Milei y el gobierno de la recortada

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Por Andrés Correa (*)

La aprobación en el Senado de la denominada Ley de Bases recortada, que desde enero el Poder Ejecutivo negocia en el parlamento ahora vuelve a la éste jueves a la Cámara de Diputados con el acuerdo que se acepten las modificaciones que introdujo el Senado al proyecto Ley Bases, aunque insistirá en restituir el impuesto a las Ganancias y el Régimen de Bienes Personales tal cómo había sido aprobado en la cámara baja y luego el Senado modificó. 

La ley bases forma parte de la planificación de la pobreza y la destrucción del Estado como garante de derechos. Asistiremos a nuevos virajes parlamentarios y legales que esperan a esa mega ley de las corporaciones, pero incluso en el caso de aprobarse no modificaría la marcha de la actual gestión macroeconómica, que presenta síntomas de putrefacción. 

El pronunciado descenso en materia de actividad económica se verifica con datos distintas instituciones cómo INDEC, UIA, CAME, CEPA, incluso algunos referentes del neoliberalismo económico como Carlos Rodriguez, Melconian, entre otros. Además hay  señales claras de un próximo rebote inflacionario y con fuertes tensiones cambiarias en el corto plazo.

En los últimos días se percibe la tensión en torno al tema cambiario razones palpables: el gobierno y su equipo económico está jugado a no devaluar para consolidar un sendero de inflación a la baja que le dé algo corroborable para su herida popularidad, pero todos saben que los dólares que necesita el país no aparecen, ni prestados desde el exterior, ni vendidos por los exportadores locales.

Hay quienes alertan que está creciendo la deuda en dólares del BCRA, por la emisión de BOPREAL, nuevos títulos creados por Luis Caputo (Ministro de Economía  y Santiago Bausili (Presidente del Banco Central) que están siendo utilizados por las empresas para cancelar deudas con el exterior y también remitir utilidades. 

¿Quién dirige la batuta?

El Fondo Monetario Internacional (FMI), se sabe culpable por el desastre que hicieron durante la gestión de Lagarde/Macri, por un lado aplaude el ajuste del gobierno de Milei, por otro teme a los efectos sociales y la falta de solidez política del gobierno. Por eso no arriesga fondos significativos y conoce al timbero al frente de la economía en Argentina. 

El FMI, el gobierno e importantes medios de comunicación mienten, omiten y disimulan sobre el verdadero estado de situación.

Es alarmante la precariedad económica del gobierno, se avizoran cierre de comercios, hay suspensiones y plan de retiro voluntario en varias empresas que puede agravarse en los próximos meses generando mayor rechazo social y político. Es un llamado de atención a los sectores populares las acciones antidemocráticas iniciadas a partir de la manifestación pública en ocasión del tratamiento en el Senado de la ley Bases.

Trolls, más posteos en la Red X por parte del gobierno, más un fiscal como Carlos Stornelli inventan una ficción sobre un “golpe de Estado” o el “asalto al Parlamento” sólo tiene sentido como intento de amedrentar y disuadir la movilización popular. 

No hay plan de ajuste sin represión es una máxima que se aplica casi siempre y en al menos casi todos los países occidentales. El gobierno libertario asume una aventura política, acompañada por el gran empresariado local y las potencias occidentales, con sus metas refundacionales en pos de una situación abiertamente neocolonial, que evidentemente requiere de un nivel de agresividad consistente con el daño que se le está provocando a la mayoría de las y los habitantes de la Argentina.

Las detenciones al azar, las acusaciones insólitas y arbitrarias realizadas por la Justicia y el tiempo desmedido tomado por la jueza, con la excusa de los feriados nacionales, para poner fin a la cacería motivada desde el Poder Ejecutivo

Fue floja la contestación del sistema político frente a estos hechos aberrantes propiciados desde el Estado. Se evidenció como nunca antes el sometimiento parlamentario a las necesidades de los poderes fácticos, tanto en el plano de la aprobación de sus leyes de negocios como en la no condena a los atropellos a las conquistas democráticas.

Dialoguistas, moderados, republicanos y otros están en un silencio atroz, que parecieran adherir a la voracidad autoritaria del gobierno de Javier Milei.

La derecha se muestra en su máxima expresión, no le interesa ni la democracia, ni la República. Con concretar los negocios corporativos le basta y sobra.

Con la vocación de negocios financieros dispuestos a cambio de papeles de deuda, quedarse con el patrimonio esencialmente energético y minero de la República Argentina.

La tarea del presente indica no consentir ningún horror y negarse a ser arrastrados a la mugre de la complicidad y al sometimiento del marketing político.

(*) Andres Correa, Periodista argentino-uruguayo, director y conductor principal del Programa Radial «De Fogón en Fogón», corresponsal de Mate Amargo en Buenos Aires.

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