Editorial

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De las distintas acepciones de la palabra Demagogiala más interesante podría ser: Dominación tiránica del pueblo.

Porque no se trata únicamente de una estrategia para obtener una victoria política o posicionarse políticamente, seguramente Manini Ríos -al momento de tratar como demagógicas las propuestas del Frente Amplio para paliar la crisis- lo plantea en estos términos, casi como un déjà vu de lo que fue su irrupción en el terreno político, con promesas como las de nunca ampararse en los fueros para luego hacer todo lo contrario.

La demagogia actual del oficialismo (Gobierno y Partidos Políticos en el Gobierno que pretenden no ser parte de él, demagogia fundante) va más allá de falsas promesas con temas populares, como por ejemplo: Se terminó el aumento de las tarifas y los combustibles. Es un sistema, es una forma de gobierno de quien pretende ejercerlo en su dimensión absoluta, es una tiranía.

Demagogia es la unidad, es el acontecimiento puntual, distinto a los demás. Pero si los acontecimientos se repiten y ya no es posible distinguirlos a unos de otros, entonces hablamos de algo mayor, algo más grande que los engloba. Puede ser una estrategia, de hecho lo es, la estrategia de la clase que vino a recuperar su dominio político del Estado, pero es más que eso, es un régimen de poder absoluto. Quizás con una simple variación, son varios los poderes desde donde erigirse como tirano, pero el deseo ordinario unipersonal es el mismo, ya sea al frente de un país o al frente de una Bancada de Senadores.

Parte de este sistema, que a su vez se manifiesta en la estrategia concreta, implica que en determinados momentos dichos poderes unipersonales se manifiesten aparentemente opuestos. Casi como una táctica de interrogatorio en la que a uno le toca el papel del malo y a otro el papel del bueno, pero el fin es el mismo. Como viene sucediendo con los aumentos de la nafta, cuando la recomendación de la URSEA indica una cifra y el gobierno define una menor, pero el aumento se da de todas manerasy todos los meses.

Manini en su papel de bueno, aunque primero hizo el papel de malo al ridiculizar los planteos del Frente Amplio, planteó una Minuta de Comunicación en el Senado para bajar el IVA a 19 artículos de la Canasta Básica. Todos los partidos políticos acompañaron, pero en seguida aparecieron los comentarios de Senadores del Partido Nacional relativizando y luego los comentarios de la Ministra de Economía rechazando el contenido de la Minuta.

Así que veremos, con el pasar de los días, si la demagogia con la que se llenó la boca el Senador de Cabildo Abierto no le termina explotando en la cara cuando el Ejecutivo, su Ejecutivo, eche para atrás las medidas propuestas.

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