Los cañeros vienen marchando

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Por Rolando Sasso (*)

 

Mientras la izquierda montevideana se agitaba con las tareas de apoyo a las movilizaciones de los cañeros de Artigas, ¿qué pasaba en el norte con los peludos? Para ubicarnos traemos una serie de entrevistas del autor, realizadas en Bella Unión, en mayo de 2006 con algunos de los protagonistas de aquellas grandes patriadas:

En la memoria de los entrevistados corrían los años 60’ y el relato de esa gente cascoteada por la explotación y la represión del Estado nos muestra una realidad extrema.

 

Comienza hablando el “Bebe” Albercio Fontora:

 

Mate Amargo- ¿Usted es el “Bebe” Fontora?

Bebe Fontora- Sí, yo soy el “Bebe” Fontora.

 

M.A.- ¿Ud. es de los fundadores de UTAA?

B.F.- Si, hice las marchas y me enfrenté con la represión policial.

 

M.A.- ¿Y qué me puede contar de los principios de UTAA y de Raúl Sendic?

B.F.- Bueno, yo empecé en El Espinillar, era como el Cholo, era gurí joven y ya andaba en la vuelta. Y después vinimos pa´acá, que cuando empezó UTAA estábamos en Calpica.

 

M.A.- ¿Usted estuvo en la huelga aquella de El Espinillar?

B.F.- Estuve, y estuve en la primera marcha aquella que fuimos hasta Paysandú, donde se resolvió lo de las 8 horas y dimos vuelta pa’ atrás y después la huelga grande aquella que nos sacaron pa’ afuera del portón. Y después se vino Jorgelino Dutra, vino Ataliva Castillo, vino Julio Vique, vino Farisano, el Chongo, el “Manchado” Severiano Peralta pa’ Calpica a trabajar y después empezaron a organizar y también vino Raúl.

 

M.A.- ¿Usted estaba con esa banda?

B.F.- Yo estaba con esa banda. Un poco separados, unos trabajaban en un grupo, otros en otro, pero nos veíamos todos los días y cuando se hacían reuniones nos juntábamos en un bosque. Y charlábamos con la gente en las chacras y después empezó a venir Raúl. Ahí la cosa ya caminó más ligero y ya pasaron pa’ lo Perrone a hacer reuniones. Y después estuvimos acampados en Itacumbú y se ocupó el escritorio de Cainsa, donde se hizo la liquidación que cobramos todo. Yo cobré cinco veces. Me iba pa’l Brasil a trabajar y cuando venía me decían “Bebe, mirá que tenés una reliquidación, andá a cobrar”. Siempre aparecía más deuda. Y el administrador del escritorio, era Peña, un viejo que lo encerramos en Cainsa, y después lo llevaron de administrador en Calpica y lo encerramos allá de vuelta.

 

M.A.- ¿En eso estaba el “Viejo” Cultelli?

B.F.- Estaba el “Viejo” Cultelli y ahí los milicos dieron duro.

 

M.A.- ¿Y cómo era el campamento en Itacumbú?

B.F.- Era dentro del monte, a un costado de la carretera, a la derecha pasando el alambrado, porque no se podía acampar en la calle.

 

M.A.- ¿Y qué fue lo que hicieron cuando venía el camión con los carneros?

B.F.- Metimos un palo atravesado arriba del puente. Fueron el “Chongo” Olivera, Ataliva Castillo, yo estaba pero no ayudé, fueron cuatro o cinco peludos, y el camión dio la vuelta y disparó.

 

M.A.- ¿A usted fue que lo metieron preso una vez por carnear una oveja?

B.F.- Yo estuve preso sí, por carnear pa’l campamento con otros peludos. Y el que nos sacó esa vuelta de la cárcel fue el Dr. José Díaz, que era el abogado de UTAA. Porque cuando caímos teníamos que poner un abogado y nosotros pusimos a Pereira Reverbel. Y claro Pereira Reverbel nos iba a sacar el día del arquero, aunque nuestra causa era pa’ 48 horas nomás, por carnear pa’ comer. En eso viene José Díaz de Montevideo y fue a Artigas, hizo el pedido de libertad y le dijo a Pereira Reverbel que firmara y nos soltaron en seguida. Si no, no salimos más.

Y después se hizo la primera marcha por la ley de 8 horas y la terminación de los vales. Fue cuando nos culparon a nosotros de prender fuego a la escuela de Cainsa y fue cuando se armó lío en la CSU, que mataron a una mujer y yo estuve 15 días en la cárcel de Miguelete donde también estuvo Raúl. Prendieron 98 peludos, pero pa’ la cárcel fuimos 35. Cuando me agarraron yo negaba y negaba, pero justo encontraron un yesquero que perdí en la CSU grabado con mi nombre.

Interviene una vieja militante, Doña Isabelina “China” Gómez:

 

Ch.G.- Yo viví toda la historia de UTAA, me fui con ellos y hasta tuve que pasar por un momento medio desagradable.

 

M.A.- ¿Usted vivía en esta esquina?

Ch.G.- Si, yo vivía acá.

 

M.A.- ¿El campamento de UTAA estaba a los fondos de su casa?

Ch.G.- Claro, estaba ahí a los fondos, del otro lado, en el terreno de Don Pantaleón que le decían y ahora está lleno de casitas ahí. El que está viviendo en ese lugar es Ramón Rivero, un renguito que estuvo mucho tiempo en ese movimiento y los hermanos suyos también, pero unos se desparramaron y otros se murieron.

 

M.A.- ¿Así que usted estaba en esta misma esquina y allí atrás se levantó el campamento?

Ch.G.- Si, me acuerdo bien cuando se levantó el campamento. Ellos acamparon allí en el terreno ese de Pantaleón como le dije y ellos entraban en mi terreno porque yo les daba lugar para que hicieran el tacho. Y por medio de Don Manolo Ferrandis conseguí que les dieran la carne del matadero, porque en ese tiempo había matadero acá. Manolo era el Intendente de Artigas, en ese tiempo era de la 15 y como había tanta criatura yo hablé con él para conseguir algo y él habló con algún comerciante por ahí y prometió que iba a mandar la carne, las menudencias y cumplió con eso. Pero yo siempre les daba lugar; de acá llevaban el agua que había que traer de la canilla de la otra esquina y entonces se llenaban los tachos y cuando ellos precisaban para el mate y eso, venían a buscar acá. Y así me fui aliando con ellos y así hice esa marcha con ellos. Y la otra marcha también fui con ellos.

 

Retoma la palabra el “Bebe” Fontora:

 

M.A.- ¿Y la marcha del ’64, la primera Por la Tierra?

B.F.- En esa marcha Por la Tierra si habremos pasado trabajo en esos caminos. Y presos y de todo. Caíamos presos vuelta por vuelta. Cuando la gira de Seregni también caímos presos en la Ciudad Vieja en el ’71 que nos sacó el finado Michelini y después en Durazno que nos tuvieron todo el día en un cuartel. Y preso en cárcel estuve dos veces, una por carnear ovejas y la otra cuando el revalúo en la CSU.

 

M.A.- ¿Qué recuerda de Raúl? ¿Cómo era él?

B.F.- Me acuerdo perfecto. Era un hombre buenísimo, buscaba la igualdad para todos.

 

M.A.- ¿Era medio callado él?

B.F.- No tenía boca pa’ nada, él escuchaba y cuando hablaba decía lo que era.

 

M.A.- ¿Hablaba en la asambleas cuando estaban en Itacumbú?

B.F.- Hablaba sí, pero no le gustaba hablar, le gustaba que dieran las ideas los otros y después daba la idea de él. Siempre le gustó que todos participaran dando su parecer, porque esa es la manera de educar a la gente. Porque si hay una asamblea que la gente sólo escucha y después sale a criticar no sirve, cada uno tiene que dar su idea. El “Flaco” Belleti era otro que hablaba uno por uno, preguntaba “qué dice”, “qué haya, que no haya”, porque criticar hay que criticar ahí. Raúl en asamblea hablaba muy poco y dejaba pa’ que resolvieran los peludos, él daba una idea y decía “ustedes resuelven”.

 

M.A.- ¿Cómo fue la marcha cuando murió la Lourdes Pintos?

B.F.- Fuimos por Rivera en esa marcha. En esa marcha hay más historias, empezando que dio los camiones el intendente de Artigas, el finado Manolo Fernández. En la cruzada por Masoller el hermano de Raúl esperó ahí con una vaquillona. En la bajada de Pena pararon los camiones y se desparramaron peludos y mujeres y trajeron ovejas cantidad. Paramos en el puente de La Palma en Tranqueras y se hizo el campamento en el monte y en los fogones era puro asado. Y yo y Amaral salimos en busca de un boliche para conseguir galleta pa’ la gurisada. Y con la finada Lourdes lo que pasó es que iba embarazada y se agarró un tétanos en Tacuarembó. Y yo no me di cuenta, nos dimos cuenta después. La internamos en Treinta y tres y yo quedé con los tres gurises, que el más chico tenía seis meses y el Careca era el mayor y estaba el del medio. Y ahí el Germán Vidal me llevó los gurises pa’ Montevideo en una camioneta, cuando me avisaron que era grave la cosa. Yo fui a verla y la vi una vez sola; la segunda vez fue cuando vino el cura Zafaroni y Belleti y me invitaron a ir al hospital. Pero antes de llegar al hospital había un bar y me invitaron a tomar una grapita. Yo hallé raro que el “Flaco” pagara una grapa. Sirvieron una para cada uno y me dijo “Bebe mirá que andamos en una lucha así y así, que podemos morir hoy como podemos morir mañana” y me di cuenta en seguida. Le digo “no me digas que murió la Lourdes”. Y me dijeron que sí y entonces vamos. La velamos abajo del puente y estaba lleno de gente. Y después el día del entierro los milicos nos atajaron. La manifestación iba con la bandera de UTAA, la bandera uruguaya y la bandera de Artigas, las tres banderas y los milicos dijeron que no podíamos llevar las banderas. Y me fueron a llamar porque yo era el marido. Y los peludos se sabe como eran de revoltosos y vamos nomás pa´ delante y yo le dije que no, que las banderas no las íbamos a dejar. Y después el “Flaco” Belleti leyó una carta en el cementerio que hizo llorar a todo el mundo, yo me fui a la gran puta pa’ fuera.

 

M.A.- Cantidad de gente salió a apoyar.

B.F.- Claro, Treinta y Tres todo. El hecho conmovió a la gente sencilla del pueblo y cuando vinieron los milicos a sacarnos las banderas estaba todo el pueblo.

 

M.A.- Y varias veces se enfrentaron con los milicos.

B.F.- Ah sí, los primeros de mayo en Montevideo, ni se sabe.

 

M.A.- Qué tiempos aquellos.

B.F.- Si, me acuerdo en la marcha del ’71, el “Cholo” andaba clandestino, había salido en el Abuso y apareció un tatú gordo, pa’ nosotros de regalo y yo supe después que había sido el “Cholo” y yo no lo vi.

 

M.A.- Hábleme un poco de Ataliva Castillo.

B.F.- A Ataliva lo conocí en El Espinillar. Anduvimos mucho juntos, anduvimos por el Brasil cortando arroz con él. Pero el Ataliva era un peludo que andaba en todo.

 

M.A.- ¿Dónde se hizo la asamblea aquélla donde se definió la consigna “Por la Tierra y con Sendic»? En enero de 1964.

B.F.- En el fondo de lo de la “China” Gómez. Estaba Dorimel Boneti que ya quería ocupar tierras de Silva y Rosas. Raúl quería luchar por las 30 mil hectáreas y hacer cooperativa. Ahora uno piensa que era una locura aquello. ¡Qué te iban a dar la tierra! Los latifundistas no te dan, pero era para preparar al pueblo. Porque este triunfo que vino ahora el cimiento lo puso él. Podrán decir lo que quieran, pero acá el cimiento vino por Raúl Sendic, si no, no había triunfo del Frente Amplio. Las marchas de acá fueron lo más grande y fueron reconocidas mundialmente. Fuimos nosotros los que movilizamos todo.

 

M.A.- ¿Cuándo se empezó con la policlínica de UTAA?

B.F.- La policlínica se empezó en el 65’, que empezaron a limpiar esto que era un tacuaral bárbaro y después nos vinimos pa’ acá que empezamos a hacer cimientos y cosas.

 

M.A.- Y cuando se levantó ¿venían médicos a atender acá?

B.F.- Si, había médicos, no iba a haber. Estaba el médico que vivía ahí adentro, el Víctor Waskman; estaba el Mario Dufort que falleció, fue el primer médico. Vino Jorge Cafrune cuando inauguraron acá, cantó allí en la puerta; era una multitud de gente. Después en la segunda inauguración andaba Diego Barrios de poncho patrio, el caudillo blanco de la zona, pero estaba con nosotros a muerte. Pero cuando vino la dictadura deshicieron toda la policlínica, solo quedaron los cimientos. Y después se reconstruyó nuevamente.

 

Ahora le toca hablar al “Cholo” González:

 

C.G.- Yo llegué a tercer año de escuela y cuando pasé a cuarto no quise ir más, quería trabajar y así empecé a cortar caña.

 

M.A.- ¿Eso fue en El Espinillar?

C.G.- En El Espinillar de la Ancap.

 

M.A.- Tú has contado que ahí había un capataz bastante bravo.

C.G.- Si, el capataz De Souza, que por las vueltas de la vida, un hijo de ese capataz, en los años en que yo estaba preso se vino a casar con una hermana mía. Lo tuve de cuñado al hijo de aquel capataz, al “Zorrino”. Pero en aquellos años, cuando yo quería trabajar, mi madre quería que yo trabajara porque veía que ya no iba a estudiar más, pero mi padre quería que yo siguiera estudiando. Se entraba a El Espinillar por tarjeta política, yo era menor, pero igual conseguí con la Rita Peralta -una caudilla blanca de Constitución- una tarjeta y fui y me fiché. Cuando mi viejo supo que yo había conseguido una tarjeta política con los blancos casi me mata, porque él era colorado rabioso. Y bueno, a raíz de eso empecé a trabajar en El Espinillar.

 

M.A.- Contame un poco del sindicato de El Espinillar.

C.G.- El sindicato de El Espinillar se crea en el año 59’, después de haber creado el Bebe el SUDORA en Paysandú, el sindicato de la remolacha. En el SUDORA estuvo el Bebe, Jorgelino Dutra que es muerto, Severiano Peralta que ya es muerto, Julio Vique que ya es muerto también, Ataliva Castillo que está desaparecido. Esa gente venía de la zona de la remolacha y se largaron a formar el sindicato de El Espinillar. Esos compañeros entraron a cortar caña y a hablar con la gente. Estuvieron creo que un mes en eso y lograron juntar un grupo de gente donde quedó constituido el sindicato de URDE.

Ahí largan un paro de 48 horas, donde había una cantidad de puntos reivindicativos, uno de los primeros puntos era el reconocimiento de la organización sindical, otro de los puntos era la extensión del área sembrada, otro punto era el cumplimiento de todas las leyes laborales, aumento de salario. Porque en El Espinillar no pagaban nada, ni licencia, ni aguinaldo, ni feriado, ni nada. Ahora cumplidas las 48 horas de paro se planteaba ir a la huelga general si no se conseguían los puntos. Y se consiguió sólo un punto, que fue el reconocimiento de la organización sindical y ahí el Bebe dijo en una asamblea, “bueno, lo demás se consigue con el sindicato”. Pero ahí todos estábamos en desacuerdo, porque de un montón de puntos conseguimos uno sólo, nosotros decíamos “pero esto fue un fracaso”. En la asamblea hubo de todo, puteadas y de todo, hasta que al final se decidió volver a trabajar con el reconocimiento del sindicato. Pero no bien se volvió a trabajar echaron toda la directiva, en la que estaban Ataliva, el “Manchado” Peralta, el “Negro Chongo”, Farisano que ya es muerto. Y la directiva se recompuso y el presidente de esa segunda directiva fue el “Negro Yacú” (Alcides Núñez) que también es muerto. Pero el sindicato quedó afianzado ahí.

Y después de eso es que yo me enfermo de tuberculosis y estoy un año fuera de la cosa. Pero yo no era dirigente, ni nada, yo era un loco suelto que estuve inmediatamente de acuerdo con la organización gremial y bocachoneaba, viste. Cuando vine del hospital me quise reintegrar, pero no me dieron trabajo. Mi viejo quería ponerme con caudillos políticos, pero yo me resistí a entrar por tarjeta política, porque había una reivindicación del sindicato de que se tomara de la bolsa de trabajo y no que se entrara por tarjeta política. Pero mi viejo había quedado decepcionado con los colorados, porque él había ido a pedir y le refregaron que yo era castrista.

Y yo después me vine pa’l norte y llego cuando el revoltijo de UTAA, cuando el paro grande y yo llegué justo cuando largaban la huelga del sindicato. Y ahí entré a trabajar igual, porque me dijeron que entrara porque había gente que había quedado trabajando y era bueno que quedara alguien adentro para rescatar más gente pa’ la huelga. Estuve ahí cinco días y no aguanté más. Me fui para Itacumbú y a los 4 o 5 días me llama mi padre que había conseguido para regar caña en El Espinillar. Entonces yo voy para El Espinillar. Terminé el riego pensando volver a trabajar en El Espinillar, me pagaron la liquidación y me fui a la marcha del 62’, que estaban los peludos en Montevideo. Estuve 10 o 15 días y después me sacaron de la marcha porque se venía lo de la CSU. Me agarró Jorgelino Dutra y me dijo “mirá, vamos a hacer una largada grande, vamos a copar la Central amarilla y no conviene que estés acá porque estás con la Chela que es menor”. Y de ahí volví a Constitución y después a Bella Unión.

 

M.A.- Contáme lo que sabés de esa primera reunión donde se funda UTAA en el quilombo.

C.G.- Bueno, hay una anécdota de que las primeras reuniones se hicieron en lo de la “China” Gómez, una veterana que tenía mujeres que trabajaban ahí y trabajaba ella también y ahí iban todos los peludos. Por eso se habían apalabrado muchos peludos en ese lugar y además Julio Vique tenía una compañera que trabajaba ahí, que era del ambiente y después hizo la marcha esa compañera y fue la esposa de él. Quedó como que UTAA había sido fundada ahí. Además después de la huelga de Itacumbú y de la marcha a Montevideo, cuando se volvió para Bella Unión el campamento de UTAA quedó en los fondos del quilombo, en un terreno grande de la “China” Gómez.

 

M.A.- ¿La fundación de UTAA fue el 3 o el 4 de setiembre?

C.G.- No, el 4 de setiembre. Unos dicen el 3 y otros dicen el 4. Yo sostengo que fue el 4 de setiembre del 61’ en lo de la “China”.

 

M.A.- ¿Qué me podés contar del conflicto con Cainsa?

C.G.- Bueno, yo no estuve porque estaba en El Espinillar regando caña. Pero sé que estuvieron varios meses acampados ahí en Itacumbú, donde venían diputados, venía el jefe de policía de Artigas, que mediaba con los amarillos. Pero no se resolvía nada. Inclusive había ido una comisión investigadora, habían comprobado el no cumplimiento de las leyes laborales, el pago en bonos, todo eso, como vivía la gente en las aripucas. Y no había solución. Entonces como la huelga estaba casi perdida resolvieron una noche en asamblea que había que tomar otras medidas, se discutió y surgió la idea de la directiva del sindicato con Raúl, de ocupar los escritorios con los gringos adentro. Los gringos eran todos norteamericanos, salvo el administrador que era de Bella Unión. Y con esa ocupación se logró cobrar más de 250 mil pesos adeudados y que tomaran un 10 % de los trabajadores de Cainsa. Pero después les hicieron la vida imposible y terminaron yéndose. Ese fue el resultado de esa ocupación.

 

M.A.- Esa ocupación y otras acciones que se hicieron en otros conflictos, por ejemplo en El Espinillar o con los remolacheros, de tirar miguelitos y cosas similares, era una forma diferente de plantear la lucha sindical.

C.G.- Claro y además en ese momento Raúl nos estaba inculcando a los peludos que la lucha sindical no fuera solamente por el salario, por las reivindicaciones y con una metodología de paro y huelga nada más, sino que pasáramos a una etapa más agresiva, como eran las ocupaciones. Y eso era tomando las experiencias de Montevideo, de gremios que en aquel momento eran fuertes, como el Congreso Obrero Textil, Funsa, la Federación Autónoma de la Carne. Y aplicamos esa metodología de lucha y ahí en Cainsa dio resultado. Y después con la gente despedida y gente desocupada de Calpica y de Perrone, se hizo la marcha del 62’.

 

M.A.- Hablemos de la primera marcha cañera.

C.G.- En esa marcha estábamos muy acosados. Primero porque no nos daban pelota las autoridades, nos llevaban a cuentos los políticos; no había oficina del ministerio de Trabajo en Bella Unión, no es como ahora que hay una oficina, antes no existía nada de eso. Segundo, nos tenían muy acosados los amarillos, salía en el diario El País que los peludos que estaban en Montevideo llevaban prostitutas a la marcha, que llevaban niños alquilados y otras cosas. Por eso se resolvió un día intentar dialogar con la central amarilla, pero se iba preparados con cuetes molotov, con miguelitos. Y entraron pa’ dentro los peludos y empezaron a romper todo. Rompían las máquinas, los escritorios, las sillas. Pero cuando se iban, los amarillos tiraron de arriba y mataron a una mujer que estaba en la parada, pensando que era la mujer del Bebe, la madre de Raulito.

 

M.A.- ¿Cómo fue la llegada de esa marcha a Montevideo?

C.G.- La marcha llega a Montevideo y acampan frente al Palacio y ya tienen un primer lío con los milicos que no los querían dejar acampar allí. Venían todos los peludos de poncho y de chinelas y para la gente de Montevideo era toda una novedad, porque acá no pensaban que hubiera un lugar tan alejado y con tantos trabajadores con tanta miseria. La marcha se planteaba denunciar toda la situación en Montevideo, se logró que fuera una comisión investigadora de diputados y comprobara las denuncias en el lugar; inclusive cuando fueron a la Azucarera Artigas encontraron algunas aripucas quemándose. Y cuando volvió la marcha a uno de los que le habían quemado la casa era a Bandera Lima, en represalia por haber ido a la marcha. Le quemaron la casa con todas las cosas adentro.

Y bueno, Cainsa después de eso se puso al día, eliminó las aripucas, hizo viviendas de material y techo de paja, cumplió con todas las leyes laborales, porque los yanquis eran más vivos. Pero quedaba Calpica y se siguió trabajando aunque no hubo reconocimiento de la patronal de la organización gremial. Pero en ese ínterin Raúl queda clandestino por el Tiro Suizo. Y después, en diciembre del 63’ una asamblea de UTAA, con más de 500 personas, define la lucha por la tierra como plataforma. Eso era por la desocupación, por las listas negras y por toda la persecución. Entonces se define la lucha por la tierra, la expropiación de las 30 mil hectáreas de los campos de Silva y Rosas que la mantenían como estancia cimarrona y proclaman a Sendic como líder campesino. Y bueno, con esos objetivos se hace la segunda marcha cañera, que es la Primera por la Tierra y con Sendic.

Esa marcha sale desde Calpica que a pesar de la investigadora de diputados, seguía sin tomar a los trabajadores que había echado y seguía pagando en bonos. Entonces ahí se origina a través de los peludos y de la gente de la fábrica, la ocupación a Calpica en enero. Como no estaba Raúl quedó Cultelli al frente del sindicato como asesor jurídico. Llevaron todos los milicos de Artigas, fue la primera vez que vimos al Ejército actuar con fusil en mano. El viejo Cultelli dijo “no se aflijan” y desplegó la bandera uruguaya a través de la ventana de los escritorios y los milicos se pararon firme. Yo digo ¡qué época era aquella con los milicos uruguayos que los parabas con una bandera! Claro que igual a los peludos que estaban entre las cañas los cagaron a palos y después toda esa gente de la ocupación volvió al campamento en Bella Unión, donde se había hecho la asamblea. Con la ocupación se había conseguido el compromiso de eliminar los bonos y pagar los despidos, aguinaldo, licencia, con retroactividad. Eran miles de pesos; los peludos se iban pa’ Bella Unión y se compraban terreno o casa. Donde yo vivo hoy, fue un terreno que compró el peludo Gil Almada cuando la primera ocupación y ahí vivió el “Flaco” Beletti, después cuando yo salí de la cárcel me fui a vivir ahí. Ese terreno fue comprado con la plata que cobró cuando la ocupación. Almada después se fue pa’ Rocha, porque Raúl ya clandestino le pidió que se instalara en Rocha, cuando él andaba por los bañados de Rocha.

 

M.A.- Entonces tenemos la asamblea donde se define la consigna y en febrero que arranca la marcha. En esa venís vos.

C.G.- En esa vengo yo. Mi tarea en esa marcha era hacer el café de mañana pa’ los gurises. Y a mi compañera, la “Chela” la votan pa’ la directiva.

 

M.A.- La “Chela” era una de las que hablaba en los actos.

C.G.- Si, hablaba en los actos. Y bueno, hacemos toda esa marcha, todo por el litoral tratando de agitar la lucha Por la Tierra.

 

M.A.- ¿Te acordás por donde entran a Montevideo?

C.G.- Entramos por Las Piedras. Desde Las Piedras a Montevideo vamos a pie, me acuerdo patente de Vivián Trías que pateó con nosotros desde Las Piedras hasta Montevideo y se empolló todas las patas. Se hizo a pié ese pedazo, pero nunca las marchas se hicieron a pie. Hay una confusión de que UTAA marchaba a pie, no nunca se hizo toda la marcha de a pie.

 

M.A.- Se hacía en camiones y se entraba a los pueblos caminando.

C.G.- Entrábamos caminando.

 

M.A.- Cuando llegaron en aquella marcha ¿hicieron un acto en Belvedere?

C.G.- Creo que sí, que fue por ahí, pero no me acuerdo bien. Pero siempre hacíamos un acto a la entrada porque nos estaban esperando. Porque en esa marcha del 64’ ya había un comité de apoyo y contábamos con los principales gremios de ese tiempo. Estaba Héctor Rodríguez con el Congreso Obrero Textil, Jorgelina Martínez, estaba la Federación de la Carne, estaba Funsa, estaban los gráficos con Gati a la cabeza. Había una cantidad de gremios combativos que apoyaban mucho a UTAA.

 

M.A.- ¿Qué recordás de la marcha del 64’?

C.G.- Bueno, la marcha del 64’ de UTAA sirvió para nuclear a toda la izquierda que andaba con ganas de hacer algo, juntó a los que formaron el Coordinador y termina siendo el MLN y también se arriman los grupos trotskistas, el MIR, gente del Partido Comunista; estaba Rezano de Paysandú que era uno que quería pisarle el poncho al Bebe, pero Raúl era mucho más que él. Y bueno, esos grupos trataban de hacer un trabajo en la marcha para influir dentro de la directiva. Y esa vez en Young los comunistas trataron de dar manija a cierta gente y a una de las que le fueron a dar manija fue a la China Gómez contra los dirigentes que seguían a Raúl. Y la China Gómez pidió una asamblea de apuro y pidió la expulsión de los hermanos Santana de la marcha, -de los Santana remolacheros, no los de Bella Unión que fueron fundadores de UTAA- porque en lugar de unir a los peludos, estaban dividiendo a los peludos. La China Gómez era muy guerrera, se subía en la asamblea y los señalaba con el dedo.

 

M.A.- Cholo, pasando a otro tema, en el 72’, después de que anduvieron clandestinos recorriendo campo por Tacuarembó y Rivera ¿llegaron a Montevideo?

C.G.- Si
M.A.- ¿Y después vos saliste del país?

C.G.- No, me sacaron. Después de mil sacrificios llegamos a Montevideo y tomamos contacto con “el Eje”, era el Ejecutivo. Ya había caído el Pepe, ya había caído Sendic, prácticamente los principales dirigentes estaban presos. Uno de los dirigentes que se me presenta es Pedrito Ríos de Tacuarembó y el planteo que trasmite del Ejecutivo era que todos los principales compañeros que estaban quedando se fueran sacando pa’l exterior. Había otra compañera con él que también era de la dirección, que estaba compartimentada conmigo y yo a través de un biombo la trataba de convencer de que no me mandaran. Después llega Bandera; llega la “Curuya” Vidal una compañera que era de Bella Unión; estaba Charito Estefanel, la compañera de Colacho y vamos a un chircal cerca de Sayago donde pasamos toda la noche discutiendo. Porque el Ejecutivo sostenía que nosotros teníamos que salir del país lo más pronto posible, que se arreglaran los documentos y salir, que el pasaje nuestro era para la Argentina, de Argentina a Chile y de Chile a Cuba, para prepararnos para volver. En esa discusión perdí tres a uno, porque el Ejecutivo no votó, pero los otros querían salir.

 

(*) Rolando Sasso es fotógrafo, Periodista y escritor. Tiene en su haber varios libros de profunda investigación periodística sobre el accionar histórico del MLN-T

 

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