Por Gabriela Cultelli (*)
Cierto es que, a este hombre, Julian Assange, le robaron 12 años de su vida. Pero también es cierto que se logró sacar de las fauces de la fiera.
La fiera y sus fauces
Se dicen los paladines de la democracia, los embanderados de la libertad de expresión, pero lo cierto es que este ciudadano del mundo de origen australiano, tuvo que pagar muy caro haberse atrevido a decir la verdad. Fue por haber cometido el crimen de investigar donde el imperio de turno (EEUU) no le convenía, a destapar la “caja de pandora”.
Fueron 5 años en una prisión de alta seguridad inglesa, luchando permanentemente contra la extradición a EEUU, donde bien se sabía que de allí no saldría. Todo se había conjugado, en 2010 enfrentó cargos de violación en Suecia, no solo negados si no improbables y desechados por el mismo tribunal sueco al pasar de los años. Fueron 7 años encerrado en la embajada de Ecuador en Londres hasta que Lenin Moreno, levantó su protección y el derecho a asilo que pudiera corresponderle fue dejado de lado. Aunque las autoridades Suecas abandonaran el caso en 2019 (pasado mucho tiempo de la original denuncia), las autoridades del Reino Unido lo detuvieron y fue juzgado por no entregarse a los tribunales para ser extraditado a Suecia. En el fondo, delante o al costado estaba la acusación de EEUU: conspiración para obtener y revelar información de “defensa nacional” por los hechos divulgados por Wikileaks (su agencia informativa) en 2010.
Julian Assange dirigió Wikileaks. En ese sitio web se publicaron muchos informes oficiales “confidenciales” relacionados con la guerra, el espionaje y la corrupción. Es que el imperio parece arrogarse el derecho a hacer y deshacer en este mundo, pero los pueblos parecen no tener el derecho a saber. Entre estas publicaciones había un vídeo donde desde un helicóptero militar estadounidense se mostraba a civiles asesinados en la capital iraquí, Bagdad. Pero Assange publicó mucho más, publicó miles de documentos del ejercito de EEUU que verificaban la muerte de civiles en sus manos, ejército que, según probaban esos documentos, había matado a cientos de civiles en “incidentes” no denunciados durante la guerra en Afganistán. Así quedaron al desnudo y con gran revuelo mundial, la participación de EEUU en conflictos extranjeros, y esto es lo que el imperio no le perdonó a Assange, atentando una vez más con el derecho de los pueblos a la información y la libertad de expresión.
El presidente mexicano Manuel López Obrador en conferencia de prensa aseguraba: “Estamos contentos por la salida de la cárcel de Julian. Era como tener en prisión a la libertad y, en especial, la libertad de expresión. Ahora ya también está contenta la Estatua de la Libertad”, al tiempo que Rafael Correa, el ex presidente de Ecuador, bajo cuyo mandato se le otorgara a Assange asilo en la sede diplomática de ese país en Londres, decía:
“Una gran alegría, pero sentimientos encontrados, también de rabia porque 12 años lo han tenido preso prácticamente, primero en la Embajada del Ecuador en Londres y luego en la cárcel en Reino Unido, a un periodista, por decir la verdad. O sea, eso es inconcebible, por decir la verdad, por denunciar crímenes de guerra y los criminales de guerra los persiguieron. Entonces el mundo está al revés.
Lo dejaron solo. Lo dejó solo la prensa, los periodistas, su propio país, Australia. Ya en los últimos tiempos, después de tanto sufrimiento, hay gente que volvió a defenderlo, pero fuimos pocos los que estuvimos siempre ahí defendiendo.
Un periodista que dijo la verdad… son sentimientos encontrados, alegría, pero también indignación, porque nunca debió pasar, nunca debió pasar.
Dos meses pasamos revisando el caso. Somos un país serio, responsable, un gobierno responsable y vimos que no había la más mínima posibilidad del debido proceso, que si lo extraditaban a Estados Unidos corría el riesgo de ser sancionado con la pena de muerte. Había gente, sectores en Estados Unidos, que pedían que se apliquen leyes que incluyen la pena de muerte, lo cual está prohibido por el derecho interamericano y todos los tratados de derechos humanos a nivel mundial.”
Libre
Finalmente y ante la presión internacional por una verdad que rompe cualquier controvertida fake new y acusación mal sana, Assange fue liberado el 24 de junio. De allí partió a su país de origen a reencontrarse con su familia, y luego a las Islas Marianas del Norte, donde a cambio de su libertad se declaró culpable de espionaje que, como dijera Correa para “buscar una salida algo honrosa frente a la derrota de Estados Unidos al enfrentar el peso de la verdad”
Luego de ser sentenciado, su abogado Barry Pollack declaró: “El trabajo de Wikileaks continuará y el señor Assange, no tengo ninguna duda, será una fuerza continua a favor de la libertad de expresión y la transparencia en el gobierno… Él es una voz poderosa y una voz que no puede ni debe ser silenciada».
(*) Gabriela Cultelli, Licenciada en Economía Política (Universidad de La Habana), Mag. en Historia Económica (UdelaR), escritora, columnista y co- Directora de Mate Amargo. Coordinadora del Capitulo uruguayo de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad (REDH)
