El trabajador rural también tiene su Primero de Mayo

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Joaquín Andrade Irisity(*)

soy servicial, no sirviente, soy libre por

vocación y ande no me sienta a gusto junto las

garras y me voy

Mario Carrero, “Peón Rural”

Termina abril y comienza mayo con dos feriados no laborables consecutivos. El miércoles 30 de abril se celebra el Día del Trabajador Rural y al día después se celebra el Día Internacional de los Trabajadores. Ambos son feriados pagos. Aunque todavía existan voces en contra, estos días son ya una realidad consolidada.

30 de abril: Día del Trabajador Rural

A partir de la ley N°19.000, cada 30 de abril en Uruguay se conmemora el Día del Trabajador y la Trabajadora Rural promulgado el 21 de noviembre del año 2012

Artículo 1

Declárase el 30 de abril de cada año «Día del Trabajador Rural», como feriado no laborable pago para los trabajadores que desempeñan esa actividad.

(Sacado de IMPO Uruguay)

A su vez, el artículo 2° establece que el Poder Ejecutivo deberá organizar y promocionar actividades destinadas a difundir la importancia de la labor rural en el país

Este feriado reconoce la labor de uno de los sectores más postergados del país a través de la historia. Quienes madrugan, trabajan al aire libre y cargan con el peso del campo sin ser necesariamente propietarios de la tierra que cultivan o trabajan, fueron muchas veces silenciados. En 1915, Uruguay aprueba las 8 horas laborables para el trabajador urbano, 100 años tuvieron que pasar para que el trabajador del campo tuviera también sus 8 horas, gracias a la ley N° 18.441

ARTÍCULO 1

Jornada laboral Declárase que la duración máxima de la jornada laboral de todo trabajador rural será de ocho horas diarias.

ARTÍCULO 2

Ciclo semanal

El ciclo semanal no podrá exceder de las cuarenta y ocho horas por cada seis días

trabajados.

(Sacado de vLex Uruguay)

La ley escrita y la jornada vivida

Este reconocimiento marcó un largo camino de visibilización del trabajador rural, históricamente relegado. El campo, con su arduo trabajo y su conexión directa a la producción alimentaria vinculada a la vida rural del país, ha sido por mucho tiempo un espacio de silencios y ausencias en los relatos oficiales. Los trabajadores que madrugan, que siembran, que cosechan y que, en muchos casos, no son dueños de las tierras que trabajan, han sido muchas veces invisibilizados en la narrativa histórica nacional.

La figura del gaucho en la cultura popular uruguaya ha sido a menudo idealizada y reducida a un símbolo romántico. Pero este estereotipo se aleja de la realidad de los trabajadores contemporáneos. No es un personaje exótico ni un ser fuera de la modernidad, sino un sujeto de derechos que lucha por su dignidad en un contexto mucho más complejo.

Aunque la imagen de las áreas rurales sea de paz y serenidad, que persiste en la imaginación de cierto sector social, la realidad es mucho más dura. Ha sido un espacio de trabajo y lucha, marcado por la falta de infraestructura, servicios y, sobre todo, de condiciones laborales mínimas. En 1915, cuando se aprobó la ley que instauraba la jornada de 8 horas laborales para los trabajadores urbanos, los trabajadores rurales seguían sometidos a jornadas maratónicas sin ninguna protección. Fueron necesarios casi 100 años para que, en 2008, gracias a la ley N° 18.441, se reconociera por fin que el trabajador rural también tiene derecho a una jornada laboral de 8 horas. La tardanza en este reconocimiento pone de manifiesto las profundas desigualdades que existen entre las condiciones de vida y trabajo en la ciudad y en el campo.

Si bien la ley que declara el día del Trabajador y la Trabajadora Rural fue aprobada en 2012, y recién en el segundo gobierno frenteamplista, la historia de la lucha por la tierra y los orientales que a ella se entregaron puede -y debe- ser retrotraída a la gesta artiguista. Pero para no extendernos demasiado en el tiempo, si podemos hablar de las primeras organizaciones de trabajadores rurales en nuestro país.

La lucha por trabajo y tierra

Para algunas y algunos peludos la creación de UTAA está íntimamente relacionada con un contexto mayor de binomios campo/ciudad y explotados/explotadores.

En 1956 se había creado el Sindicato Único de Arroceros (SUDA) impulsado por el obrero metalúrgico Orosmín Leguizamón; en 1957 Sendic se trasladó a Paysandú y se convirtió en el asesor del Sindicato Único de Obreros Remolacheros (SUDOR); y en 1959 se constituyó la Unión de Regadores y Destajistas (URDE).

Incluso el proceso nacional de base rural debe ser analizado a la luz del trabajo político de las Ligas Campesinas del nordeste brasileño. Si bien los orígenes de las mismas se remontan a los años treinta y cuarenta, su gravitación se volvió evidente hacia mediados de la década de 1950, a partir de la segunda posguerra -y con el aumento del precio del azúcar- los grandes propietarios de la tierra se apuraron a ampliar la zona de cultivos, favoreciendo un doble proceso: comenzaron a expulsar de la tierra a los foreiros (campesinos que ocupaban precariamente las tierras de los ingenios) y hubo una proletización de los moradores (campesinos semiproletarios que vivían en los establecimientos).

El 24 de abril de 1962 se produce la Primera Marcha Cañera, coincidiendo con la visita del líder campesino del nordeste brasileño Francisco Juliao, quien se encontraba “…explicando el alcance del movimiento conocido como ‘ligas campesinas’, un universo de 11 millones de personas muriendo de hambre por falta de tierra para trabajar”

El año 64’ llega con 2 marchas cañeras, las 2 serán con la consigna “por la Tierra y con Sendic”:

La del 20 de febrero reclamará la expropiación de los latifundios improductivos de Silva y Rosas y Palma de Miranda: 30.000 hectáreas para ser distribuidos por el Instituto Nacional de Colonización a Cooperativas de trabajadores, para que obtengan allí los ingresos que la zafra de la caña de azúcar no les garantizaba durante el resto del año.

La del 17 de junio vendrá acompañada de un paro de 500.000 trabajadores en solidaridad con los cañeros. Se realizan las primeras Convenciones para la unificación sindical en la Central Nacional de Trabajadores a partir de la discusión de la Reforma Agraria y los rumores de Golpe de Estado, allí estarán los “peludos”, allí estará UTAA.

El apoyo a la lucha de los cañeros sindicalizados en UTAA despertó y aglutinó tendencias revolucionarias presentes en distintos sectores de la izquierda: “El desconocimiento de los derechos laborales de los trabajadores de las azucareras y la propiedad estadounidense de CAINSA, señaló la incorporación de nuestro país a un proceso general revolucionario”, en nuestro caso encabezado por los sindicatos rurales radicalizados.

Ahora y siempre

La historia de los sindicatos rurales es una historia de resistencia, de pequeños avances que, aunque significativos, todavía no logran cubrir todas las demandas del sector.

En este contexto, el Día del Trabajador Rural se convierte en un símbolo no solo de lo alcanzado, sino también de lo que queda por conquistar. Este día, junto al Primero de Mayo, nos recuerda que la lucha por los derechos laborales está lejos de haberse agotado. Los trabajadores rurales siguen luchando por mejores condiciones de trabajo, acceso a servicios y, fundamentalmente, por el reconocimiento pleno de sus derechos como trabajadores. La brecha entre el campo y la ciudad sigue siendo amplia, y el desafío de reducir esas desigualdades sigue siendo una tarea pendiente para el futuro.

Así, tanto el Día del Trabajador Rural como el Primero de Mayo son fechas que nos invitan a reflexionar sobre las luchas históricas de los trabajadores, pero también sobre las luchas actuales que continúan vivas en cada rincón del país. La lucha por la justicia social y por la dignidad de los trabajadores, rurales o urbanos, no ha terminado. Y aunque celebramos los avances alcanzados, es fundamental recordar que la historia sigue escribiéndose, y que las luchas del pasado son la base de las que seguirán adelante.

(*) Joaquín Andrade Irisity es estudiante avanzado del Profesorado de Historia en el IPA y de Comunicación Social en UTU, escritor y periodista en formación.

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