Por economiapolitica.uy *
Héctor Tajam **
Dibujo Prof. Adán Iglesias Toledo ***
La actividad económica del país, medida por la variación del Producto Interno Bruto (PIB), fue un 3,9% superior a la registrada un año atrás, en el primer trimestre de 2024, según datos recientes publicados por el Banco Central del Uruguay (BCU). Completado el quinquenio entonces, el crecimiento acumulado resultó de 8%, que significa un 1,6% promedio anual. Este resultado obedeció fundamentalmente a un fuerte aumento de las exportaciones, y en menor medida de las inversiones, que no tuvieron un similar comportamiento del consumo interno de los hogares. Sin duda esto es coherente con la desigual distribución del ingreso generado, que en sus estratos inferiores fueron los más afectados.
En efecto, el consumo de los hogares uruguayos creció menos que el PIB total en el período 2020-2025 (ver cuadro 1), por lo cual su participación descendió de 64% en 2020 a 62,5% en 2025. Ahora bien, si el consumo de los hogares uruguayos hubiera mantenido en 2025 la importancia que tenía en 2020, habría sido superior en 2,2%. En otras palabras, su capacidad de consumo se redujo, al primer trimestre de 2025, en 1.018 millones de dólares, o sea 85 millones de dólares mensuales entre el segundo trimestre de 2024 y el primer trimestre de 2025. Por habitante la pérdida fue de $ 980, si se hubiera repartido igual, pero eso nunca sucede.
Si nos instalamos ahora en el plano regional, las comparaciones entre países se suelen hacer a través del PIB por habitante. En ese contexto Uruguay ha liderado el ranking en lo que va del siglo XXI (ver cuadro 2), seguido de Panamá, Chile y Costa Rica. Sin embargo, si la comparación la realizamos en torno a las tasas de crecimiento en el último quinquenio, entonces pasamos a la 7ª posición. Este es sin duda uno de los principales problemas que enfrentamos como país desde hace una década, que combina la falta de crecimiento económico con una deficiente distribución del ingreso, que se transforma en desafío crucial para el cuarto gobierno del Frente Amplio si quiere evitar otra alternancia político electoral en 2029.
Vimos además como la principal variable que explica el ritmo de crecimiento del país son las exportaciones. En un mundo convulsionado por la guerra y el enfrentamiento global entre EEUU y China, con derivaciones proteccionistas de un imperio decadente, ello introduce una cuota importante de incertidumbre, que se puede amenguar, no resolver, con acceso a nuevos mercados, integración regional, y potencialidades propias que el gobierno saliente no atendió (empresas públicas, consumo interno, inversión pública, investigación científica y tecnológica). Las exportaciones continúan además muy poco diversificadas, en sus destinos como en sus orígenes. Es así que la mitad de los bienes exportados por Uruguay se destinan a 3 países (Brasil, China y EEUU), y son bienes que provienen de la ganadería y sus manufacturas (42%), de la agricultura y sus manufacturas (21%) y de la silvicultura y producción de madera (15%).
La inversión, especialmente la privada, ha sido catalogada por el Ministro de Economía y Finanzas, Gabriel Odonne como la llave de acceso principal para mejores niveles de bienestar de la población. Su objetivo, que la inversión, pública y privada, llegue a representar el 20% del PIB anual. Al cierre de la Cuentas Nacionales en el primer trimestre de 2025, la inversión total representó un 17% de un PIB global de 80.478 millones de dólares. La meta de inversión entonces se eleva a 16.000 millones de dólares, de los cuales, según el Ministro Odonne, 4.000 millones deberían surgir de la inversión pública, que se concentra en los ministerios de transporte y obras públicas (MTOP), de vivienda (MVOT), en la educación (ANEP+UDELAR), y en las empresas públicas. De acuerdo con datos del MEF (Ministerio de Economía y Finanzas), la inversión anual del sector público al primer trimestre de 2025 (Gobierno Central y Empresas Públicas) se acerca a los 2.500 millones de dólares.
Por su parte, la inversión privada ya no contará con el aporte de mega inversiones al estilo de UPM y el Ferrocarril Central, así que el esfuerzo por ampliarla deberá ser diversificado. Según estadísticas de la COMAP (Comisión de Aplicación de la Ley de Inversiones), el monto promedio anual de proyectos enviados al Poder Ejecutivo para su aprobación es de 1.100 millones de dólares. Seguramente el esfuerzo por aumentar las inversiones tendrá allí un punto importante, que deberá conciliarse con la racionalización del sistema de promoción de inversiones, a esta altura muy costoso y sin controles adecuados.
Finalmente, desde el enfoque de las actividades económicas, el PIB anualizado al primer trimestre de 2025 creció debido a los buenos resultados del sector agropecuario y de la industria manufacturera que transforma las materias primas agropecuarias. Se destacaron en esos ámbitos la producción de arroz, la extracción de ganado para la exportación en pie y faena, y una mayor remisión de leche. En la industria manufacturera influyó además la puesta en marcha de la refinería ANCAP que se encontraba en mantenimiento. En lo que hace al crecimiento en el quinquenio se destacaron el sector agropecuario, el comercio, restaurantes y hoteles, y las actividades profesionales y de arrendamiento.
Es importante observar el muy bajo grado de industrialización de nuestra economía, que representa una participación de la industria manufacturera en el PIB global de tan solo 11%. Es un indicador importante en la medida de que refleja cuanto esfuerzo de trabajo e inversión se dedica a la transformación, actividad por si misma generadora de valor agregado y empleos. Esto obedeció a un proceso que se inició en 1990, cuando el grado de industrialización era del 22%, el doble del actual. La incorporación al Mercosur, una integración asimétrica que puso a la industria nacional a merced de las denominadas “transnacionales latinas” brasileñas y argentinas fue un elemento determinante, luego la competencia de productos de origen asiático sin un arancel común protector completó la obra. La dependencia de la exportación de pocos productos de origen agropecuario, con reducida transformación, limita el espectro de posibilidades de aumentar el valor de nuestra producción anual, y las posibilidades de distribución del ingreso en el marco de relaciones de producción más benévolas con los trabajadores.
Cuadro 2
(*) EconomiaPolitica.uy es un Programa de asesoramiento, investigación y formación en Economía Política.
(**) Héctor Tajam es Economista, Director del Programa EconomiaPolitica.uy y Columnista de Mate Amargo. Fue Diputado (2005/10) y Senador (2010/15) por el MPP – Frente Amplio. Miembro del Capítulo uruguayo de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad (RedH)
(***) Prof. Adán Iglesias Toledo, Director del Medio humorístico DEDETE del Periódico Juventud Rebelde, miembro de la UNEAC. Colabora con varios medios de prensa en su país y en el extranjero.