Soledad López
Carlos Pereira das Neves
A más de un año de puesto en marcha el actual gobierno de coalición, a la espera de la Rendición de Cuentas que el propio gobierno hará pública para ver cómo nos siguen dibujando de beneficioso un cambio nefasto, algunas conclusiones podemos ir sacando para que no nos vendan gato por liebre, bagre por tararira, paja por trigo, dinosaurios por perspectiva de género.
Mirá, Don Frutos…¡Tus soldados matando amigos!
El 11 de abril de 1831, nuestro primer presidente electo: el General Fructuoso Rivera -impulsado y presionado por los hacendados y terratenientes del noroeste de nuestro país- le tendía una trampa a todos los caciques charrúas en lo que se conoce como la “Matanza de Salsipuedes”.
Más de la mitad de la nación charrúa fue aniquilada, en el lugar de la emboscada y perseguidos los meses posteriores a la emboscada.
El fundador del Partido Colorado, cuyo color debiera deberse a la cantidad de sangre derramada en la historia más que a las divisas enfrentadas en la Batalla de Carpintería, inauguraría así o -mejor dicho- reafirmaría otra de las características de quienes profesarían sus ideas a lo largo de los años y hasta hoy en día: acabar con las disidencias.
De la misma manera y con la misma facilidad con la que se abrazó al invasor portugués, luego de haberse destacado como caudillo dentro de las fuerzas artiguistas, enviando una carta al gobernador Francisco Ramírez –fechada el 13 de junio de 1820- en la que ofrecía su ayuda para “acabar” con Artigas, a quien consideraba un “monstruo, déspota, anarquista y tirano”.
¿qué cambió?
El 4 de marzo de 1913, José Batlle y Ordóñez hacía pública su propuesta de sustituir el Poder Ejecutivo unipersonal por un Colegiado de siete miembros, generando una fractura dentro del Partido Colorado que dio lugar al “Riverismo”. El nombre oficial fue “Partido Colorado Independiente Don Fructuoso Rivera” y Pedro Manini Ríos su fundador.
Manini Ríos también cumpliría con su rol de fundador, o refundador a juzgar por las ideas mantenidas, fundando el periódico “La Mañana” y asumiendo un puesto en el primer Consejo Directivo de la Federación Rural. Más tarde, y para despuntar el vicio, sería Ministro del Presidente de facto José Luis Gabriel Terra.
Un siglo más tarde, a la ocasión la fueron pintando calva. A fines del 2017 y principios del 2018 los grandes sectores rurales fomentan la creación de Un Solo Uruguay y la familia Manini Ríos relanza “La Mañana” a mediados de 2019, de cara a incidir en las elecciones de dicho año. Vaya si lo hicieron.
Otro Manini Ríos fundador aparece en escena, con arrebatos públicos contra un Presidente Constitucional que le brindaran la cobertura mediática para un lanzamiento estelar de su Partido: Cabildo Abierto, teniendo clara la estrategia de buscar la simbología artiguista para confundir despistados. Estrategia que hoy prosigue con la creación del Instituto de la Mujer Melchora Cuenca…¿se imaginan al Senador Domenech resaltando a una mujer y todavía indígena? Hasta Rivera se sonrojaría.
Como gran tragedia o como miserable farsa
Luis Alberto de Herrera y Pedro Manini Ríos coincidirían en su apoyo al golpe de Estado de Terra, sería la primera de muchas alianzas programáticas para acabar con las disidencias que celebrarían el riverismo y -ahora- el herrerismo.
Un siglo más tarde, a la ocasión la seguían pintando calva, a pesar de algunas caídas de pelos y algunas pintadas. El riverismo y el herrerismo, junto a su hijo adoptivo: el ruralismo, vuelven a coincidir en la necesidad de acabar con las disidencias. O con el Estado, que es donde se expresan y se cobijan las disidencias.
Cabildo Abierto dice que “(…) no se identifica con los intereses de ninguna clase social, ni hace
de la lucha de éstas, el motor de su política” sin embargo la historia demuestra lo contrario, el linaje político de sus líderes y sus vinculaciones, demuestran lo contrario. Apellidos que fueron transformados en compuestos para un mejor resalte en titulares, ya que “Manini” era el apellido paterno de Don Pedro y “Ríos” el materno, hasta que Carlos y Alberto (tío y padre de Guido) decidieron la fusión…nada es casual, todo representa la continuidad de un desarrollo político con aspiraciones aristócratas, un corte claramente de clase.
Hablan de Artigas, de la pública felicidad, de la soberanía, de la defensa de la constitución y el Estado, pero en cada gran reforma que nuestro país ha discutido siempre han optado por el conservadurismo. Ejemplo claro fueron las reformas de 1915, que -entre tantas cosas- pretendía la amplitud de la ciudadanía. Tomó más de 20 años -golpe de Estado de Terra de por medio- para que las mujeres pudieran hacer ejercicio pleno del voto.
El Riverismo ha estado en los peores momentos de nuestra historia, siempre del lado contrario del mostrador de lo que dicen reivindicar, debilitando e interrumpiendo la democracia.
La lancera artiguista, Melchora Cuenca, ardería en llamas, se cortaría las trenzas, si supiera que los reivindicadores del traidor usan su nombre para crear un instituto. ¡Si supiera que el ideario de la familia que la obligó al exilio y le arrebató a uno de sus hijos, hoy reivindica su nombre!
¡Menos mal que sus ojos negros no tienen el disgusto de ver tan miserable farsa!
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