La humanidad a su Manera

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Por Ricardo Pose(*)

Jorge Manera Lluveras, que luego se convirtió en el “Inge”, aportó algo más que aquella pistola de luz con la cual practicar puntería en condiciones de clandestinidad.

El muchacho integrado al MLN-T venido con un grupo del Partido Socialista, aportó mucho más que los cálculos para hacer el túnel que permitiría la fuga más grande de presos políticos en el mundo, un setiembre de 1971.

Aportó mucho más antes que le impusieran su condición de rehén, elaborando el “Plan Mamboretá”, un proyecto de fuga del Penal de Libertad, que luego llevó a cabo casi que parecido, los dirigentes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez en Chile.

“Pocas masitas” (refiriéndose a los bocados de lunch) palabra más, palabra menos…fue como tituló su documento, el principal aporte al bagaje ideológico de la izquierda revolucionaria.

Aquel tipo “raro”, al decir de los cañeros, que en los médanos y monte de pinos de la costa de Canelones debatía con Julio Marenales sobre la mejor forma de construcción de las cabañas, que serían los primeros cantones de la organización insurgente, al ritmo de música clásica mientras fumaba su pipa.

Eran años de revoluciones en el continente, al influjo de la revolución cubana, del Che, pero también del planteo del cubano argentino sobre el “hombre nuevo”.

Los valores éticos y revolucionarios, la conducta de un revolucionario y una revolucionaria, estaban entre las preocupaciones cotidianas, porque el integrar una organización de izquierda, no resolvía el lastre de la forma de ser.

Manera con su conducta personal, tenía el mejor elemento para plantear una suerte de “código de conducta”, que denominó Valores Ideológicos Básicos, mas popularizados como los VIB.

Pero quizás es mejor compartir el reportaje realizado al dirigente tupamaro, que él mismo definió como “Mucho guiso y pocas Masas”. Este reportaje tiene sobre importancia: uno, por ser de los pocos reportajes a los que accedió; y dos, por el contenido del mismo.

[Extracto de reportaje realizado al compañero Jorge Manera Lluveras en la revista Liberación Nacional, en marzo de 1985]

¿Podrías hacer una síntesis de tu concepto de militante?

Podemos distinguir tres aspectos en la formación de los militantes:

1- formación doctrinaria.

2- formación en valores ideológicos básicos (VIB).

3- formación teórica.

El significado de 1) es bien conocido, por lo cual vamos a dejar de lado su explicación por brevedad. Podemos definir como VIB a los atributos o cualidades que se consideran distintivos del revolucionario ideal: «Hombre nuevo» (honestidad, modestia, austeridad, espíritu de sacrificio, etc.), incluyendo especialmente a los relativos a la actitud hacia el trabajo (responsabilidad, tenacidad, constancia, iniciativa, etc.).

La formación técnica comprende a los múltiples oficios y especializaciones necesarias para llevar adelante la lucha (la revolución es un hecho técnico, se dijo); el número de las mismas es demasiado extenso como para exponérselas pero para ustedes son también algo conocido.

Si bien los VIB forman parte de un cuerpo de doctrina, hacemos una distinción en cuanto a la formación en ambos aspectos por responder ésta a mecanismos diferentes.

La formación doctrinaria es esencialmente un proceso de asimilación de conocimientos, que se pueden procesar en base a lecturas o cursos, enriquecidos con discusiones. Consideramos entonces que un compañero tiene buen nivel de formación doctrinaria cuando maneja un bagaje suficiente de tales conocimientos.

En cambio, la formación en VIB, significa haberse hecho carne con esos valores, de modo de actuar, en toda circunstancia y por reflejo, en función de los mismos.

Hay un solo procedimiento factible para la formación en VIB, que es una prolongada práctica de trabajo revolucionario, sometida permanentemente a una valoración crítica.

Se trata de un mecanismo semejante al aprendizaje de un oficio manual. Pongamos por ejemplo el de chofer. La primera lección comprende algunos conocimientos teóricos mínimos: luego se pasa a la práctica durante un tiempo más o menos prolongado, junto a un instructor, quien va corrigiendo los errores del aprendiz, hasta que el manejo se va haciendo mecánicamente.

Del mismo modo, es en base a la práctica militante que se procesa la formación en VIB.

HONESTIDAD

MODESTIA

AUSTERIDAD

ESPÍRITU DE SACRIFICIO

La transmisión de hombre a hombre (o de hombre a grupo) no es la única vía para la formación en VIB, también puede lograrse ésta en el seno de un grupo que se la plantea como tarea, empleando la crítica mutua y la autocrítica como herramienta.

La formación en VIB es un proceso prolongado, aunque la duración viable en función de las características individuales -en realidad- nunca termina: siempre somos perfectibles. Hay que tener en cuenta que no se trata de un proceso aditivo, sino de desarraigo de las deformaciones que la sociedad burguesa nos ha inculcado, y éstas a veces se nos «sueldan» demasiado firmemente.

Se desprende de lo anterior que el conocimiento de los VIB y la formación en ellos son dos cosas diferentes; a veces hay un abismo entre ambas. Nuestra experiencia nos proporciona ejemplos claros en ese sentido, en compañeros que luego de cometer errores, se hacían honestas y dramáticas autocríticas, reincidiendo después en las mismas faltas, una y otra vez.

La formación en VIB no es una cualidad estática que requiere un permanente proceso de cultivo, ya que es propensa a decaer, especialmente en esta etapa en que vivimos inmersos en una sociedad que nos bombardea de continuo, con sus valores deformantes.

No es comparable a una obra plástica (una estatua, por ej.), que una vez realizada permanece inalterada indefinidamente; sino a un jardín, que es producto de un constante cultivo.

Los tres aspectos señalados en la formación de militantes son imprescindibles, aunque el segundo es esencial. Por más elevados que sean los conocimientos doctrinarios o técnicos de un compañero, si su nivel en VIB es insuficiente, su formación como militante es insuficiente. (Por supuesto que cuanto mayor sea el dominio doctrinario o técnico de un compañero, mayor es su capacidad de aporte a la lucha). Puede, por ejemplo, ser definido como militante un compañero analfabeto que simplemente haya tomado conciencia de la lucha de clases porque la ha vivido en carne propia como víctima de la explotación capitalista, y que haya comprendido las vías para terminar con ésta.

Nuestra experiencia aporta, en cambio, ejemplos de compañeros con amplios conocimientos doctrinarios, que por sus carencias en cuanto a VIB nunca pudieron ser encuadrados en el MLN.

El «hombre nuevo» nunca surgirá espontáneamente: debemos crearlo con obstinado esfuerzo.

Manera hizo de su vida un estandarte de esos valores.

Quizás por esa modestia, nunca accedió a que se escriba su biografía, o al menos en mi caso fracasé con total éxito.

Ojalá alguien logre sacarlo de esa radicalidad, pues su ejemplo es faro para las futuras generaciones de revolucionarios.

Con Carlitos Graña solo logramos convencerlo de ir a decir unas palabras, a un año de la muerte de su par dialéctico: Julio Marenales.

Acceda o no a dejar testimonio, el “inge” es una humanidad que aspiramos sea, a su Manera.

(*) Ricardo Pose:  Periodista en Mate Amargo , Caras & Caretas , Ceiba Periodismo con Memoria. Coordinador WEB Telesur . Columnista de El Otro País , periódico España y radial en Cadena del sol (Rocha Uruguay)- Radio Gráfica de Bs. As. – Voces en Conversa (Maracaibo Venezuela). Blog personal El Tábano. Participa en Foros de debates de Lauicom (Universidad de la comunicación Venezuela). Integra la Red H capitulo Uruguay y la Dirección (suplente) del Sector Prensa Escrita de la Asociación de la Prensa Uruguaya. ( APU ).

 

 

 

 

 

 

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