Lo más difícil de las cosas

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A Mario Cháves

 

Por Juan Francisca Gómez( *)

 

A la hora de pensarnos como Uruguay, también es necesario revisar la historia a contrapelo como decía Walter Benjamin. Una narrativa situada, que ponga en perspectiva las agendas de discusiones y temas establecidos.

En este recorrido nos encontramos con Gustavo Fuentes, integrante de la Cooperativa Profuncoop para leer de cerca la experiencia.

 

Mate Amargo – ¿Cómo empezó Profuncoop?

Gustavo Fuentes – Para entender cómo nació Profuncoop hay que contextualizar. Sobre el fin de los años 90’, Brasil devalúa, generando algunos problemas a la economía uruguaya. En el año 2001, en Argentina pasó lo mismo con una crisis brutal. En el año 2002 nosotros devaluamos también, generando una de las peores crisis que conoció este país. Un poco para recordar lo que pasó en aquellos tiempos. La desocupación había llegado al 20%, o sea, los trabajadores al seguro de paro. Eso generó miseria, hambre. Yo recuerdo que hasta había niños comiendo pasto. Fue una crisis brutal, la que soportó el pueblo uruguayo.

Y en ese contexto, un grupo de trabajadores que participaban en el sindicato, tenía una visión, o sea, acá nos salvamos con trabajo y se empieza a vincular con una comisión por trabajo. Era un grupo de vecinos y organizaciones sociales que funcionaban ahí en el Comunal 11, que tenían nuestra misma visión, es decir, nos salvamos con trabajo. Bueno, esta comisión empezó a funcionar y tuvo un gran momento que fue la Marcha por Trabajo. Un recorrido de vecinos, organizaciones sociales y gente que se sumó. La movilización salió de General Flores e Industrias luego fue hasta Corrales. Al final terminamos en la Gruta de Lourdes, atravesando todo el Comunal 11, todos barrios vulnerables, con una proclama que planteaba básicamente: precisamos trabajar y esto se soluciona con trabajo. Bueno, al poco tiempo se nos invita a trabajar para ver si se podía estudiar las posibilidades de fabricar luminarias en Uruguay. Hasta el momento se importaban de Argentina o de España. Esto desembocó en el Grupo Luminarias que estudiaba las posibilidades de la fabricación de luminarias, con algunas condiciones, que lo hacían viable para el alumbrado público. Se firmó un convenio que integraba al Instituto Cuesta Duarte, que hacía todas las proyecciones económicas, de costos. Lo integró la Facultad de Ingeniería principalmente, con el estudio del casco reflector, para que desde determinada altura la luz sea uniforme, también la Intendencia a través de su Unidad de Alumbrado Público y lo integró la UNTMRA como sindicato con personal idóneo en técnicas de producción. Esta comisión empezó a hacer estudios de porque aluminio y no bronce, porque el casco tenía que ser así o no, y el costo de esto. Todos empezamos a participar, y se llegó a un momento en el cual teníamos un montón de estudios que daban que sí, era viable hacer esa luminaria. Y para eso después se firmó lo que se llamó el convenio complementario, que ahí se agregaba la UTU con el ITS y una sucursal de ella, de la Escuela de Construcciones Mecánicas. Ahí el 8 de octubre, y se empezaron a hacer las pruebas. La teoría había que llevarla a la práctica. Se nos capacitó en fundición, modelaje, matricería, y otros temas que no recuerdo. La teoría pasó por la práctica y fue aprobada. En el año 2005 se forma la Cooperativa. Dentro de la comisión por trabajo que seguía funcionando, se hizo un relevamiento del parque industrial, cabe recordar que en aquellos tiempos fábricas abandonadas, fábricas cerradas, abundaban. Entre ellas apareció AFE que ya tenía todos los implementos de fundición.

Tenía algunas cosas en contra pero bueno, se llegó a la resolución de que se podía hacer.

La Intendencia firmó un convenio con AFE que cedía los predios de Peñarol en Aparicio Sarvia y en el 2007 empezamos a producir luminarias. Cuando hablo de luminarias, hablo de la farola colonial. Estoy tratando de comprimir cuatro años, en diez minutos.

Año 2007 se empieza a producir, se hicieron alrededor de 15 mil luminarias, hasta el año 2014. Se hicieron cerca de 100 columnas de las que estaban en el en el Parque Rodó, que son panzonas. Se hicieron cientos y cientos de farolas para el Prado y otro tipo de coloniales que son más altas.

En el año 2014, la intendencia decidió pasar todo a la Led, y ahí, no sé, era una tecnología nueva en los tiempos, y nosotros no estuvimos a la altura. Ahí estuvimos dos años en el seguro de paro. Después de esos dos años, la cooperativa, a pesar de todo, porque no es fácil, mantiene una cooperativa abierta. En el año 2018 apareció este plan de UTE de hacer las instalaciones eléctricas en lugares de contexto social muy vulnerable. Y bueno, desde ese momento estamos trabajando ahí.

M.A. – ¿qué pilares los sostuvo y los sostiene en este proceso humano, colectivo, productivo y económico para armar esta cooperativa?

G.F. – Yo creo que lo más difícil de todo es mantener la unidad. La unidad es algo clave. Muchas veces nosotros dejamos de cobrar para mantener la cooperativa abierta.

Ya de por sí, las relaciones humanas son complejas. Muchas veces las parejas discuten y son dos. Imagínate ponerse de acuerdo con quince tipos. Es complejo. Creo que la unidad es el talón de Aquiles.

M.A. – ¿Y cómo hicieron para salir adelante?

G.F. – Nosotros tuvimos desde el inicio, que fue 2003 y 2007, un proceso de cuatro años para arrancar la cooperativa y después pasamos desde el 2014 al 2018 también parados. Esos dos golpes fueron importantes, pero si uno vislumbra a lo lejos que hay una luz, hay un se puede, uno encara, ¿viste? Yo sé que todo el mundo tiene que trabajar y tiene que llevar algo para la casa, porque si no se complica, pero también hay que levantar la mirada y ver más allá. Es más complejo. O sea, los compañeros que podíamos hacíamos changas, pero no dejábamos de ver el objetivo allá a largo plazo, ¿no?, a mediano plazo. Pasó lo mismo en el año 2014. Algunos compañeros que salieron en la changa pero siempre mantuvimos abierto la cooperativa. Estamos en esto de UTE de las instalaciones eléctricas, porque yo hice una changa y un compañero me dijo, me avisó de este plan y yo muerto, nosotros muerto por muerto, y bueno, vamos a traernos el agua, y vemos qué pasa. Y bueno, por suerte, salió todo bien, pero creo que el talón de aquí es mantener la mirada, una de las cosas más difíciles.

 

M.A. – ¿Y a nivel del acompañamiento de las políticas públicas?

G.F. – Complejísimo. Los tiempos del Estado no son los mismos tiempos que los nuestros. Las compras públicas son complejas. Si bien el sindicato hay un programa, hay una visión de que hay que echarle mano a las compras públicas, porque las compras públicas es un motor de la economía, ¿no? Las compras públicas puede ser un motor, ya sea por asignación o un porcentaje para las cooperativas, un porcentaje para lo nacional. Existe el 8% más 8, algo así, pero tendría que ser más radical la acción. Porque también hay que ver otra cosa. Acá una empresa se instala y hace plata, y las ganancias se van para otro país.

En cambio la cooperativa, esa plata se queda acá, gasta en el almacenero de la esquina, gasta en la barraca para hacer un piso, gasta y se queda acá, eso no sé si algún ministro de economía lo cuenta. A fines de los 90’, había una fábrica de cables de Canelones, que perdió una licitación y cerró, por diez mil dólares creo que era.

Ahora, todo lo que dejaba de aportar el estado en consumo de agua, todo lo que dejaba de aportar el estado en consumo de energía, los trabajadores que fueron todos al seguro de paro y posterior cierre de la empresa. Eso no sé si se mide.

Ahí tenés que tener una visión más profunda. No es, no da, no da, se la doy a aquél o se la doy a éste, me parece que la visión tiene que ser más profunda.

M.A. – ¿Y ustedes como cooperativas de producción, ya han hecho planteos?

G.F. – Esto nació en el seno sindical y con el Comunal 11, ¿no? Ya en el sindicato se estaban planteando las Compras del Estado. Nosotros sabemos que si no nos aliamos con otros, nosotros por sí solos no podemos hacer nada, entonces nos juntamos. La Federación de Cooperativas también tiene una visión bastante similar, asignar algo de compras directas de las compras públicas, las cooperativas, son visiones que van en un sentido, en un camino. Creo que es por ahí, si no te juntás con otro, no “haces roncha”, como quien dice.

 

M.A. – ¿Algún recuerdo que tenga?

G.F. – En el año 2018 estábamos sin un futuro inmediato, mantuvimos la cooperativa abierta a puro capricho. Es más, los que asumimos en ese momento, asumimos en la postura de quién le pone la tapa al cajón. Y después apareció esto de Ute, que son las instalaciones, pasamos de moldear y fundir a hacer luminarias, a hacer instalaciones eléctricas. Fue el manotazo de ahogado que nos salió bien. Cuando arrancamos con esto, más del cincuenta por ciento de nosotros éramos mayores de 60. Viste ¿a dónde vamos a ir?

Acá quizás no ganemos mucho, pero estamos en la legalidad. Pasamos a tener aporte. Somos alguien, estamos sumando años para la jubilación. Ganamos poco y bueno, pero peores ganan nada. Y empezamos a hacer las instalaciones, la práctica trajo como consecuencia la mayor producción y la mayor producción trajo como consecuencia el mejor salario. Y ahí yo quería contarte algo.

M.A. – Dígame

G.F. – Lo que me parecía difícil, en principio, después fue fácil hacerlo con ojos cerrados. Y lo que me parecía fácil, después me pareció difícil. Te explico cómo funciona esto.

Yo veía un manojo de cable y no sabía ni que la “O” era redonda. Pero después, con un poco de voluntad, un poco de entusiasmo y cabeza dura, vos ponés atención y ahí es bastante básica la instalación nuestra. Dejamos una casa segura eléctricamente, pero después lo que me parecía fácil se me hizo difícil.

Vos ves pobreza hoy, pero no te digo pobreza, ves pobreza en su máxima expresión. La ves hoy, la ves mañana, la ves la semana que viene, ves el rostro. Empezás a asumir como que eso es normal. Nosotros de trabajar en casas. Te cuento, a veces comíamos, teníamos el formato de fábrica, parábamos al mediodía para comer y muchas veces te rodeaban los gurises y vos te das cuenta que están mal comidos. Y ahí decidimos que bueno, que no, trabajamos a término y nos vamos. No parábamos al mediodía, seguimos de largo. Eso se me está haciendo difícil, el ver pobreza, pobreza, pobreza.

M.A. – ¿qué mensaje le darías a las cooperativas que se están formando?

G.F. – Pregunta difícil. Lo que pasa es que yo te digo la experiencia de Profuncoop. Si vos creés que una cooperativa son 8 horas y me voy para casa no vengas a Profuncoop. Acá se prioriza a los militantes sindicales, los locos con conciencia social. Personas que quieren algo más que “hago ocho horas y me voy”. Tiene que dar algo a la sociedad.

Si vos te fijás en el punto 11 del Estatuto de los Principios de la Cooperativa, dice: darle algo a la sociedad. En una empresa capitalista, van, te sientan y “hacé esto” y vos callado la boca. Acá eso no es así. Creo que hay que ver que vos estás decidiendo sobre tu futuro.

Vos estás discutiendo sobre tu futuro, vos estás implementando cosas sobre tu futuro. Las cooperativas tenemos que ser diferentes a una empresa. Una, para mejorar nuestra sociedad. Dos, para capturar la plusvalía y que sea mejor repartida. Y bueno, me parece que es por ahí.

 

(*) Juana Francisca Gómez es escritora y miembro del Capítulo uruguayo de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad (RedH)

 

 

+info sobre el tema:

 

https://vimeo.com/12158555

https://medios.presidencia.gub.uy/jm_portal/2015/noticias/NO_P164/libro-emprendedores.pdf

https://www.inacoop.org.uy/

http://web.fmed.edu.uy/sites/www.extension.fmed.edu.uy/files/08_revistauec2013_original.pdf

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