Caminando: el día después. Reflexionamos con l@s compañer@s Mariana Piriz y Alejandro (Pacha) Sánchez

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La palabra de los y las compañeras se hace indispensable ahora que no se cierra, si no que, como todos los días, se abren nuevos tiempos de lucha. Quien mejor para expresarnos a todas y todos que nuestra compañera dirigente sindical Mariana Piriz y nuestro senador del pueblo Alejandro (Pacha) Sánchez

Mariana Piriz: Culminada esta jornada hay que resaltar la importancia del ejercicio de la democracia directa que tenemos como sociedad.

Es fundamental recalcar una vez más que si hoy estamos acá es debido al gran esfuerzo de miles de militante que al mismo tiempo que se organizaron para sostener las ollas populares, los merenderos o el armado de canastas se pusieron al hombro la recolección de las firmas.

Una campaña que la desarrollamos desde nuestra esencia misma que es en el mano a mano con la gente dónde nuevamente se desplegaron en cada rincón del país a miles de militantes sociales y políticos que se organizaron para que no quedará pueblo o ciudad sin trillar

Fue una campaña tremendamente desigual con muchos menos minutos de tv y sin la estructura del estado a disposición

Lo que nos demuestra este proceso transitado es que nos juntamos, discutimos, nos organizamos y tuvimos la capacidad de reconstruir el campo popular, de generar una acumulación en el seno del pueblo mismo.   Está claro que debemos continuar por ese camino porque esto no se termina acá, debemos ser capaces de poner en perspectiva lo realizado para que logremos seguir caminando juntos.

Hoy hay una porción de pueblo que está marcando que es necesario en ciertos temas tener una discusión mucho más profunda y participativa y que no puede obviarse para la construcción de futuro.

Alejandro (Pacha) Sánchez: Yo diría que hay varias lecturas políticas que tenemos que hacer de este resultado. Pero antes, la lectura política. Hay que hacer un agradecimiento y un reconocimiento enorme a la militancia social y política que se puso esta campaña del hombro, que fue una campaña que no tuvo igualdad de condiciones. De un lado estaba el poder político y comunicacional del Estado y los medios hegemónicos, todos los recursos económicos y un conjunto de discursos bastante falsos y contribuyendo a la idea del miedo, por parte de los partidarios del no incluido el presidente de la República, que se puso a la cabeza esta campaña. Y por el otro lado había militantes. Había ese enorme ejército de anónimos que decidió salir a dar pelea por una causa que creyó justa y que se puso desde el día 1 la campaña al hombro.

Son los que lograron abrir con 800.000 firmas en las condiciones más desfavorables posible, en medio de una pandemia con muchas dificultades. Son los que caminaron y caminaron kilómetros para conversar con sus vecinos en las calles y los repechos empedrados de Artigas, en la tierra roja y arenosa de bella unión, en las praderas verdes del litoral, en los barrios pobres y de playas de barro del áreametropolitana. Ahí se fue cosechando una victoria, que es la victoria de la organización popular. La organización popular que permitió ponerle el cuerpo, el hombro, las ganas, el corazón a esta causa, a ellos el más profundo agradecimiento y reconocimiento.

Recordemos que esta es una campaña en la cual comenzamos con una intención de voto del 42% y llegamos al 49. Somos la mitad del país. Eso es lo que expresó esta elección, que la mitad del país piensa que esta ley no era buena y hay una mitad y un poquito más que la ha confirmado.

Por tanto, la gran tarea de futuro es cómo seguimos en un proceso de acumulación, cómo seguimos construyendo una nueva mayoría que ponga arriba de la mesa la necesidad del trabajo, del empleo, del salario y la calidad de vida, de los derechos, de la inversión pública, de la defensa de las empresas públicas. La soberanía nacional como eje central de una expresión política. Esa es la gran tarea que tenemos hoy.

Tuvimos una decisión electoral que confirma de alguna manera que la ley de urgente consideración quedará vigente en su plenitud. Pero tenemos el gran desafío de seguir luchando y, como siempre decimos, la única lucha que se pierde en la que se abandona. Por tanto, ahora hay que consolidar esta mitad del país en término de una propuesta política y programática que vuelva a levantar la bandera de la esperanza y que siga dialogando, conversando y construyendo en los caminos de la patria. Desde los pueblitos más chiquitos hasta las grandes ciudades, para generar esa enorme correntada de pueblo que necesitamos para cambiar la pisada. Y esa es la tarea que tenemos por delante.

 

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