El pasado fin de semana pareció haber sido tranquilo, en el que no pasó mucho más que las vacaciones del presidente en la costa de Rocha y el bochorno (y la mala suerte) de que se le quedó trancada su 4×4 en una calle/ duna; pero en realidad, de manera silenciosa en Uruguay, los números de la pandemia por el COVID 19 comienzan a alarmar.
Lo más preocupante de la situación sanitaria (además de los contagios que se multiplican día a día), son las muertes que aumentan exponencialmente, incluso por encima del número reportado por el SINAE de contagios. Hasta el lunes pasado, había registrados 119 fallecidos a causa del COVID 19. Hoy el registro es de 158, es decir, 39 muertes en 7 días, algo que se comienza a naturalizar y he aquí el problema ético al que se enfrenta la política nacional.
El presidente argentino Alberto Fernández se comunicó en el día de ayer con el canciller uruguayo José Bustillo, y se puso a disposición para «generar los contactos necesarios para ayudarlos a tener la vacuna».
En un contexto en que los países más poderosos del mundo acaparan para sí la producción de vacunas contra el COVID 19 de aquí a un año (sin dejarle nada a los pequeños países), y se deja al descubierto la necesidad de asociarse y generar presión conjunta como lo hizo en su momento UNASUR Salud, y ante la ausencia de políticas sanitarias estatales claras, este ofrecimiento es un salvavidas para el pueblo uruguayo y una encrucijada para el presidente Lacalle Pou.
El ofrecimiento del presidente Alberto Fernandez hacia nuestro mandatario habla de la honradez de un estadista que más allá de las diferencias ideológicas, y de las faltas de respeto por parte de nuestro presidente hacia su política sanitaria durante el mes de julio, decide priorizar la ética, defender la vida y la salud de los latinoamericanos.
Por su parte las redes sociales explotaron en la tarde de ayer, siendo tendencia en Twitter el hashtag #AceptePresidente. Y siendo realistas, negarse a tamaña ayuda sería un gran acto de irresponsabilidad, excentricismo e individualismo de nuestro mandatario. Y aceptarla, por el contrario, sería por un lado acelerar el proceso para evitar que cientos (o miles) de compatriotas sigan muriendo; y por otro, asumir con humildad la responsabilidad (y la metida de pata de un presidente en sus cortos 9 meses de gestión).
Argentina comenzará la vacunación contra el Covid-19 el próximo martes ya que cuenta con 300.000 dosis de la Sputnik V las cuales el presidente viene negociando con Rusia desde abril del 2020. Durante enero y febrero de 2021, Argentina prevé vacunar a 10 millones de personas, una cifra significativa en poco tiempo.
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