El gobierno de las excusas y los subterfugios

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Por Lilian Galán
(Intervención en cámara de Diputados – 19 de mayo 2022-  Interpelación a la Ministra de Economía)

Salarios: El saqueo exitoso

Voy a centrar mi exposición en la política salarial del gobierno, porque la pérdida de poder
adquisitivo tiene estos dos componentes que van de la mano: un proceso inflacionario
acompañado de una política salarial que no intenta mantener el poder de compra de éstos.
Quiero decirlo claro: si no se mantiene el poder de compra de los salarios, no es una política
salarial, es un saqueo exitoso. Porque la diferencia entre los precios que suben, y los salarios
que se estancan, alguien se lo está quedando. Y no hay mucha vuelta que darle, esa diferencia
pasa a engrosar las ganancias de los empresarios, o las arcas del Estado.

Solo en un año el salario que ya perdieron los trabajadores, equivale a un medio aguinaldo.
Imagínense si hoy el gobierno anunciara que no se va a pagar el aguinaldo de junio, sería una
hecatombe, sin embargo, eso ya pasó. Pero ya sabemos que este es el gobierno de las excusas
y los subterfugios. Por lo demás, me voy a remitir a dar voz en este Parlamento a los
trabajadores organizados, porque ellos tienen perfectamente medido el saqueo al que nos
acabamos de referir.

En el último año móvil a marzo, el poder de compra del salario promedio tuvo una disminución
de 2,1%, la que surge de comparar el incremento del IMS de 7,1% con el aumento del IPC de
9,4% registrado en igual período. Por su parte, en los últimos dos años a marzo, la pérdida de
poder de compra es de 4%, fruto de una evolución acumulada del salario medio de 13,8% y
una inflación de 18,5% en igual período. La caída del poder de compra del salario en estos dos
años se explica:
i. inicialmente (entre marzo y junio de 2020) por el muy fuerte aumento de la
inflación ocurrido al inicio de la pandemia;
ii. entre julio de 2020 y junio de 2021, por la vigencia de la llamada “ronda puente”
de Consejos de Salarios en el sector privado, la que supuso una pérdida de salario
real de 4,2% para la mayoría de los trabajadores, y el muy reducido ajuste salarial
otorgado en enero de 2021 para los trabajadores públicos; y,
iii. a partir de julio de 2021 por los muy bajos porcentajes de ajuste salarial
establecidos por los lineamientos del Poder Ejecutivo, insuficientes ya no para
iniciar la recuperación, sino incluso para mantener el poder de compra del salario.
Fue pactado en el Presupuesto Nacional la rebaja salarial y la recuperación al final del período.
Se les planteaba a los trabajadores que era mejor empleo que salario. Esta es la característica
que se va a mantener, baja desocupación y empleos precarios.
Como decíamos inicialmente hay perdidas que no se recuperan. En términos generales, en una
mirada algo más larga, luego de un período de caída del poder de compra del salario, la
propuesta del Ejecutivo es que a partir de determinado momento (el compromiso original era
que fuera a partir de este año, y dada la evolución de los precios al consumo, como se
comentó más arriba, difícilmente esto ocurra), comenzaría el período de recuperación salarial.
Sin embargo, esto no es exacto ya que el salario perdido no se recupera, sino que lo que se
logra es que el nivel salarial retorne a su nivel anterior en términos reales. Esta aclaración es importante porque el poder adquisitivo que se fue perdiendo a lo largo del tiempo, junto al
bienestar económico derivado de ello, estrictamente no se recupera.

Si estuviéramos viendo la evolución de los salarios en una gráfica está claro que tendríamos
subidas correspondientes a los momentos de ajuste, básicamente en enero y julio que es
cuando se concentra la mayor parte de los ajustes. Pero es claro que dichos ajustes han sido
insuficientes, ni siquiera para volver a alcanzar los niveles salariales de partida. En particular,
los ajustes de julio de 2021 y enero de 2022, que según la propuesta del Ejecutivo para la
negociación incluirían un componente de “recuperación”, ni siquiera han sido suficientes para
revertir la tendencia de caída de salario real. Incluso en la hipótesis de que el salario real
medio alcance en el año 2024 y 2025 el nivel que tenía previo a la pandemia, como ha sido
comprometido por el gobierno, estaremos hablando de un período de al menos cuatro años de
pérdida de bienestar de los trabajadores asalariados.

Sobre los anuncios realizados por el Poder Ejecutivo realizado el 19 de abril, de incrementar los
salarios públicos en un 2% a partir del 1º de julio de 2022, y sugerir a los sectores de la
actividad privada que no tenían previsto correctivo de inflación para dicho momento, la
posibilidad de adelantarlo, tenemos que decir que es complejo prever la evolución del salario
real a lo largo de los meses que restan de este año, tanto de la incertidumbre en torno a la
trayectoria de la inflación como a la del salario luego de estos anuncios, dado que aún no se
sabe cuántos sectores efectivamente van a acordar el adelanto del correctivo. He realizado
consultas al respecto, sobre qué es lo que vienen ocurriendo hasta ahora en este aspecto.
Aunque sea obvio, corresponde puntualizar que con las medidas anunciadas los trabajadores
informales, los trabajadores por cuenta propia, monotributistas y demás uruguayos que viven
de su trabajo, claramente quedan por fuera. En este contexto la única certeza es que el
salario real medio va a profundizar su deterioro en el segundo trimestre de este año, dado
que la inflación seguirá en niveles elevados respecto a los que tenía el año previo, mientras
que en estos meses no habrá ajustes salariales adicionales para la gran mayoría de los
trabajadores.

En la hipótesis más optimista de que este adelanto de ajuste previsto por el gobierno para julio
logre acompasar el crecimiento de precios durante 2022 tendríamos un año 2022 donde en el
comparativo “punta a punta” el salario real medio se mantendría aproximadamente
incambiado, es decir que a finales del año seguiríamos entre un 3% y 4% por debajo del nivel
de salario real pre pandemia por tercer año consecutivo. Quedando entonces el inicio del
proceso de “recuperación” postergado hasta 2023.

Las medidas anunciadas ¡Vaya si son cambios estructurales!

Por último y saliendo del tema salarial, quiero hacer alguna mención a las medidas anunciadas
un día antes de esta interpelación (18/5/2022) en conferencia de prensa por la Ministra. En
primer término, saludar la oportunidad de los anuncios, justo antes de una interpelación, sin
que los afectados (o beneficiados) tengan tiempo de evaluar qué impactos tendrá sobre cada
uno de los sectores involucrados.

Me quiero referir en particular a las medidas que la ministra mencionó como “cambios
estructurales”. A cuenta de un análisis posterior que trataremos de realizar, escuchando a los
sectores sobre los cuales estas medidas impactan, quiero decir que estamos bajando
aranceles, que van a afectar a nuestra industria nacional, nos referimos a los molinos y a la
industria aceitera. ¡Vaya si son cambios estructurales! Estamos hablando de un cambio en la
Matriz productiva del país, que tiende a la desindustrialización, al perjuicio grave de la industria nacional manufacturera en beneficio de los importadores. Esta película ya la vimos en América Latina y en nuestro país en la década de los 90 y así nos fue. Un golpe a dos sectores de la industria nacional, escondidos bajo el manto de políticas de rebaja de precios, ¡hay que reconocer el ingenio comunicacional del gobierno! Anunció además de la baja de aranceles, la rebaja de la tasa que cobra el LATU, en definitiva, parecen ser medidas que van a favorecer a los importadores, pero nos preguntamos ¿cómo recibirán estas medidas los
sectores industriales afectados? Sobre estas medidas anunciadas por la ministra, nos encontramos con que se dará una rebaja arancelaria para el aceite del 16% al 8% y para la
harina del 12% al 6% para importaciones provenientes de la República Argentina; y arancel 0%
para importaciones provenientes de extrazona. Lo anterior nos genera la preocupación
respecto al impacto en la industria nacional y consecuentemente, sus trabajadores y de la
realidad de la formación de precios en nuestro mercado en un futuro, fundando esta opinión
en los siguientes elementos:
1. Las retenciones a las exportaciones de granos dispuestas por el Gobierno Argentino
bajan los costos de la materia prima para la industria aceitera argentina en un 33% y para
los molinos harineros en un 12% por lo que la industria argentina queda subsidiada en sus
costos de materia prima frente a la industria uruguaya que paga los precios del mercado
internacional, ya que Uruguay no aplica retenciones a sus exportaciones de granos
2. La industria argentina cuenta además con un subsidio MUY importante por el diferencial
arancelario en las retenciones. ESTO SE INCREMENTÓ EN PORCENTAJE EN LOS ÚLTIMOS
MESES PARA EL ACEITE EMBOTELLADO.
3. Tienen además un subsidio directo de 190 millones de dólares por año para los que
refinan aceites y de aproximadamente 478 millones de dólares para la elaboración de
harina de trigo, cosa que por supuesto en Uruguay no existe.
4. El subsidio de la harina de trigo hace que el costo del trigo para los molinos argentinos
sea de 23.000 pesos argentinos – unos 200 dólares al tipo de cambio oficial o 100 dólares a
tipo de cambio paralelo (o sea 50% o 75% menos que el costo de los molinos uruguayos
que hoy deberían comprar el trigo con un valor de referencia FOB argentina de 480 dólares)
5. Uruguay exportó trigo (sin ninguna limitación) y muy posiblemente va a tener que
importarlo en un futuro próximo. En ese caso el costo de trigo será de USD 550
aproximadamente a valores actuales.
6. A todo esto se suma el doble tipo de cambio que rige en la República Argentina que
viabiliza cualquier tipo de operación que recibe dólares en el exterior y luego se cambian en
el mercado paralelo por el doble del valor.
7. Sumado a todo lo anterior, quizás las autoridades nacionales debieran considerar que al
fijar un arancel 0% a las importaciones de extrazona cualquier importador en Uruguay
podría solicitar la cláusula de nación más favorecida para las importaciones provenientes de
la República Argentina, por lo que en la realidad los productos provenientes de ese país
ingresarían con arancel 0 pues no podría discriminarse a ese país frente a las importaciones
de terceros países.

La historia económica de nuestro país ha demostrado que una vez que desaparece la industria
nacional y el mercado queda solo a merced de los productos importados, éstos
indefectiblemente han subido de precio en comparación a la propia región. Podemos mencionar por ejemplo los jabones, las pastas de dientes, artículos de limpieza, etc.
importados de la región que, tienen comparativamente un precio mucho mayor en nuestro
país que en sus países de fabricación, sin que Uruguay aplique ningún arancel a los mismos y
habiendo además perdido todos los puestos de trabajo que las industrias locales generaban.

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