Ecuador Lacerado

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Por Gabriela Rivadeneira Burbano

Directora Ejecutiva Instituto para la Democracia Eloy Alfaro IDEAL

En América Latina vivimos el segundo ciclo progresista de este siglo, después de un breve pero devastador paso de la derecha por la región; llegó Andrés Manuel López Obrador desde México para mirar al sur del continente, luego Alberto y Cristina en Argentina, Arce en Bolivia, Castillo en Perú, Xiomara en Honduras, Boric en Chile, Petro en Colombia y el último triunfo electoral de Lula en Brasil, primera vez que las tres grandes economías de la región comparten una línea progresista de izquierda al frente de sus gobiernos, eso augura una conexión emergente de las políticas económicas para abordar la crisis multimensional que vivimos en cada uno de nuestros países.

El Ecuador, el país que durante los 10 años de gobierno de Rafael Correa lideró propuestas a nivel mundial sobre la protección y los derechos de la naturaleza, la movilidad humana como derecho universal, la lucha en contra de las offshore como guaridas fiscales, un gobierno que promovió con políticas de redistribución de la riqueza la salida de la pobreza de dos millones de personas en una población de 18 millones, mejorando sustancialmente la calidad de vida de la gente, el país que más rápido bajo los indicadores de desigualdades, ese país, lastimosamente no es parte de este segundo ciclo progresista.

Para quienes no llevan el hilo de lo que pasa en Ecuador, pretendo en este breve escrito poner en contexto una parte de la realidad y la coyuntura que vivimos. El viraje conservador de Lenin Moreno, quien llega a la presidencia en el 2017 cobijado por la Revolución Ciudadana y el liderazgo de Rafael Correa; promovió una desinstitucionalización acelerada del Estado, la inmediata alianza con las élites económicas y las corporaciones mediáticas, la alianza con el Fondo Monetario Internacional (que volvía después de ser expulsado en el 2009) sumado a un gobierno incapaz de gobernar, trajo de vuelta las prácticas de los 90s del siglo pasado; achicamiento del estado, despidos masivos de trabajadores públicos del área de salud, educación y seguridad; reducciones presupuestarias, concesiones tributarias a grupos económicos privilegiados; es decir, el Ecuador sometido al más voraz neoliberalismo que aniquiló toda posibilidad de desarrollo y bienestar para el pueblo.

Son 5 años en los que el Ecuador ha sido profundamente lacerado. Del gobierno de Moreno transitamos al gobierno de Guillermo Lasso, un personaje nada nuevo de la política ecuatoriana, fue 30 años gerente de un banco privado, ministro de economía del gobierno de Mahuad, responsables del feriado bancario del 99, la dolarización y el mayor éxodo migratorio de nuestra historia; dueño de propiedades y empresas offshore en paraísos fiscales; su breve descripción, da cuenta de la línea político ideológica en la que se sitúa, nada malo si su margen de acción se habría quedado fuera de lo público porque, gobernar un país con pensamiento e intereses banqueros, se ha convertido en un verdadero problema, pues, la compresión de lo público requiere del interés colectivo y de acciones integrales para el desarrollo y mejoramiento de la calidad de vida de toda la población y en especial de los más pobres, ahí radica el problema de fondo.

Después de ser uno de los países más seguros de la región, hoy, somos el segundo país con mayores indicadores de inseguridad, sicariato, robos, asaltos y casos de feminicidios con involucramiento de personal de la policía nacional, además, somos el primer país con mayor número de muertes en cárceles, más de 450 PPL asesinados en lo que va del año. La respuesta del gobierno ha sido por demás deficiente, el recorte presupuestario en salud, educación, seguridad y políticas de protección social; la concesión y condonación de deudas a las élites económicas. Es un presidente que se sostiene solo con el apoyo del Departamento de Estado, a cambio de aniquilar cualquier posibilidad certera de integración regional y de posibilidades de desarrollo nacional.

A Lasso le quedan dos años y medio de gobierno en soledad, sus propios aliados económicos le dan la espalda, además, después de la mesa de diálogo instalada posterior al paro nacional de junio 2022 muestra su ruptura con la dirigencia de la CONAIE (Confederación de Nacionalidades del Ecuador) por falta de cumplimiento a acuerdos mínimos, tiene apenas con el 13% de aceptación y credibilidad según las últimas encuestas nacionales. Para buscar una mínima legitimación ha convocado a una consulta popular con 8 preguntas a ser votadas el mismo día de las elecciones de autoridades locales en Ecuador. Consulta cuestionada por su contenido, ya que no soluciona ningún problema real de la población, pero que sirve para alimentar el discurso de persecución política, así como a justificar los presos políticos, exiliados y dirigentes con medidas privativas de libertad, de dirigentes que militamos en la Revolución Ciudadana.

El escenario es preocupante y no muestra una salida fácil. Sin embargo, estamos organizados para la disputa de la política, es una batalla entre los privilegios de las élites Vs. las grandes mayorías empobrecidas, la responsabilidad histórica para el progresismo de izquierda es mayor. Después de 5 años de proscripción partidaria, la fuerza de la Revolución Ciudadana tiene partido, con casillero propio hemos inscrito a candidatos y candidatas en todo el territorio nacional. El domingo 05 de febrero 2023 las y los ecuatorianos iremos a las urnas a votar por 5.600 autoridades locales, el resultado de esta elección nos permitirá equilibrar la fuerza política, demostrar que existe otra forma de gobernanza, que, desde los territorios más pequeños avanzaremos a la construcción de una nueva alternativa nacional y popular con miras a las presidenciales del 2025.

Me solidarizo con el pueblo uruguayo en su lucha frente al gobierno neoliberal de Lacalle, solo la fuerza organizada de nuestros pueblos nos permitirá vencer y retornar al camino del bienestar y de la transformación social.

A pesar del dolor de nuestros pueblos, renace la esperanza, nos motiva saber que siempre hay alternativas para vivir mejor, para que la integración de Ecuador y Uruguay al segundo ciclo progresista sea una realidad y nos encontremos pronto en un gran abrazo nuestro americano.

¡A vencer en Unidad!

 

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