La Mojigata. Una excusa para decir

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Ese domingo, cuando llegamos al Sindicato de Molineros, gran parte de la murga ensayaba una letra nueva para el grupo. Guiados por su autor “el Facu”, coreaban una canción que integrará su nuevo disco solista. Reunidos de a pequeños grupos, según sus timbres, compartían la novedad escrita en un papel e intentaban seguir los tonos que la guitarra indicaba. Mientras que atentos practicaban el estribillo, una niña de 6 años se distraía jugando en un largo banco de madera cerca de la estufa a leña. Algunos tomaban mate, otros revolvían los cubos de hielo en el vaso de whisky, pero ninguno perdía la concentración en la pegadiza melodía. Luego se sentaron alrededor de una enorme mesa y le dejaron un lugar al mateamargo.

En esta larga y amena entrevista, de una hora y media, compartimos una charla bien interesante, que por momentos, encontró opiniones opuestas; por otros, complementarias, pero siempre con el humor característico de este grupo de amigos que desde el 98 se viste de murga y que no parece estar en peligro de extinción.

¿Cómo se hace andar una murga cooperativa?, ¿cómo se funciona sin patrón?

– Discutiendo, peleándose y volviéndose a amigar.

– Y hablando y hablando y hablando… mucho.

– En realidad, hemos pasado por distintas formas. Cuando yo entré, resolvíamos todo por asamblea. Se generaban asambleas por todo. Si se cortaba un ensayo, lo definíamos por asamblea. Las resoluciones se tomaban a través de votaciones. Ganaba la mayoría. En el 2008, Nacho planteó otra forma: jugar a que la murga tuviera 3 dueños. Y sirvió para destrancar un poco la dinámica de las asambleas, que por un lado servían, pero por otro, no. Ya no era el 2001, era medio imposible seguir funcionando así. Nuestros tiempos eran otros tiempos: ya habían niños en la vuelta. Entonces, desde ese momento hasta hoy, se eligen 3 o 4 personas por año, se arman las comisiones: letras, logística, producción, artística, las básicas para funcionar; y se busca una manera de cómo funcionar ese año. En teoría, ¿no? Por lo general, siempre es parecido. También se ha planteado si seguimos así o no; o si planteamos una nueva forma de laburo, pero por ahora es así.

– En el 2007, antes de empezar a funcionar como lo estamos haciendo ahora, tuvimos un año sabático de carnaval. Hicimos un espectáculo por fuera de carnaval y de la murga. Se llamó La Mojigata Experience. Fue un espectáculo más teatral. Es más, lo presentamos en un teatro. La idea era que tuviera algo de murga pero que no fuera murga. Como armar otra cosa para investigar. Lo hicimos porque era una necesidad para el grupo. Hay pila de gente que tiene distintas actividades artísticas más allá de la murga y estaba bueno investigar por otro lado.

– Para mí la murga es una excusa. Se puede haber formado otra cosa, un grupo de circo o venta de películas truchas. Básicamente lo que mantiene a la murga es el grupo.

– Hay años de la murga que ni te acordás y el Experience nos marcó mucho y siempre estamos retrotrayéndonos a eso y sólo hicimos 2 funciones. A veces nos olvidamos de un repertorio que ensayamos 4 meses y lo cantamos cientos de veces, pero ese espectáculo sí que nos marcó. Había títeres, bandas, perfomances… Terrible yogurt se llamaba.

Fotografía: Leonel Martínez

Fotografía: Leonel Martínez

El año anterior al Experience, La Mojigata se bajó del tablado cantando: “¿Qué hacer cuando uno siente que no cambia nada?” ¿Cuánto queda de ese sentir?

– El Facu fue, cuando era punk y dark!

– En un tablado, nos decían:”Fa, están todos peleados entre Uds” . Y después un tipo nos agarró en la bajada y nos dijo: “le están dando palo al gobierno” ¡Estaba re caliente el loco! Ese año había sido complicado. Veníamos de muchos años seguidos y siempre estamos amagando que no salimos.

– De hecho, el año que viene…

– Son muchos años de trabajo. Después de ese año salimos en 2007, 2008, 2009, 2010, 2011, 2012. Todos estos años seguidos… Desgasta y mucho más de la manera que nosotros hacemos las cosas por que implica una convivencia, un desgaste y una exposición personal. No es que venimos 2 horitas a cantar y nos dan las cosas hechas, las hacemos entre todos. ¡Va, no las hacemos entre todos, pero las hacemos mucho más que cualquier otra murga!

– ¡Da nombres, da nombres!

– La forma de armar la cabeza artística, de qué decir y cómo decirlo, que en otros lados no se debate casi nada, acá se hila fino. Y eso está tan ligado a lo emocional del tipo que lo está produciendo.

– Cuando se decidía empezar un nuevo año, se votaba si se salía en carnaval o no. En los últimos años se hablaba de eso, pero en realidad el carnaval estaba ahí, está ahí. Aunque no sea una fija salir, es una parte muy importante. Por que en general lo que hacés, lo pensás para carnaval pero también está eso de que no es necesariamente exclusivo. Mas allá de que después ganen las ganas de salir en carnaval.

– Pasa que ningún otro tipo de espectáculo te ofrece la posibilidad de hacer 60 funciones. Pero al mismo tiempo te restringe. Creo que a veces nos planteamos salir o no, como una manera ilusoria de poder elegir.

– Igual las opciones no son o salimos o nos vamos para casa. Las opciones son: o tomamos este camino u otro distinto. De hecho, ahora estamos en un momento parecido a ese, las opciones no son salir o no salir. El camino hacia el carnaval es muy fuerte por un montón de cosas que están muy buenas, por eso gana. Pero la alternativa no es no hacer nada. Eso es lo que tiene de bueno. No estás eligiendo entre hacer carnaval o no hacer nada.

– En un sistema democrático es bravo decidir… Decidir debe ser de las cosas más difíciles.

– También pasa que el carnaval tiene sus cosas. Si venís de un año que artísticamente te fue bien y el espectáculo tuvo repercusión, venís con un envión que te planteás el no salir pero… Hay años que no son tan power, entonces quedás desacomodado. Nosotros jodemos que en los años pares nos ha ido bárbaro y en los impares, muy mal.

– Este fue raro, ¿no?

– Sí, fue par. Pero fue intermedio.

– El otro día nos juntamos a cantar después de casi dos meses y dijimos: está buenísimo. Pero nos fue como el culo en carnaval.

– Nosotros quedamos re contentos con el espectáculo. Y no nos pasa siempre. Porque entrás en el tubo del carnaval y aunque no quieras, escuchás los comentarios y te pegan. No es que siempre te chupa un huevo carnaval y no pasa nada.

– Creo que este año se laburó muy bien. El grupo estaba entero a nivel de relacionamiento y de trabajo. Que es una cosa muy importante que no ha pasado siempre. Justamente eso hace que te resbale, entre comillas, un poco lo que dicen. Estábamos más unidos y fue muy disfrutable el proceso. Largo. De meses y meses. Pero como el grupo está bien, las cosas salen más fácil.

Fotografía: Leonel Martínez

Fotografía: Leonel Martínez

La Mojigata tiene un público propio que quizá se acerca al tablado sólo para verlos a Uds. También mucha gente cuando Uds. llegan, se paran y se van a comprar un chorizo. ¿A quién le canta La Mojigata?

– Hacemos lo que nos sale y nos gusta.

– Yo creo que hay lugares donde sabés que funciona por el tipo de público. El velódromo por ejemplo. Vos sabés que ahí la gente va a responder enseguida. Este año el espectáculo funcionó en otros tablados, pero no siempre es así. Y también nos replanteamos eso. Hubo años que el repertorio estaba re cerrado. Por ejemplo: 2005 y 2006. Entonces, lo hablamos y apuntamos a un lenguaje más directo. Sin dejar de decir lo que queríamos decir pero haciéndolo de una forma más abierta.

– Tratamos de que el mensaje no sea tan generacional. Todo pasaba desde lo que a nosotros nos pasaba. Entonces pasamos por otros temas mas globales: las instituciones, el matrimonio.

– Igual estamos en un país donde te etiquetan bastante, ¿no? Y una vez que te ponen una etiqueta, ¿cómo te la sacás?

Sí. Para muchos Uds. son una murga joven, de intelectuales….

– Igual nos sale hacer eso, no podríamos parecernos a los Saltimbanquis. Aunque quisiéramos ser o hacer otra cosa, sería muy difícil hacerlo distinto. La decisión no pasa por elegir la manera de ser y hacer murga. No es un estilo elegido, esta implícito en nosotros.

Fotografía: Leonel Martínez

Fotografía: Leonel Martínez

– A veces lo que tratamos de hacer es seguirnos la cabeza a nosotros mismos, no repetirnos y ser lo más universales posible. De un tiempo a esta parte queremos ser una murga que pueda cantar al norte de Av. Italia. Pero poniendo el piso nosotros, porque el piso del carnaval es muy bajo.

– No hay una receta para hacer las cosas, depende de qué quieras decir y cómo. Pero vos ves que en carnaval el 80% de las murgas son siempre iguales, desde hace muchos años, tienen su metodología de trabajo y su forma de hacerlo. En la presentación se va a cantar esto, en el salpicón, esto y así van manejando los climas y la sensibilidad para el mismo lado. Y en una murga como La Mojigata se van armando entre todos las cosas, entonces siempre es distinto.

– Nos ha pasado de estar en un tablado y que nos digan: ¡bajensé, abajo no canten más! Me acuerdo que en el 2005, en el Cerro, estábamos cantando y el presentador empezó a hacer señas desde abajo y gritaba: ¡bajensé que está Gerardo Nieto, bajensé!

– Aparte teníamos esa postura de hacer actuación completa en cada tablado que pudiéramos. Para compartir nuestro espectáculo con todos. Un planteo muy romántico, ¿no? Entonces, le dijimos al presentador: ¡vamos a hacer actuación completa! Y él nos dijo: “bueno dale, pero mirá que en un rato viene Gerardo Nieto. Suban, cualquier cosa…” Y en la mitad de la actuación, el loco nos empezó a decir: ¡corte, corten!

– Y en el Lavalleja, Pablo decía: “y así se despide el Inti sol” y de abajo le gritaban: ¡sí, andate!

– Y cuando te bajás, decís: ¿qué estamos haciendo?

– Y nosotros decíamos tenemos que entregarle nuestro arte a todos los barrios….

– ¡Pero el barrio no estaba muy de acuerdo!

¿Cómo es la relación con el carnaval? Una estructura que de afuera parece bastante mezquina. ¿Cómo conviven con todo eso?

Fotografía: Leonel Martínez

Fotografía: Leonel Martínez

– Te re chupás con pila de cosas que pasan. Pero, ¿hasta dónde te enojás y hasta dónde querés seguir saliendo? De última, seguimos saliendo. Te calentás por las formas, por mil cosas, pero nosotros tampoco participamos ni en las discusiones en la asociación ni en Directores Asociados de Espectáculos Carnavalescos Populares del Uruguay DAECPU. Entonces también… nos calentamos pero… dejamos que las cosas pasen.

– Faltamos. Nunca fuimos.

– No le damos mucha bola.

– Igual me acuerdo de gente de otras murgas que han llamado para que nosotros apoyemos tal o cual cosa. Nos llaman para pedirnos el voto y vos: ¡no entendés nada! ¿Y éste me está llamando a mí para que nosotros lo apoyemos? ¡No podés creer!

– ¡Da nombres, da nombres!

Y con Tenfield, ¡qué pasa?

– Lo mismo que con DAECPU. Se hacen los trámites correspondientes y nada más. Creo que le pagan una plata a todos los conjuntos por derechos de imagen. Tu imagen es de Tenfield. O sea, no te dan la posibilidad de elegir. Es una condición, una obligación que te imponen para salir. Es una regla del juego.

– En el 2009 nos tocó cerrar y dijimos: ¿vamos a salir por el otro lado? Y en vez de salir por el pedregullo, salimos por el otro lado. Fue sólo para joder y después salieron diciendo que habíamos hecho eso a propósito para no hablar con las cámaras. ¡Un divague! Nosotros siempre hablamos con la prensa, siempre damos notas.

– Con Tenfield, tenemos la misma relación que tenemos con el carnaval y con el concurso. Aceptamos las reglas porque como querés salir a hacer carnaval, tenés que transar. Igual los de Tenfield han venido a los ensayos y está todo bien. Fue ese año que se agarraron una calentura bárbara. Y ya venían del año anterior que dijeron cualquier cosa de la murga.

– Hay como una fantasía de que nosotros somos rebeldes y rompemos estructuras. Hay una parte del carnaval y de Tenfield que tiene esa cabeza. Es más divague que otra cosa. Hay veces que los tipos adoptan actitudes totalmente infantiles como la del 2009 de no pasarnos en la televisión y dejarnos una hora y media atrás del telón inventando un corte de luz que no existió. Nosotros cerrábamos la etapa y ese día tocamos casi a las dos de la madrugada. Transmitían el último conjunto , pero no nos pasaron.

Y con el resto de las murgas, ¿es igual?

– No, para ellos somos unos niños.

– Hay como hitos, tendencias. Hay muchas murgas jóvenes que se sienten muy identificadas con La Mojigata y su manera de decir, de manejar el humor y de desestructurar los límites de la categoría. Sin duda, que marcó alguna tendencia: en lo musical y en como decir las cosas. En el carnaval actual que han entrado muchas murgas jóvenes hay como una simpatía hacia La Mojigata pero también conozco gurises de otras murgas o murguistas de otro palo que les cuesta entender un poco lo que hacemos. Para ellos la murga es otra cosa. Nos ven y dicen: “mirá lo que hacen estos locos”.

– Yo me sentí muy decepcionado de muchas murgas que para mí eran referentes y me doy cuenta que se han viciado de lo que es el carnaval. Cantan toda una vida una cosa, levantan determinadas banderas y después hacen todo lo contrario.

Fotografía: Leonel Martínez

Fotografía: Leonel Martínez

– Cuando empezamos, vimos que no éramos los únicos que estábamos sumándonos al carnaval. Habían otras murgas nuevas también. Entonces, te hacías la cabeza y decías: en 6, 7 años DAECPU va a ser otra cosa. En el 2002, te llamaban para ofrecerte que cantaras en su murga, querían desarmarte de alguna manera. Y vos decías: no importa, en un par de años le damos vuelta una votación en DAECPU. Pero en realidad, ves a pila de personas que el carnaval se las fue chupando. Ellos te dicen: “eso de salir último lo hacía cuando era pendejo. Ahora salgo serio, salgo a ganar o no salgo”.

– Nos ven como los guachos rompehuevos. Piensan: “con esta murga no pasa nada”. No somos competencia.

– Artísticamente hay una especie de reconocimiento. Hay referentes de otras murgas que sí gustan de lo que hacemos. Si bien no lo dicen por que todo aquello diferente a lo standard pica o molesta…

– Algunos lo dicen sí.

-Sí. Nosotros encontramos una manera decir que a veces la veo reflejada en fragmentos de espectáculos. Me parece un reconocimiento y me da mucha satisfacción ver como otras murgas fueron adquiriendo esa manera. No estoy diciendo que copien. Nosotros admiramos a la Gran 7, nos gustaba la Falta y Resto de los ochenta e inconcientemente aplicás formas que te gustan.

– Nosotros no hacemos un espectáculo pensando en el concurso. En general, no servís para el concurso. No hablas de Suárez ni de Forlán. No usás los 4 recursos imprescindibles, necesarios en un espectáculo que quiera ganar. No los nombrás y quedás como por fuera de eso. No lo hacemos porque no es el camino que elegimos, podríamos hacerlo y hasta podríamos hacerlo bien. Pero no queremos. Por eso somos unos rompehuevos nos dan 45 minutos y los usamos para cantar otras cosas.

– En el año 2010 sacamos mejor cuplé, mejor libreto de murga, mejor espectáculo de carnaval y… ¡Salimos sextos! Como que está todo bien pero… hasta ahí nomás.

– Tenemos un amigo de la murga que viene a darnos una mano todos los años, que es muy reconocido y sabe mucho de carnaval. Entonces siempre le preguntamos: ¿qué viste?, ¿qué te gustó del carnaval? Y el loco siempre termina haciendo el mismo resumen: “no hay nadie que arriesgue nada”. Que para mí es una definición buenísima. Más allá del estilo, el riesgo es fundamental a la hora de una creación artística. Tenés que arriesgar, tenés que hacer algo y no estar seguro de que vayas a tener un resultado positivo. Tenés que hacerlo si es lo que tenés ganas de hacer. Y a mí me da la sensación, sin conocer la interna de ninguna murga, que eligen el otro camino. Sé que poner a Suárez era un camino que ofrecía muy poca resistencia, era un camino fácil. Pero eso no es arriesgar. Para mí, el reto es llegarle de otra manera al tipo que está sentado ahí.

– Pero yo creo que hay murgas que deciden poner eso pero hay otras que es lo que les sale y lo que tienen ganas de decir. Y no está mal, si están diciendo lo que quieren decir. Hay otros murgueros que les preguntás que querés decir y capaz que los tipos te responden que quieren decir eso.

– ¿De qué murguero estás hablando? En la mayoría de las murgas, los murguistas no eligen. Es una ilusión. El letrista tiene un compromiso ante el dueño de la murga y elige qué le va a vender al tipo que le paga.

– Pero hay 25 murgas que se repiten en los discursos y alguna de ellas quizás intente tener un modo más cooperativo pero terminan haciendo lo mismo. Y también es valido. Lo hacen inconcientemente. No creo que todas las murgas tengan la capacidad de elegir. Se expresan desde su lugar, desde su conocimiento e inquietudes y de repente logran hacer un espectáculo que se repite. ¿Arriesgar o repetirse? No se hacen ese planteo.

– No se lo hacen porque la murga es fiel a su historia y la murga siempre fue critica de actualidad y seguirá siéndolo. Y los murguistas son fieles a su a su esencia, están convencidos que esa es la forma y les encanta hacer eso. Es como ellos lo entienden.

– Las murgas que hacen repertorios repetidos, con Suárez, Forlán, Cavani y todo, por más que sean una cooperativa o tengan dueño; no son dueños del piso que están poniendo. El piso no lo ponen ellos.

– El punto es si se hace eso porque te sale hacer eso o si lo haces para el concurso. La diferencia está ahí.

– Justamente esa separación no está presente. Eligen, no pensando en el concurso, porque está implícito, no hay otra manera de hacerlo. Parece que no hay una manera de hacer un espectáculo murguero sin pensar en ganar el concurso.

Fotografía: Leonel Martínez

Fotografía: Leonel Martínez

Uds. tocaron en el espectáculo organizado por Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos “Todos somos familiares” y también para el aniversario del Frente Amplio FA, cúal es su vinculación con la izquierda?

– Puntualmente, la decisión de cantar este año para el FA lo hicimos en una bañadera. Íbamos de un tablado a otro, todos de fiesta y alguien dijo: me llamaron para tocar este domingo en el cumpleaños del FA, ¿vamos? Cuánta plata hay? Sí, vamos.

– Fue una actuación más.

– Más allá de la rigidez o tirantez que podamos tener con el oficialismo; quieras o no, en el inconciente, sentimentalmente estás vinculado al FA. Más allá de que la mayoría de los integrantes no practique política partidaria. Todos estamos vinculados, por la familia, por historias, por lo que quieras. Estoy seguro que si nos hubiera dicho Larrañaga para cantar nadie hubiera dicho que sí pero como es el Frente Amplio todavía seguís dándole ese plus.

– De un tiempo a esta parte habíamos decidido tocar solamente en actos del Frente, no de los sectores.

– Para mí fue un gran error. Porque se tomó la decisión en un bondi. Deberíamos haberle dado más trascendencia. Vos sos parte de un colectivo, sin duda asumís determinadas actitudes que se toman en ese colectivo, pero asociar a La Mojigata tan directa y tan específicamente con el FA, fue un error. Creo que ameritaba otra discusión. Para mí fue deprimente esa actuación. Fue horrible, decadente. No había nadie, estaba Brovetto dormido.

– Más allá de Brovetto sentado en una silla, que está bien, está viejo el hombre… Lo que yo disfruté fue poder hacer el espectáculo ahí. Se le dio palo al gobierno: hicimos el cuplé de la democracia, que es una parodia de la misma, y lo cantamos; hicimos el cuplé del bosque que habla de los operativos y lo cantamos. A mi me gustó poder decir cosas ahí.

– Fue una actuación sin pena ni gloria, que ni siquiera fue por la guita. Lo cobramos como un tablado más. No le di la trascendencia como para decidirla en una asamblea que hubiésemos estado hasta hoy discutiendo y probablemente no hubiéramos ido. No sé.

– Yo hablo por mí, yo no necesitaba más tiempo para decidir ni una asamblea. Para mí estaba bien, lo hice conciente.

– Lo más gracioso fue cuando vi el informe en la televisión. Justo mientras estábamos cantando le estaban haciendo una nota a Astori y en la edición mostraban a Astori hablando y cada tanto se escucha la murga cantar “éste es el bufón”.

– Y familiares, ¡no hay discusión! Además de participar en el espectáculo, hicimos dos spots.

-¡No hay discusión! Todos somos familiares.

Por: Leticia Benítez

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