Por Maribel Acosta Damas (*)
“… si no hay interferencias, locales o internacionales, hay posibilidades para que la candidata de Revolución Ciudadana pueda cantar victoria y con ello sea electa la primera mujer presidenta de Ecuador.”
En febrero de 2025, Ecuador realizará elecciones presidenciales para elegir al presidente y vicepresidente del período 2025-2029. Asimismo, se llevarán a cabo las elecciones legislativas que determinarán los representantes al Parlamento Andino y los Asambleístas para el mismo período.
En este contexto, la violencia política que azota al país, se ha visto recrudecida con la violencia política de género. Recientemente, la vicepresidenta de Ecuador, Verónica Abad, acusó al presidente Daniel Noboa de violencia política de género. Ya desde 2019, la Organización de Naciones Unidas, presentaba un estudio sobre violencia política contra las mujeres en el Ecuador, que visibiliza “prácticas y acciones violentas contra las mujeres y que se manifiestan en todo el ciclo electoral: selección e inscripción de candidaturas, campaña electoral, posesión y ejercicio del cargo; siendo la campaña electoral la etapa donde las mujeres están más expuesta a la violencia política.” Dado el agravamiento de las condiciones sociopolíticas en el país, se prevé que los escenarios de violencia, puedan aumentar de cara al nuevo periodo electoral.
Mientras, los movimientos populares, feministas y sociales, apuestan por la que pudiera ser la primera presienta mujer del país, la candidata de Revolución Ciudadana, Luisa González.
La socióloga ecuatoriana Irene León califica como de encrucijada el momento que vive el país.
Irene León. – El país está sumido en un proceso de destrucción del Estado, en manos de los poderes económicos nacionales e internacionales. Acorralado por los poderes corporativos que han tomado en el último quinquenio el control casi total de los sectores estratégicos y recursos, y que pretenden ahora blindar esa tendencia. Custodiado por una ley de gobernanza de Estados Unidos para Ecuador, llamada oficialmente “acuerdo de cooperación”, que fue aprobada por las instancias legislativas de ese país, para ser aplicada extraterritorialmente en Ecuador. Cercado por acuerdos militares con ese mismo país, que contemplan hasta involucramientos bélicos como por ejemplo una participación en el pentágono del Pacifico. Asediado por todos los poderes fácticos del capital, incluido aquel de los capitales ilícitos, que en tiempos recientes han ganado espacios en todos los escenarios, especialmente en los financieros. Esto para mencionar algunos elementos contextuales de un país que, adicionalmente, está bajo la declaratoria de conflicto armado interno expedida por el régimen de Daniel Noboa.
Pero, por otro lado, Ecuador también tiene vigente la Constitución de la Revolución Ciudadana, considerada como una de las más avanzadas del mundo, por sus valores ecosocialistas, sus principios de soberanías múltiples: económica, alimentaria, geopolítica y otros. Reconoce la diversidad económica y productiva, y en ese marco, la economía de cuidados. Una constitución que refrenda derechos para todas las personas y sanciona cualquier forma de discriminación; a la vez que reconoce la importancia de la integración regional y del multilateralismo. Ecuador es constitucionalmente territorio de paz, libre de bases militares extranjeras.
Y, por eso mismo, los libertarios y neoliberales que están en el poder quieren vaciarla de contenidos y hasta invalidarla.
Esta es una descripción para ilustrar un contexto en el que están en juego dos modelos de país y dos posibilidades: o se profundiza el modelo de “economía libertaria”, asociada al destructivo proyecto corporativo de mercado total, o se retoma la posibilidad de reabrir los espacios democráticos y con ello la posibilidad de renacimiento de un proyecto de soberanía, con proyección hacia el futuro.
Esto se refleja en el contexto preelectoral -las elecciones generales están pautadas para el 9 de febrero próximo- al que concurren 16 candidaturas, de las cuales sólo dos puntean con gran diferencia las encuestas: Luisa González, de la Revolución Ciudadana, a la cabeza y luego, Daniel Noboa, de Acción Democrática Nacional, una formación política reciente, afín a la “economía libertaria”, que ha crecido en el año de ejercicio del poder del presidente candidato.
El Movimiento Revolución Ciudadana, se reconoce como un actor político de izquierda y es la primera fuerza política del país, no obstante ser afectado por una recia judicialización de la política y persecución judicial y mediática, agudizada en el régimen de Daniel Noboa.
Maribel Acosta. – ¿Qué se puede esperar y cuáles son los probables caminos?
Irene León. – Hay condiciones para que Luisa González, candidata de la RC (Revolución Ciudadana) resulte victoriosa en primera vuelta, tiene propuestas estratégicas y respuestas ante las condiciones de desmantelamiento del país en todos los campos.
Es un gran reto. Todo dependerá, por un lado, de las iniciativas que tome su campaña, para sortear los riesgos que corre en un contexto de persecución y violencia política dirigida principalmente contra ese movimiento, y por otro lado, de la capacidad de resistencia que demuestre un pueblo que es asediado tanto por la violencia, como por las movilizaciones de marketing político de los otros 15 candidatos; especialmente por la monumental maquinaria clientelar y comunicacional del presidente candidato, poseedor de la mayor fortuna del país, que cuenta además con el respaldo de Estados Unidos, que es ahora un actor decisivo en la toma de decisiones sobre el presente y porvenir.
Se anuncia una campaña muy desafiante por los niveles de violencia que han irrumpido en el país, en los últimos años, pero también, porque todos los actores de la derecha e incluso algunos que se dicen de centro y hasta de izquierda, se juntan en el desatino de satanizar a la Revolución Ciudadana. Varios de ellos han declarado que no hay que escatimar nada para evitar que la RC vuelva al poder. Y cuando ellos dicen todo es todo, como se puede constatar en los recurrentes asesinatos a políticos de ese movimiento; con el secuestro del exvicepresidente Jorge Glas sucedido con el allanamiento a la Embajada de México en 2024; y con la persecución y exilio del expresidente Rafael Correa, líder de este movimiento, acusado de “influjo psíquico”.
Maribel Acosta. – ¿Cuáles son las opciones políticas y el probable papel de los movimientos sociales, feministas e indígenas? ¿Existen posibilidades de victorias populares?
Irene León. – El único escenario de victoria posible para los sectores populares es el triunfo de Luisa González, de Revolución Ciudadana -RC-. Las otras candidaturas de izquierda sumadas acumulan máximo unos 5 puntos. RC, como lo señalé es la principal fuerza política del país y es de izquierda. Cuenta con una adhesión popular firme y permanente de unos 35 puntos, que son una suerte de punto de partida, conocido en el país como el voto duro de Correa, aludiendo al expresidente Rafael Correa, que no obstante el lawfare y el exilio -desde hace 7 años- se mantiene como el personaje político más importante del país.
De los otros actores de “izquierda”, el Movimiento Pachakutik (creado principalmente por la CONAIE) corre con una candidatura propia, que oscila alrededor del 2% de la intención de voto. En las tres elecciones anteriores, este movimiento cerró filas con la derecha en los procesos electorales, nada indica que esa tendencia podría variar en esta ocasión.
Por su parte, los movimientos sociales están afectados por una gran dispersión y, en buena parte, inmersos en una ongeización. Será necesario volver a la democracia (sin persecución política) para que se reconstruya un tejido social destruido por tres regímenes autoritarios consecutivos y una arremetida cultural impuesta por los poderes del capital.
Maribel Acosta. – ¿Qué queda a partir de ahora?
Irene León. – Lo lógico sería que ante la situación de destrucción del Estado y de la convivencia que afecta al país, se mantenga la tendencia de aspirar a salir del actual régimen autoritario que propicia el caos. No obstante, podrían sobrevenir los más insospechados hechos de chantaje, imposturas y violencia. Aún está fresca en la memoria el asesinato de un candidato de la derecha en las pasadas elecciones, que se enunció como un montaje para perjudicar la inminente victoria de la candidata de la RC.
Pero también están frescas en la memoria las tendencias del pueblo que, no obstante esas amenazas, se expresan en las victorias sucesivas de RC en primera vuelta, en los dos últimos procesos electorales, hasta que en la segunda se juntan absolutamente todos los actores políticos, incluido aquellos que se dicen izquierda, y le dan el triunfo a la derecha, como sucedió con las victorias de Lasso y Noboa, cuya gestión ha llevado al país a una de las más agudas crisis conocidas en la historia.
En síntesis, si no hay interferencias, locales o internacionales, hay posibilidades para que la candidata de Revolución Ciudadana pueda cantar victoria y con ello sea electa la primera mujer presidenta de Ecuador.
(*) Maribel Acosta Damas, Dra. en Ciencias de la Comunicación Social, Periodista cubana y docente de la Universidad de La Habana, trabaja y colabora con varios medios de su país y de otros países.