Editorial

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En la región y en todo el continente la violencia avanza y se puede afirmar que es producto del modelo civilizatorio que construye el sistema capitalista, más allá de que los experimentos progresistas intentan resolver esta problemática.

Una excepción Cuba donde se cataloga como el país menos violento de América Latina.

Esta violencia que aqueja a toda la población es parte inseparable del sistema capitalista concentrador y excluyente. Para realizarnos como seres humanos, todos tenemos que consumir lo que nos ofrece el mercado. Pero no todos tienen los medios para cumplir esos ‘ideales’ de consumo, por lo que se terminan desarrollando otros métodos para llegar a él.

En el marco de este esquema contradictorio es que se construyen las políticas de estado, pero las mismas son insuficientes. Es necesario que toda la sociedad construya salidas, caminos que permitan ir cimentando otro modelo. Porque dentro de esta lógica, casi esquizofrénica que se impone, no es posible resolver en el corto plazo esta situación.

Esta situación no se resuelve apelando a mayor represión como ha sido la política histórica de la derecha que hoy vuelve con renovada virulencia, ni únicamente apelando a las causas del problema, como ha sido la línea que históricamente defendió la izquierda. Una síntesis adaptada a nuestro tiempo requiere un abordaje integral a nivel social, con iniciativas que tiendan los puentes necesarios para trabajar sobre este tema dentro de la sociedad organizada.

Las 15 medidas que ha lanzado el gobierno, sumadas a las políticas de contención e inclusión social implementadas en estos 7 años están enmarcadas en esta visión.

Este mes esperemos sirva para desarrollar espacios que nos permitan vislumbrar caminos que van más allá de rejas y podamos transitar un camino que nos lleve romper las barreras con ese Uruguay olvidado durante años.

Todos los artículos publicados en el mateamargodigital son de entera responsabilidad de sus autores.

Por: Colectivo Mate Amargo

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