Separando la paja del trigo: El caso del diplomático venezolano Alex Saab

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Por Mercedes Romero

Cuando analizamos la detención ilegal de Alex Saab por lavado de activos, (única causa que queda pendiente porque las siete restantes fueron desestimadas), necesariamente debemos introducir al análisis algunos elementos que no aparecen explícitos en la causa, pero que son el verdadero motivo que nos lleva directamente a presenciar una violación flagrante y contumaz de los derechos humanos fundamentales de una persona, que además es un diplomático venezolano, orquestado por el estado que se arroga el título de defensor a ultranza de los mismos en el mundo. Y, agregamos, peor aún, estamos en presencia del mecanismo de la tortura, tratos crueles y degradantes, todas situaciones condenadas tanto por el orden internacional, a través de instrumentos ratificados por nuestro Estado y el estado aprehensor.

Hace pocos días nos entrevistamos, junto a varios colegas con la Comisión en Defensa de Alex Saab, quien nos narraba la doble detención que sufrió este ciudadano venezolano, a quien se lo detiene ilegalmente dos veces, se ignora su situación jurídica y sus fueros como personal diplomático y se lo somete a aislamiento, se lo agrede física, moral y emocionalmente, se le impide visita familiar y de su abogado defensor, de hecho se declaran personas no gratas a su esposa e hijas, con el agravante de ser, el detenido, un paciente oncológico, lo cual torna más grave la condición sanitaria de la víctima.

Por lo tanto, una cuestión es el reconocimiento o no del estatus de diplomático y el reconocimiento o no de EEUU a la República Bolivariana de Venezuela y otra es el trato como ser humano que recibe el detenido.

Saab como diplomático venezolano posee carta credencial, que es previa a la primera detención en Cabo Verde y que no fue tenida en cuenta, ni en el primer, ni en el segundo secuestro más que detención (aparece en Florida).

Por tanto  se le ha violado su inmunidad diplomática, se han ignorado sus fueros, así como sus DDHH, se lo ha sometido a tortura constatándose malas condiciones carcelarias, de hacinamiento, de falta de limpieza, de ventilación y luz,  falta de alimentación adecuada, falta de medicinas y de atención médica, al punto de haber adelgazado muchísimo, agresión física a efectos de que confesara un delito que no cometió, sólo por nombrar algunos de los aspectos, sin contar con las agresiones que no tienen que ver con lo físico, que tiene que ver con su situación procesal cómo detenido, cómo lo es el no permitirle una defensa adecuada en juicio y a su elección, dado que se le proporcionó un abogado al cual no conocía, súmese el privarlo del contacto familiar, etc.

Entonces, y repito, ante esta situación de reiterados y contumaces hechos violatorios de los DDHH, que tienen como particularidad, que se están desarrollando en este momento, la comunidad internacional debe exigir la inmediata liberación de Saab y no aceptar que EEUU esgrima argumentos relativos a si reconoce o no su estatus de diplomático debido a que no reconoce al Estado Venezolano, porque son cuestiones diferentes, aunque igualmente indignas.

No reconocer la República Bolivariana de Venezuela, cómo estado soberano, no le da carta blanca para torturar a un ser humano, que merece toda la protección internacional, independientemente de si se aceptan o no los documentos o el estado que los avala.

Es la utilización de herramientas jurídicas con el fin espúreo de detener ilegalmente a una persona y dar un mensaje a Venezuela sin importar los medios usados. Es desviación y abuso de poder, en su máxima expresión con fines políticos. Es negarle a los y las venezolanas, su calidad de personas, con sus derechos humanos fundamentales protegidos por décadas de luchas de toda la humanidad.

Retomando, y para profundizar aún más en la condición crítica de Saab, se le ha negado su derecho a un juicio justo, a su defensa en juicio, a elegir al abogado o abogada que lo defienda, a tener su día ante un Tribunal independiente y objetivo que analice la situación jurídica. Le negaron la viabilidad de la documentación presentada, tanto para avalar su estatus diplomático como la carga que llevaba a Venezuela y que constaba de alimentos, combustible y medicamentos, además, se le ha negado la consulta con su médico, siendo él un paciente oncológico, por lo tanto no sabemos exactamente su condición de salud, ha perdido calidad de vida en un encierro sin condiciones sanitarias mínimas, y más de 30 kilos de su peso corporal.

Los hechos se suceden desde el año 2020, dónde entre otras cosas, no se le permite hablar con la prensa para evitar acciones internacionales que pongan fin a esta situación. No deberíamos hablar de “situación procesal”, porque es ilegal, se le han vulnerado todos sus derechos civiles, aunque es un dato a tener en cuenta, que de ocho cargos que se le imputan, siete fueron archivados porque no lo pueden sostener ni ellos mismos.

La detención y juicio son ilegal, violatorios de los DDHH en general y en especial de los instrumentos internacionales que brindan protección a los derechos civiles y a los diplomáticos como tales y la verdadera causa de esta situación es el Bloqueo Genocida que aplica el gobierno de EEUU contra el hermano Pueblo de Venezuela. El verdadero motivo que subyace es la aplicación del Bloqueo, que busca ahogar a Venezuela, no permitiéndole acceder a alimentos, medicamentos, artículos de primera necesidad e insumos tan vitales como jeringas, en una etapa de pandemia y post pandemia sólo por manejar un ejemplo.

Nada tiene que ver el reconocimiento o no del Estado de Venezuela con el tratamiento cruel de una persona, nada tiene que ver el lavado de activos con la doble detención ilegal que sufrió Saab,  nada tiene que ver la detención ilegal con los cargos que se le imputan.

Pero sí, todo tiene que ver con el Bloqueo Genocida de EEUU hacia Venezuela, todo tiene que ver con la violación de los DDHH que hace este país ante la mirada impávida de una comunidad internacional cómplice y todo tiene que ver con la supremacía que intenta sostener EEUU, un día sí y otro también, y el recrudecimiento del trato cruel y la tortura como respuesta impotente ante una Venezuela, que al igual que Cuba, lucha día a día por sus convicciones e ideales y por no dejarse avasallar, al bajo precio de la necesidad.

La lucha que se pierde es la que se abandona. No abandonemos a Alex Saab, exijamos la restitución de la plena vigencia de sus derechos y su liberación inmediata. Sobre todo no quieran tapar la tortura de un ser humano con mecanismos y herramientas jurídicas que fueron creadas por el orden jurídico internacional para protegernos del abuso de poder, no para avalar el mismo, provenga de dónde provenga y por los motivos que sea.

La lucha de Alex Saab es la lucha del pueblo de Simón Bolívar y  la de toda Latinoamérica.

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