Por Colectivo Mate Amargo (*)
El pasado sábado 7, Israel y Palestina volvían a las pantallas de los conflictos internacionales, después de un par de años en los que Rusia y Ucrania se llevaron toda la atención, cuando el Movimiento de Resistencia Islámica Hamás iniciaba un masivo ataque sobre todo a territorios palestinos ocupados ilegalmente por colonos de Israel.
En estos días, respuesta israelí desproporcionada mediante, el mundo ha dividido sus posturas sobre qué condenar y sobre con quiénes empatizar. El Colectivo Mate Amargo pretende sumar otro punta de vista, aventurando un análisis militar y del estado de fuerzas que escapen un poco al terreno bastante conversado sobre las víctimas y las responsabilidades.
El escenario
El prestigio israelí se basa en el aparente profesionalismo de su ejército y la propagandeada calidad insuperable de sus armas. Esto le embolsa al país miles de millones de dólares en ventas y asesoría.
En 2006 por primera vez se empezó a resquebrajar esa imagen cuando fallaron en la invasión del líbano contra Hezbollá, pero esa derrota fue ocultada por la prensa occidental y el lobby israelí. Esta vez los smartphones palestinos impidieron el ocultamiento.
En una jornada, la “cúpula de hierro” antimisiles fue traspasada por cientos de cohetes caseros:
-Las bases militares (7) próximas a Gaza fueron tomadas por Hamás, capturando soldados y grandes cantidades de material militar.
-La fuerza aérea israelí por primera vez recibe fuego antiaéreo y pierde helicópteros de ataque.
-El tanque Merkava, propagandeado como indestructible, es destruido por drones palestinos.
-La derrota de sus unidades militares de primera línea dejó a miles de colonos indefensos, que huyeron con lo puesto y otros cayeron prisioneros.
Lo que devino y devendrá
Ahora vendrá el contraataque más potente que israel pueda organizar y ya recibió promesa de toda la ayuda necesaria por parte de EEUU. La desproporción de medios es enorme, pero aunque maten hasta el último palestino el prestigio ha quedado por el suelo.
Un pequeño contingente de comandos palestinos, seguido por una riada de milicianos, cambió la historia
Israel puede arrasar Gaza, es muy probable. Pero entendamos lo que está ocurriendo: ni los palestinos ni los sionistas son lo que eran.
El pueblo palestino durante años tuvo poco más que cohetes caseros y milicianos para enfrentar a un ejército moderno con presupuesto ilimitado. Eso permitió que Israel graduara la intensidad de los enfrentamientos según su conveniencia, provocando a los palestinos cada vez que necesitaba -con la complicidad de la prensa occidental- invocar a la unidad nacional frente al agresor terrorista árabe.
Y ese juego funcionó mientras al frente del país y de sus fuerzas armadas estaban los veteranos de las guerras fundacionales, curtidos en cien batallas. Pero todo ha cambiado, Israel es un país de alto nivel de vida, los fundadores murieron y las nuevas generaciones se acostumbraron a disfrutar -comiendo palomitas de maíz, literalmente- cómo su ejército atacaba impunemente la ratonera miserable de Gaza.
El país y su ejército se han burocratizado, las reservistas uniformadas suben a tik tok videos bailando y haciendo coreografías con el fusil de reglamento…mientras miles de jóvenes palestinos, que ni comer bien pueden, juntan odio y se preparan para una lucha en la que sienten no tienen nada que perder.
Así llegamos a esta guerra: Israel dormida en los laureles y Gaza dispuesta a todo.
Los creyentes en la infalibilidad sionista suponen una maniobra del gobierno conservador para zafar de una crisis interna, pero difícil va a ser para Netanyahu recuperar la confianza del pueblo que ve la masacre de colonos, la muerte del jefe militar de la región de Gaza y a sus soldados correr en calzoncillos aterrorizados.
En el norte está Hezbollá que ya contuvo a Israel en el 2006 y ahora, con el amplio desarrollo del abastecimiento iraní, es aún más poderoso.
Quizás Netanyahu también es de los que creen que tiene todo bajo control.
(*) Colectivo Mate Amargo es un Colectivo integrado por las y los compañeros que construimos a diario este medio de comunicación alternativo.
