Cuidado con la misoginia y el odio de clases

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Por Gabriela Cultelli (*)

El lunes siguiente a la elección interna, un audio furibundo apareció en las redes (varias veces recibido a través de WhatsApp), y llamó nuestra atención.

La voz, aparentemente, surgía de personas convocadas o autoconvocadas por el Partido Nacional en espera de los resultados de los comicios y de la discusión interna que diera como resultado sus actuales candidaturas a presidente y vicepresidenta de la República Oriental del Uruguay; Partido Nacional hoy gobernante y líder de la coalición que gobierna. Esa voz o voces, destilaban esos odios que vienen de lejos en la historia y permanecen latentes, lamentablemente.

Este artículo no pretende defender (ni atacar) a ninguna mujer en particular. Tampoco alguna de aquellas que no solo se prestan, si no que apoyan, reproducen y aprovechan las características y esencia patriarcal del sistema en que vivimos, transformándose en capitanas (más que soldaderas), del status quo vigente. Porque en esencia el patriarcado es un sistema de dominio social, que afecta más a unAs que a otrOs, pero en uno u otro extremo de la contradicción no hace exclusiones absolutas por orientación sexual.

Lo expuesto está muy lejos de negar los roles sociales y de género que el patriarcado crea y recrea, pero no dogmatjiza la cuestión. Si hay algo que sucede ajeno a dogmas y esquemas estáticos, es la propia realidad.

Un poco larga, pero necesaria, la introducción de este artículo. El lector a estas alturas estará por abandonar la lectura, o deseando que de una vez y por todas nos aclaremos cual es el audio concreto en cuestión. La persona o tal vez más de una decía (y disculpen las palabras, aunque obviamente no son nuestras, si no las que surgen del audio en cuestión):

Mentirosa, traidora, panqueque…no sabés, sos una panqueque, puta, hija de puta, sindicalista de mierda, …, sos del mpp, puta, comunista de mierda.” Y algunos vergonzosos epítetos más.

¡Cuidado con el odio! No es amigo, ni buen consejero. Odio y desprecio, discriminación contra mujeres. Odio y desprecio, discriminación contra trabajadoras y trabajadores organizadas/os, sindicalizadas/os. Odio y desprecio, discriminación con el pueblo organizado en las izquierdas. Síntesis: Odio de clases.

Obviamente que este artículo tampoco acusa a ninguna colectividad partidaria, aunque sea de derecha y pueda albergar o no en su seno, elementos hostigadores/as y/o receptoras/es de odios. Este artículo, simplemente quiere advertir sobre el odio.

No solo en Argentina pudo hacerse fuerte el fascismo o la extrema derecha (cómo se le dice ahora). Se trata de un peligro mundial, regional. La base para resurgir de su latencia, la encontramos también en Uruguay.

No sé, el grito de 1 o unas pocas personas, dado en un acto público o sobre puesto como fake new desde algún otro lado, puede carecer, absolutamente de importancia. El Odio, si merece llamarnos a la reflexión siempre, pero sobre todo en los tiempos que corren.

(*) Gabriela Cultelli, Licenciada en Economía Política (Universidad de La Habana), Mag. en Historia Económica (UdelaR), escritora, columnista y co- Directora de Mate Amargo. Coordinadora del Capitulo uruguayo de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad (REDH)

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