Aún se está a tiempo de construir comunicación política

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Por Ricardo Pose(*)

Ilustración Jorge Fuentes(**)

Amanecer

Puertas y muros de las ciudades en el medioevo europeo amanecen con los Edictos del Rey; nuevos impuestos y aumentos de los viejos, lo permitido y lo prohibido, anuncios de festividades y medidas coercitivas, el control político y social estampado en un papel pegado.

La práctica llegó por supuesto a las colonias y así era como se entendía la comunicación, la emisión desde el Poder, el pueblo como un simple papel de receptor.

Hotel

Muchísimos siglos después de esos edictos y con el nacimiento del periodismo como profesión, dos dirigentes se encuentran hablando en un cuarto de un hotel en Paris.

Uno viene del sur de América, el otro es un dirigente ruso en el exilio.

Intercambiaron sobre las realidades políticas de sus países, el ruso aun peleando con los vestigios del poder de los zares e impulsando una revolución socialista que supere las plataformas socialdemócratas; el otro sobre la “adolescente” independencia de las monarquías, detener el latifundio de la estancia cimarrona; los dos analizando las perspectivas y consecuencias de la revolución industrial.

Ambos también intercambian experiencias de como difundir sus ideas, de cómo aglutinar voluntades, de cómo sintetizarlas y dejarlas registradas.

A la hora de la despedida cada uno se va con el diario del otro; el uruguayo con un ejemplar del Pravda, el ruso con un ejemplar de El Día.

Comunicación política

Pensar en comunicación política es mover los ejes del Emisor- Receptor, tal vez el ejemplo más gráfico sea el de las Mateadas. El acierto de las Mateadas fue más allá de lograr la cercanía entre los oradores y el público, y ese acierto fue entender al público también como emisor, y no solo una claque que miraba maravillada a los tipos que habían sobrevivido a la guerrilla y la cárcel.

Mucho antes, durante y después de este ejemplo (en el campo de la comunicación oral), todos los partidos de izquierda venían disputando el relato político a la Derecha.

Para que la comunicación se transformara en política no alcanzaba sólo con informar, había y hay que desarrollar un proceso de posibles síntesis o -al menos- exposiciones de carácter político donde quede explicita la identidad.

Tampoco alcanza con la práctica del marketing y el mensaje subliminal, que trata a la gente como un “paciente que recibe la vacuna de la información”. En todo caso eso es una vieja práctica de la Derecha política y de las marcas comerciales para aumentar la demanda.

Es tan importante informarse de las cosas que el gobierno hace, como saber qué piensa la gente del gobierno de las cosas que hace o que piensa hacer. En plena era de las TIC, una comunicación política (y acá viene el otro asunto) de Izquierda no se concibe como los viejos edictos o sesudos editoriales, sobre todo si ejerce funciones de gobierno.

Marketing

Se ha hablado mucho del “éxito” en materia de comunicación del gobierno de Lacalle Pou.

Una parte de la gestión en comunicación, del gobierno de Derecha, tuvo algunas ventajas:

  1. Era el “novedoso” retorno al gobierno del Partido Nacional; novedoso por el retorno de la Derecha, novedoso por hacerlo el Nacional y no el Colorado, novedoso por hacerlo con la estrenada Coalición Multicolor.

  2. Aunque no era mérito de los nacionalistas (e incluso tuvieron que disputar la novelería de lo nuevo) la presencia del Derechista Cabildo Abierto era un foco de interés.

  3. La ley de Urgente Consideración colocó de entrada una agenda de debate en la sociedad.

  4. La Pandemia.

Pero todos estos son los elementos que hubieran debido tener en los teclados, cámaras y micrófonos, cualquier equipo de comunicación.

El mayor logro comunicacional del gobierno neo herrerista no fue la construcción de una política de comunicación, sino la gestión de una política de marketing, donde el producto fue la imagen del Presidente Lacalle Pou.

Tener como objetivo hacer de un Presidente Progresista un producto marketinero no parece coincidir con una visión de izquierda. Pretender generar la popularidad obtenida por Pepe Mujica o Tabaré en base a ingentes esfuerzos de equipos de comunicación, habla más de las carencias que de las virtudes.

Hay otra faceta del marketing, que es prestarse al juego de quienes construyen comunicación política en el sentido contrario. Bajo la lógica de llegar a otros públicos o “estar” donde hay mayor audiencia, se ingresa en ese juego. En un caso se termina bailando un malambo o mostrando como una falencia desconocer el nomenclátor de la ciudad de Montevideo.

Tampoco está muy comprobado hasta donde una buena performance electoral disimula las carencias de comunicación, salvo que se haya decidido, integrarse de cuerpo y alma al sistema.

Autismo” político

El gobierno de Orsi aún no despega en la comunicación política, y los elementos políticos comunicacionales en los primeros meses de gobierno por ahora se mueven entre el “autismo” y la dicotomía conceptual.

El gobierno contrató a una cantidad de colegas, periodistas -de profesión, sin dudas- cumplen su rol informativo, pero periodistas no son comunicadores políticos, y viceversa.

Los periodistas poseen cualidades para producir “edictos” y seguramente no se aspire a mucho más. En un ajeno método para una práctica de izquierda, se ha contratado a una agencia, una tercerización de la comunicación de los ministros.

Los resultados eran esperables y vamos a compartir dos ejemplos claros.

Una semana antes de que saliera a luz la situación de la ex ministra Cecilia Cairo, intenté coordinar con la encargada de la Agencia una entrevista.

La respuesta recibida fue: “cuando tengamos algo que comunicar les vamos a avisar”. Una respuesta, por otra parte, más digna de un burócrata que de un encargado de comunicación.

La idea de la entrevista, como siempre, es que la gente sepa por ejemplo cuál es la concepción en materia de vivienda de la responsable de la cartera, más allá de los temas concretos de gestión.

Sobre todo, ¿cómo se gestiona con una visión de izquierda los temas de hábitat, acceso y diversas formas de propiedad y de usufructo de la vivienda?

La entrevista no se hizo, como dijimos, y luego la ministra debió dejar su cargo. No quedó registro del pensamiento de quién fue designada responsable del área y la Derecha aprovechó la oportunidad para difundir los espacios que permitía, en materia política, contrarrestar esos mensajes.

La falta de una política de comunicación que definiera las líneas discursivas quedaron plasmadas en varias situaciones, pero tal vez las más clara es la que tuvo que ver con la situación de la compra de tierras por parte del INC.

La diferencia de tono, e incluso llegando hasta a la desautorización por parte del Presidente Orsi con respecto a alguno de los legisladores de su sector y de hasta su secretario de Presidencia, quedo evidenciada en unas pocas horas.

Sorprende, porque desde marzo a la fecha uno se topa con una comunicación centralizada, plagada de pedidos de permisos para que ministros y mandos medios puedan hablar.

La información que permitiría construir comunicación política no fluye y el objetivo parece remitirse a tener que esperar comunicados, o autorizar aquellas entrevistas “que levanten centros”.

En mayo el gobierno tomó una medida fundamental, como fue echar marchas atrás las decisiones tomadas por el gobierno neoherrerista sobre Antel. Recién en junio pocos medios accedieron a la información.

Sin querer caer en una visión corporativa, como dirigente sindical de la prensa escrita y del periodismo de investigación, el gobierno tiene el compromiso de reducir los guarismos del anterior gobierno en límites al acceso a la información, y hacerlo desde una lógica de izquierda.

Si el gobierno anterior dejó una herencia de déficit económico, también lo hizo en materia informativa. Hasta hoy el pueblo uruguayo no conoce ¿qué se pactó con Pfizer en el tema vacunas?, ni ¿cómo se gestionó el fondo Covid?, ni ¿cuáles son las paramétricas tributarias con las distintas empresas? y a ¿cuáles se favorece? y ¿por qué?.

Rompiendo blindajes

La izquierda Institucional viene padeciendo desde hace años este problema de “Autismo de comunicación política”.

Desde los primeros años de los gobiernos frenteamplistas, el Frente Amplio no ha logrado desarrollar sus propios medios de comunicación. Todo se ha basado en el voluntarismo de comunicar por los distintos espacios conquistados en los medios hegemónicos, o en evitar salir de la zona de confort que implica no intentar llegar a acuerdos editoriales, o trabajar sobre la diversidad de opiniones expresados por un mismo canal de comunicación.

Los medios de comunicación alternativos siguen siendo las “cenicientas” en el universo de la comunicación, incluso para los dirigentes de gobierno que siguen priorizando (a la hora de conceder entrevistas) a los grandes medios de comunicación, los mismos contra los que después se despotrica durante las campañas electorales.

En algún momento, una política de izquierda deberá definir el rol de los medios alternativos de prensa escrita, generar nuevos, fortalecer los existentes, potenciar las radios comunitarias, los canales de streaming, potenciar la comunicación en el interior del país y elaborar una estrategia de comunicación política que reconstruya identidad de izquierda.

La mayoría del padrón electoral volvió a dar un voto de confianza a las fuerzas progresistas. La construcción cotidiana, la “atmósfera” de un cambio de signo, las certezas de un rumbo, se generan desde una política de comunicación que se exprese en ese perfil.

Aún se está a tiempo.

(*) Ricardo Pose es Periodista en Caras y Caretas, Presidente sector Prensa Escrita (APU). Columnista en Mate Amargo, CX 40 Radio Fénix, Radio Gráfica, Tierra de periodistas Rocha FM, Notero en Telesur y tvg China

(**) Jorge Fuentes es Ilustrador, caricaturista, pintor con acrílico y acuarelista. Ha colaborado con medios nacionales e internacionales

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