Venezuela: una reflexión en profundidad

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Intervención de Pedro Sasone en el el marco de la charla «Venezuela: una reflexión en profundidad», realizada en la Facultad de Artes de la UdelaR, el 12 marzo pasado.

Venezuela se metió en un modelo económico diferente al capitalista, un modelo que apuesta a la distribución social. Para construir un nuevo concepto de productividad tuvimos que apuntar a compañeros que asumieran el reto. De esta forma se dio una lucha de clases muy fuerte porque la intelectualidad decidió ponerse del otro lado. La vieja concepción del manejo del conocimiento que construye todos los modelos gerenciales teóricos, manejando los discursos y los centros académicos universitarios, apostó al fracaso del modelo.

Los gerentes del proceso petrolero no estaban en ningún lado, han estado aprendiendo. Y es gente que se enmarca  en una cultura donde se es en tanto se tiene, una cultura que además profesa que el éxito se logra transitando un camino fácil.

Enmarcados en estas dinámicas es necesario construir un método de análisis ya que si le erramos al método podemos llegar a concluir erróneamente que el problema es la gestión interna de Venezuela sin contemplar que el verdadero problema está en los juegos de poder a nivel internacional.

No podemos reconstruir la economía sin conflicto político. Pero no podemos perder la memoria. ¿Qué sucedió en el 2002? La economía estaba pujante, venía de crecer 7,8 trimestres. Había un liderazgo político con fuerza, con grandes resultados dentro de la estructura democrática, una democracia liberal que imponía las reglas del juego y que ahora no quiere reconocer que dimos la batalla y la ganamos.

La crisis económica por la que dicen atraviesa Venezuela no se explica si atendemos que el 8 de diciembre, con el presidente Chávez muerto, se ganen las elecciones con un 12% de ventaja, con una fuerza política en la calle.

Por todo esto es que hay que construir un nuevo método de análisis. Método que a nivel internacional debe sopesar la acción.

Actualmente los métodos de análisis creen equivocadamente que en Suramérica hay una tranquilidad. Y ¡No! Atravesamos por un momento de recomposición completa que provoca una reacción. No se puede encontrar respuesta a lo que está pasando en Venezuela si no se realiza un análisis geopolítico donde se cuestione el rol de Suramérica en esta nueva estructura.

Venezuela es hoy víctima de una gran estrategia de largo alcance y aliento a nivel internacional donde hay una relación muy fuerte de una estructura  pensante en el marco de la geopolítica con relación a los actores a nivel interno. Estos problemas no son cosa venida de un descontento.

La mayoría de los profesionales, médicos, ingenieros, rectores de universidades, directores de centros de investigación, representa un 35% de la población, lo cual implica una grave dificultad para construir la transformación. Este sector compone la oposición que genera dificultades económicas al igual que generó en el 2002 la conflictividad y que hoy en día está generando laboratorios en proceso. Su estrategia consiste en andar mordiendo hasta agarrar. Aún no lo han podido hacer pero están ahí, lo intentan en los sectores estudiantiles a través de un trabajo ideológico fuerte, de organización política. Un trabajo debatido al interior de algunos sectores sociales, en este caso de los sectores sociales universitarios. Alguien puede decir que ha sido un error político, si es así subestimamos la posibilidad y subestimamos haberle dado el espacio de las universidades nacionales, de las universidades autónomas. Son errores que se comenten dentro de una falsa forma de ver la tranquilidad en los procesos democráticos, el enemigo no tiene tiempo de tranquilidad, el enemigo siempre está actuando, o en lo cultural, o en la campaña de los medios de comunicación.

Dijera el presidente Maduro: cuando analicemos la historia política veremos que el presidente Chávez ha sido el presidente más vilipendiado en la historia republicana de nuestros países.

Hay que ver lo que se construyó a nivel internacional, se trabaja en la organización política, se trabaja en la articulación del odio. La política apela al odio en la vieja concepción del poder por el poder y Venezuela está siendo víctima de una gran estrategia internacional que se enmarca en esta concepción.

Si las fuerzas internacionales progresistas del mundo dudan frente a Venezuela vamos a perder la batalla. Pero contamos con UNASUR y la solidaridad internacional de los movimientos organizados. En este caso le toca a Venezuela pero no podemos perder de vista que mañana puede ser Ecuador, puede ser Bolivia, puede ser Uruguay. La UNASUR es una herramienta muy valiosa.

La caída de Venezuela representaría el desmantelamiento de un proceso de recuperación progresiva,  de una nueva forma de ver el mundo, de una nueva manera de asumir las transformaciones, de asumir los recursos naturales; esto es un mal ejemplo para ellos. En el caso de las fuerzas progresistas es por primera vez en la historia nuestra (con la excepción de la resistencia de Cuba) que podemos comprobar que sí es posible hacer las cosas diferente.

Se puede analizar lo que ha pasado en Venezuela los últimos 30 días (los muertos, la manera en como están organizados) encuadrándolo en la teoría del foco, no en la vieja forma del foquismo para liberar sino el foquismo para matar, el foquismo con  algunos sujetos particulares. Se trata de escalar un gran conflicto que si triunfa nos pondrá en una situación realmente difícil porque estamos en la fase de provocación de las fuerzas del orden, de las fuerzas del Estado. Si todos los días matan a alguien provocando las muertes más insólitas, muertes en una situación donde por recoger los escombros te matan, estamos frente a un proceso; un psicólogo decía estamos frente a la guerra de la angustia, un pueblo se puede enloquecer por la angustia. Son focos en lugares estratégicos determinados que coinciden con los gobiernos municipales, pero va mas allá de ello, indudablemente que hay apoyo a nivel de gobiernos, quien está marcando el rumbo no es solo la evidencia política. ¿Como se llaman los que están marcando el rumbo? ¿Quién analiza y quién evalúa cual es la acción que se hace al otro día? ¿Son los estudiantes? ¿Es una acción anárquica o es una estructura de pensamiento?

En términos de definición de la guerra, en términos de la táctica y la estrategia, ¿hay una camino estratégico? Si es así, ¿han podido articular toda su estrategia? No, pero el dilema que se nos presenta es el de los derechos humanos.

¿Cómo actúa un Estado? ¿Cómo actúan las fuerzas públicas? Del otro lado te están disparando y estás esperando porque indudablemente están provocando para que haya represión. Se espera que las fuerzas actúen provocando 200, 300 muertos, nivel de escalamiento que está planteado ahora mismo en Venezuela. Nosotros estamos analizando una circunstancia que no es la del 2002, es la continuidad de la del 2002, una nueva forma, una nueva manera de forma táctica de los puntos, de cómo se movilizan.

En esa circunstancia, en esa reflexión primaria de la acción y el método, tenemos que llegar a la conclusión que nosotros para poder actuar con fuerza interna en función de la paz y la vida necesitamos una fuerza externa de apoyo. Nosotros necesitamos de la fuerza de la solidaridad internacional, necesitamos que los articulistas escriban, discutan con los profesores, discutan con los estudiantes. Telesur no alcanza.

Han pasado cosas en Suramérica donde los movimientos populares se quedaron mirando hacia arriba, no hubo manera de actuar quizás por la duda o por pensar erróneamente que ese no es un problema mio porque yo tengo equilibrio, tengo sostenibilidad y tengo una paz social a nivel interno, eso es una falsa conclusión. Porque ese proceso de amarre, de agarre puede ser en la conflictividad, puede ser la manera como yo vea la legalidad, puede ser en la restricción que yo tenga para empujar cambios profundos al interior de nuestros países o en dudar que desde el proceso de integración no es suficiente para transformar los países, porque en el cambio geopolítico que está sucediendo, cada país en su estrategia define la suerte soberana de cada país.

Lo que urge a los movimientos de transformación es un gran debate de análisis de las realidades.¿Hasta dónde avanzó Venezuela? ¿Hasta dónde avanza Uruguay? ¿Hasta dónde avanza Argentina? ¿Hasta dónde avanza Bolivia? ¿Cuáles son las particularidades? ¿Qué diferencia hay entre la revolución ciudadana y la revolución socialista? ¿Qué es la construcción de soberanía?

Nosotros necesitamos un gran debate internacional para poder unificar las fuerzas políticas ideológicas y las fuerzas de la acción, para eso tenemos tiempo. Pero las respuestas del gobierno venezolano han sido las correctas en todos los planos, la hoja de ruta está trazada.

¿Estamos en presencia en Venezuela de grupos terroristas armados? ¿Estamos en presencia del nacimiento de una guerrilla de derecha? ¿Cómo vamos a responder ahí? ¿Cómo respondemos desde el plano de la seguridad? ¿Cómo vamos actuar desde el Estado? ¿Frente a qué fuerza nos estamos enfrentando? ¿Estamos en presencia de una estrategia militar interna sin fuerza de ocupación? ¿Están escalando el conflicto para la intervención? Puede ser que el modelo venezolano, y ojalá  no sea así, no se diferencie del de Siria y el de Libia. En ese plano de crudeza hay que analizar la situación y hay que definir una propuesta de acción desde el plano internacional.

Lamentablemente la integración todavía es una meta a construir porque la integración debe estar en el sentimiento de los pueblos. La integración sin pueblo, sin conciencia de los pueblos, sin mecanismo de identificación de los pueblos, no tiene sostenibilidad en el tiempo, va depender de las circunstancias políticas, de las correlaciones de fuerza a niveles gubernamental.

La posibilidad de la integración, la existencia de la UNASUR es un dique de contención. La correlación de fuerzas y lo que pasó en la Celac es un mecanismo de avance notable pese a los obstáculos, pese a la manipulación, pese a comprar algunos sectores de los países. La integración ha avanzado pero cuando estos procesos suceden y cuando estas dinámicas están presentes uno vuelve a colocar el tema sobre la mesa: la integración sin los pueblos no es posible que consolide su visión estratégica.

La soberanía construida, la integración, necesita de la voluntad soberana y consciente de los pueblos. Necesitamos a los movimientos sociales en los proceso de comunicación directa. No debemos permitir que la guerra de los twiters nos desmantele años de resistencia. La gente, con la locura completa de la redes pasa las 24 horas escribiendo y no puede ser que nosotros no tengamos ninguna forma de comunicación alternativa frente a la guerra que está planteada. Esa guerra no la vamos a poder ganar independientemente de los esfuerzos que podamos hacer, la guerra está planteada en términos de respuesta en la acción a la capacidad y estrategia de comunicación que podamos montar.

Las estrategias, los vínculos, el sistema de relaciones de los movimientos sociales y los movimientos progresistas, después de la caída de la unión soviética, no se han podido recomponer desde el punto de vista económico, aunque tiene tendencia de recomposición. Lo llamamos de manera diferente, unos lo llaman la Revolución Ciudadana, otros Los Derechos de la Madre Tierra, lo cierto es que no se ha podido recomponer. En ese proceso de la dinámica actual en la acción, en esta circunstancia de la solidaridad con Venezuela, en la circunstancia de una lucha constante, permanente, nos queda pensar cómo reconstruimos un nuevo sistema de relaciones.

Dependemos de circunstancias de un momento determinado que no son fáciles. No es fácil el problema de la correlación de fuerza, es un hilo muy endeble en los procesos, en la dinámica de ir avanzando en lo económico, en la defensa, es un hilo muy débil en un proceso de correlación de fuerza y de las fuerzas de avanzada.

La muerte del presidente Chávez fue un golpe mortal. No es sencillo quedar sin un líder en medio de una revolución. Estamos reconstruyendo liderazgo en medio de una ataque feroz y el enemigo lo sabe.  En la economía venezolana el 56% de la inflación es generado a partir de abril de 2013, a partir de la muerte del presidente. Eramos absolutamente importadores igual que ahora pero gastamos cuatro veces el gasto. ¿Es un problema de la incompetencia del modelo? Como el modelo se va caer, la dinámica económica se enloquece, no hay mercado posible. En Venezuela no hay mercado porque la locura no lo permite, no hay racionalidad. Mejor dicho, respetando a los técnicos, no hay racionalidad económica que te explique algunas cosas.

Todo esto hay que colocarlo en la forma y en la manera de cómo evaluamos. Definitivamente hay una necesidad del debate y una necesidad de la acción fundamental para los procesos de transformación. De ahí la importancia de este debate y ojalá pueda haber una convocatoria a nivel nacional, a nivel internacional, multiplicar los eventos, las organizaciones, las movilizaciones, porque hay una cosa que Venezuela aprendió: en el pasivismo nos derrotan pero nos van a derrotar en la calle. Desde el 12 de febrero han habido 20 grandes movilizaciones desarrolladas. Ellos actúan en la violencia y nosotros actuamos en los procesos pacíficos de movilización y de conciencia social. En la etapa de provocación ¿Hasta dónde es posible hacer eso?

Nosotros esperamos que las movilizaciones y el actuar de un Estado en paz los pueda derrotar. Ojalá no tengan la capacidad de escalar el conflicto, ojalá encontremos dónde están los nudos, dónde se está armando toda la situación. No hemos dado con ellos, no hemos dado con los centros. Lo que sí es claro es que no es casual que el conflicto se de en año electoral, donde no da el tiempo para recomponer y para rectificar, para hacer los ajustes necesarios.

Tenemos que encontrar salidas y respuestas, pero mientras encontramos respuestas Venezuela vive en una situación de pre guerra. Las cosas se definen en el día a día y así está planteada la situación en Venezuela.

Reconociendo que tenemos grandes dificultades, reconociendo que tenemos grandes retos, repensar una economía desde lo social y no desde el capital es tremenda tarea. ¿Cómo es que construimos una nueva economía donde no sea el capital, no solamente monetario, el capital en el pensamiento, el capital en el sistema de relaciones, el capital en el modelo gerencial, el modelo a seguir?

Es en este proceso que nos agarra este conflicto y el enemigo lo sabe. El enemigo tiene perfectamente claro que tenemos grandes retos. Es necesario la acción de la solidaridad, es necesario articular un gran movimiento de solidaridad con Venezuela, habrá tiempo de hacer los análisis.

Por: Colectivo Internacional del Mate

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