Íbero Gutiérrez: poeta revolucionario, tupamaro

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Colectivo Mate Amargo(*)

El pasado 28 de febrero se cumplieron 52 años del asesinato de aquel artista plástico, dramaturgo, pero sobre todo poeta revolucionario, tupamaro, de 22 años: Íbero Gutiérrez.

Para Mario Benedetti, “uno de los poetas mejor dotados de una generación que se formó entre dos fuegos: la rebeldía y la represión”. Decía también Benedetti, quien compartió con él su militancia en el Movimiento 26 de Marzo: “Esa bondad, esa preocupación por el prójimo, esa esperanza incólume, que están patentes en sus poemas, son una conmovedora muestra de la riqueza interior de un revolucionario. Nosotros mismos a veces perdemos de vista ese nivel humano, que no por humano deja de ser político sino que es más político que nunca”.

El mismo Benedetti se encargaría de su publicación póstuma, pues aunque ya lo había previsto en vida de Ibero “En estos días ando entusiasmado Mario Benedetti quiere publicar mis poesías…” (Diario de Ibero Gutierrez,1972), no pudo hacerlo hasta 1977 en “Poesía Trunca”. Una publicación de Casa de Las Américas, dónde nuestro joven poeta aparecía junto a otros de la Patria Grande como Roque Dalton, Otho René Castillos, Francisco Urondo o poemas del propio Che Guevara.

Íbero Gutiérrez nació el 23 de setiembre de 1949, en Montevideo. Criado en la calle Hernani Nº 1541 de Punta Gorda.

Entre los 14 y los 16 años escribió un diario personal en dos volúmenes, a los que denominó Libro I y Libro II, dando cuenta de sus intereses artísticos. Entre 1966 y 1971 escribió nueve cuadernos de poesía, seis antologías de su obra, un cuaderno de reflexiones literarias y filosóficas, un diario de viaje (por Cuba y Francia), un diario carcelario y piezas breves de teatro. Su obra fue publicada, como lo mencionamos anteriormente, en forma póstuma y en distintas antologías.

Fue militante de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU) en 1968 mientras estudiaba en la Facultad de Derecho de la Udelar. Más tarde, empezó a cursar en la Facultad de Humanidades y Ciencias, Filosofía y Psicología.

En diciembre de 1969, el nombre de Ibero Gutiérrez apareció vinculado a una importante acción del MLN – Tupamaros, de la que estaba absolutamente desligado. Luego de muchas dudas decidió presentarse a la Policía y, a pesar de su inocencia, resultó procesado y fue remitido a la cárcel. Durante tres meses compartió celda con quien luego sería otra de las víctimas del escuadrón de la muerte, organización parapolicial que funcionó desde fines de la década del 60’: Ramos Filippini.

Fue procesado el 3 de enero de 1970 por el delito de «Asociación para delinquir». Liberado en marzo de 1970, fue nuevamente encarcelado en dos oportunidades, de acuerdo a las Medidas Prontas de Seguridad dictadas por el gobierno de Pacheco Areco. Así estuvo detenido entre el 13 de agosto al 13 de setiembre de 1970, y del 13 al 26 de marzo de 1971. Su liberación coincide con el primer acto del Frente Amplio del 26 de marzo de 1971. Ibero fue portador de un saludo de los presos políticos enviado desde las cárceles, que fue leído esa noche.

El 7 de setiembre de 1971, su nombre apareció en una lista publicada por «El País», donde se le sindicó, también, como sedicioso. Se le acusaba de un atentado contra la quinta presidencial el 21 de junio de 1969. Pero Ibero sólo había estado 90 días detenido, sin pruebas y había sido excarcelado por la fiscal del Crimen, doctora Gonella, que no encontró méritos para acusarlo. Sus abogados probaron fehacientemente que no tenía vinculación alguna con el hecho. Eso fue probado a través de testigos calificados. De inmediato fue excarcelado por la fiscal que lo sobreseyó.

Pero entonces llegó el lunes 28 de febrero de 1972, y el comunicado Nº43 de la Oficina de Prensa de las Fuerzas Conjuntas. El parte decía: «En el día de la fecha, siendo aproximadamente las 12.00 horas, como consecuencia de un aviso anónimo, integrantes de las Fuerzas Conjuntas hallaron debajo de un árbol, ubicado a unos quince metros de la intersección de Camino de las Tropas y Camino Melilla, el cuerpo sin vida de una persona del sexo masculino presentando varias heridas de bala».

En total fueron 13 balazos, todos de calibre 38, disparados por al menos tres revólveres los que acabaron con la vida de Ibero, según se estableció en los peritajes. Las armas de ese calibre son las que utilizaba la Policía.

El dictamen fiscal determinó que Ibero fue «interceptado en la calle por integrantes del Comando Caza Tupamaros, fue llevado a un lugar desconocido, donde fue atado con una cuerda en el pecho a una silla y, tras interrogarlo (posiblemente sobre el paradero de Nelson Bardesio), fue cruelmente golpeado con objetos contundentes y mediante patadas en el tórax y abdomen, las que le produjeron diversas fracturas de costillas, maxilar y brazos».

Agrega el documento judicial que «No contentos con ello, sus ejecutores quisieron dar un claro mensaje a los jóvenes de su edad, vinculados de forma directa o indirecta con la organización guerrillera». El Escuadrón dejó un cartel en el cuello de Ibero que decía «Vos también pediste perdón. Bala por bala. Muerte por muerte. Comando Caza Tupamaros».

Íbero fue víctima fatal del Escuadrón de la Muerte

Leyendo por aquí y por allá encontramos cosas como: “Ibero Gutiérrez; Montevideo 1947-1972”. No hay que hacerles caso, están erradas, pues deberían decir: “Ibero Gutiérrez; Montevideo 1947- La eternidad”. El poeta se presenta solo

La tarde del tío sam se enciende sobre un puente de brooklin

una prostituta lee los salmos del antiguo testamento

qué pesado verano melancólico

canta yoko ono mientras pide marihuana multi-filter

en cada mañana de bruma

en mi cama soy un delfín abajo de la almohada

atando un cabo musical a las noticias de la radio carve

con la mirada puesta en el oro de Fort Knox

la calle de la ciudad-sueño no encontró un nombre todavía

mientras nado estilo crowl sobre tu vientre

y me mido en los reflejos del océano

amante de esa yerba

los céspedes floridos

deslizo mi lengua por tus muslos de playas desoladas

donde te yaces a partir de mi birome infinita

como mujer del silencio y del suspiro

el espacio que nos une es aire y bocanada completa

termino de colgar la ropa húmeda para pensar en ti

cómo se separa todo

estoy dopado de sueño

escrutando ese sexo

buscando en mi tabaco violeta

las olas conceptuales

sueño como tú sueñas

conmigo

construyendo las órbitas de azúcar impalpable

que introduzco lentamente en tu café compulsivo

hoy me levanto eufórico del mundo

traspaso con un cepillo mis dientes de dentrífico

oigo que BB cambió su nombre

me destapo el cerebro mirando al presidente

escaleras abajo

entre la muerte.”

(*) Colectivo Mate Amargo es un Colectivo integrado por las y los compañeros que construimos a diario este medio de comunicación alternativo.

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