La lógica indica

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Por Griselda Leal Rovira

La estupidez humana parece no tener límite.

Y no se trata de personas individuales, se trata de sectores de la sociedad en su conjunto conducidos por líderes políticos, electos (o no) por sus pueblos democráticamente.

La lógica indica que vivimos en un planeta finito que requiere de la colaboración, cada vez mas, del intercambio de insumos que se encuentran en distintas partes del planeta.

La lógica indica que debería haber un equilibrio en los ingresos de todos los habitantes del mundo, a fin de evitar conflictos que pudieran culminar en catástrofes humanitarias.

La lógica indica que deben concretarse los mandatos que han surgido de los encuentros relativos al cuidado del clima y la preservación de las especies y no sobreexplotar la naturaleza con fines de lucro desmedido para beneficio de unos pocos.

La lógica indica que todos los seres humanos tenemos los mismos derechos a una vida sana y plena sin privilegios surgidos de élites elegidas por la providencia o por supuestos dioses y sus descendientes.

La lógica indica que nadie debería arrogarse el derecho de quitar la vida a inocentes para beneficio propio, de su grupo o país, apropiándose de riquezas que no le pertenecen.

La lógica indica que es absurdo e inhumano que miles o millones de personas, incluidas familias enteras atraviesen enormes distancias a pie o en embarcaciones precarias, a expensa de perder la vida o sufrir tremendas peripecias, buscando una mejor vida que muchas veces jamás se logra, mientras gran parte de la población mira para otro lado y lo va sumiendo como algo natural.

La lógica indica que los adelantos tecnológicos y científicos deberían estar al servicio de todos los habitantes del planeta y no de quienes tengan los recursos económicos para adquirirlos.

La lógica indica que todos los niños del mundo deberían ser nuestros hijos, con acceso al alimento, al abrigo, a la educación y la atención de la salud.

La lógica indica que “la libertad de cada uno termina donde comienza la de los demás”.

Pero NO. En general nada de eso sucede. A lo largo de la historia siempre hubo imperios que crecieron a sangre y fuego aunque luego de un período de auge cayeron.

En los últimos doscientos años ese imperio se concentró en los Estados Unidos, pero por detrás de sus gobiernos siempre estuvieron los poderosos apátridas, a los que nadie votaba pero ostentaban (y ostentan) enormes fortunas que les da el poder del dinero para manipular a su antojo.

Pero todo tiene su ciclo. Estamos viviendo un momento histórico de transición. La unipolaridad está llegando a su fin pero la caída está siendo muy dura. La bestia herida arrastra consigo a sus supuestos amigos y lo triste es que sus amigos se dejan arrastrar.

El mundo occidental está sufriendo un desfasaje, carencia de productos de la canasta básica, subas de precios, inflación desmedida incluso en países que se consideran ricos, pero ricos y muy ricos sigue habiendo y cada vez las fortunas se concentran en menos manos. La amenaza de una hambruna generalizada ya empieza a ser evidente, y como siempre, quienes la sufren son las familias mas numerosas y de menores recursos.

A veces nos preguntamos: ¿Esta situación habrá sido planeada con oscuras intenciones.?

Es difícil afirmarlo, pero la sospecha crece a pesar de la sonrisa de quienes aparecen en la pantalla chica en nombre de los dueños de los grandes medios de comunicación.

Pende sobre nuestras cabezas la espada de Damocles de la tercera guerra mundial que podría acabar con la humanidad o parte de ella, pero aun no siendo así, puede creerse que la tercera guerra mundial ya comenzó con la pandemia en el año 2020, la guerra bacteriológica, la guerra del miedo, la guerra de la censura, la guerra de la crisis y el cierre de fuentes de trabajo, después, la guerra de las armas, del terror y de la muerte en el caso del pueblo ucraniano que es la principal víctima de toda esta historia.

La caída del imperio yankee es un hecho, pero en su desmoronamiento arrastra a occidente sin el mas mínimo remordimiento.

“Es más fácil engañar a la gente que convencerla de que ha sido engañada.”

Es difícil entender la posición de Europa, el plan que está a la vista es la intención que tuvo Estados Unidos de acorralar a Rusia, supuesto enemigo, para que se viera obligado a declarar la guerra. Urania fue el chivo emisario, con un presidente que no es mas que una marioneta de Washington de espaldas a su propio pueblo.

El objetivo final del imperio en decadencia es China. Evidentemente China es la gran potencia económica y tal vez militar que emerge con fuerza expandiéndose por el mundo a través de la Ruta de la Seda, caminos que ha ido creando con préstamos a países del tercer mundo para construir carreteras y puentes, préstamos que a diferencia del Fondo Monetario Internacional no ponen condiciones que menoscaban la soberanía, pero de no poder cumplir con los compromisos contraídos podría cobrarse con otros valores.

Es evidente que a Estados Unidos el tiro le salió por la culata, Rusia, lejos de caer en bancarrota ha repuntado económicamente al comercializar el gas y el petróleo con los países asiáticos, y Europa, siguiendo los mandatos de su aliado se ve en graves dificultades que está acarreando poco a poco la caída de varios de sus líderes empujados por el descontento de la gente.

El país del norte todavía va a dar muchos tumbos, la situación interna no es nada fácil y le va a costar bastante recuperarse, sobre todo ante una eventual caída del dólar.

El desafío de América Latina es no dejarse dominar nuevamente por una potencia extranjera, en este caso la amenaza sería China, con la que debemos comercializar de la mejor manera posible, lo mismo que con Rusia, pero no permitiendo que nos dominen.

La lógica no indica por ahora lo que debería indicar.

Esperemos que la situación se revierta.

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