de millones de personas en buena parte del planeta.

Hoy el gigante del norte está en decadencia, lo que no quiere decir que esté herido de muerte.

El poderío y el derroche que ha ejercido a través de armamentos y otros gastos de logística está haciendo mella en la economía del país. El deterioro en infraestructura de la salud, en los medios de comunicación como carreteras, puentes y vías de ferrocarril y la atención a la población en general, se está haciendo notar, sobre todo en la desocupación, los bajos salarios comparados con los que estaban acostumbrados a recibir, y la marginación de ciertos sectores, cada día se está haciendo notar a través de las marchas, protestas y reclamos de los ciudadanos.

El mundo está cambiando de manera acelerada

Primero la pandemia que sospechosamente puede ser adjudicada a una manipulación y luego la guerra de Ucrania que no tiene otro motivo que frenar el avance de Rusia y China, que pretenden un mundo multipolar, como broche no de oro, sino de sangre, el terremoto en Turquía y Siria del 6 de febrero con un saldo de unas 57.000 personas muertas y decenas de miles heridos y desplazados, además de ciudades en ruinas.

Casualmente Turquía se estaba inclinando hacia Rusia y contra la OTAN, amenazando con retirarse, y como es sabido Siria no es del agrado de la gran potencia que le ha hecho la guerra para someterla y apoderarse de sus riquezas, a pesar de no haber podido derrocar al presidente.

No es un secreto que Estados Unidos tiene la tecnología suficiente como para provocar lluvias, sequías, huracanes, terremotos y tsunamis, a través del HAARP u otros procedimientos, lo difícil es comprobarlo.

Claro, que a esta posibilidad se la denomina «conspiración» por parte de quienes no quieren que la verdad salga a luz.

El papel de Europa es lamentable e incomprensible, ser mandaderos de Estados Unidos en contra de sus propios intereses no parece que estuviera dentro de la lógica.

Rusia ha perdido cientos de soldados lo mismo que Ucrania que ha recibido un baño de sangre, víctima del choque de intereses y liderada por un títere como es el presidente Zelenski apoyado por un grupo de sicarios nazis y recibiendo miles de millones de dólares en dinero y armamentos por parte de países europeos y sobre todo de Estados Unidos, dinero que algún día Ucrania, que está en ruinas, debería devolver con intereses.

Lo absurdo del momento es la decisión de la Corte del Tribunal de la Haya, institución que otrora tuviera gran prestigio, que ha decretado el arresto del presidente de Rusia Vladimir Putin por  el cargo de haber deportado ilegalmente niños ucranianos y haberlos trasladado a Rusia.

Putin por su parte amenaza con destruír con un misil la sede del Tribunal de la Haya, pero la Televisión «60 minutos» de Moscú fue mas lejos mostrando en un mapa cómo Rusia tendría la posiblidad de acabar en pocos segundos con Berlín, París y Londres, programa que despertó grandes polémicas.

Muchos se preguntarán cómo es que el Tribunal de La Haya no ha juzgado nunca a presidentes de los Estados Unidos ante aberraciones mucho mayores de la que lo acusan a Putin.

No es necesario analizar de qué manera están ubicados los orgenismos internacionales como la ONU.

Aparentemente quien está sacando partido de este caos  es China, que en principio se mantuvo un tanto al margen del conflicto pero cada vez se muestra mas cercano a Rusia y no hay duda de que si es necesario le va a dar el  apoyo que sea apropiado.

El plan de Estados Unidos ha sido acabar con Rusia y luego ir contra China, pero es evidente que ese proyecto ya ha naufragado.

De todos modos no debemos olvidar que China es una superpotencia en ascenso, por ahora se muestra muy amigable y sólo interesada en vender sus productos, pero lo mas apropiado en que nuestra región se fortalezca para mantener la independencia.

Los acontecimientos se precipitan y no hay duda que el futuro de la humanidad peligra, pero debemos confiar en la sensatez de los hombres y mujeres lúcidos y con poder que seguramente han de estar prontos para calmar los ánimos.

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