Por Sdenka Saavedra Alfaro (*)
Palestina se ha convertido en el cementerio de periodistas más grande del mundo; ya que a casi dos años del genocidio perpetrado sobre la Franja de Gaza, sumado a la hambruna impuesta como arma de guerra, el plan del régimen israelí para ocupar totalmente el enclave con la venia de EEUU, fueron asesinados más de 238 periodistas, según la Oficina de Medios del Gobierno de Gaza, así mismo las estimaciones alternativas elevan la cifra a 270 víctimas, el nivel más alto registrado por el Comité para la Protección de Periodistas desde que inició sus reportes en 1992.
El asesinato a la prensa es la estrategia más poderosa para callar la aniquilación, la limpieza étnica que lleva adelante Israel sobre Gaza, desde el 7 de octubre de 2023; pues la élite sionista global, el “Lobby judío” que posee la mayoría de las corporaciones de medios estadounidenses y europeos, llevan adelante una campaña para vincular a periodistas palestinos como agentes encubiertos de Hamas, existiendo una unidad secreta dentro del ejército israelí, denominada «Célula de Legitimación».
Cuyo objetivo no sólo es el de calificar al Movimiento de Resistencia Palestina como «Terroristas»; sino acusar directamente a Hamas de utilizar estructuras civiles, como escuelas, hospitales, y de robar ayuda humanitaria, según una investigación conjunta de la revista +972 y el portal israelí Local Call, que reveló que el «ejército» de ocupación creó esta una unidad secreta de inteligencia militar, para justificar asesinatos de periodistas palestinos y mejorar su imagen internacional durante la ofensiva en Gaza.
Un día después del asesinato del equipo de periodistas de la cadena Al Jazeera —conformado por el palestino Anas al-Sharif (28 años), Mohammed Qreiqeh, Ibrahim Zaher, Moamen Aliwa y Mohammed Noufal—, muchos medios occidentales, entre ellos la BBC, Fox News, The Washington Post, The Associated Press, The New York Times, El País, El Clarín, El Deber, y otros, repitieron las acusaciones israelíes de que “Anas era jefe de una célula terrorista de Hamas o que en algún momento trabajó para su oficina de medios”; información que fue desmentida contundentemente por la cadena Qatarí, demostrándose con ello la verdadera intención de Netanyahu; que es acusar sin pruebas para justificar los asesinatos a periodistas y a la verdad.
Todo ello, comprueba una vez más de que los medios corporativos, moldean la narrativa, elogiando y defendiendo al gobierno de Israel, que ha puesto en marcha toda una campaña de propaganda periodística, como lo hemos señalado y que ha impedido la entrada de periodistas y observadores internacionales en la Franja de Gaza, una forma sistemática destinada a “silenciar la voz de la verdad”.
El régimen israelí, que goza de apoyo político e inmunidad ilegal otorgada por ciertas potencias occidentales, ha aplicado durante años una política de eliminación física de periodistas y de pisotear flagrantemente todas las normas y reglas del derecho internacional humanitario; pues atacar a periodistas constituye un crimen de guerra punible según el artículo 8 del Estatuto de la Corte Penal Internacional (CPI), además que constituye una grave violación del artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y del artículo 19 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

No se debe olvidar el asesinato de la periodista, del canal Qatarí Al Jazeera, Shireen Abu Akleh, (11 de mayo de 2022), por un disparo de un soldado israelí mientras ella cubría una redada del Ejército israelí en Yenín, Cisjordania; también del periodista Ahmed Mansur de la cadena informativa Palestine Today, que fue quemado vivo, documentado en un video difundido por las redes, el 7 de abril del presente, junto a sus colegas Hilmi Al Fagawi, Yusuf Al Jazindar, en Gaza, y de muchos otros periodistas de agencias como de Al Mayadeen, y de otros medios independientes, los que constatan la política deliberada de silenciamiento forzado.
Nos encontramos con la más descarnada manifestación del horror y la deshumanización, que al presente ha llevado a la aniquilación de más de 61.700 palestinos, quienes, al ya no estar con los vivos, tampoco serán recordados; ya que no existe prensa ni periodistas que denuncien las perversidades de un ejército que sorda y ciegamente viene exterminando la verdad.
(*) Sdenka Saavedra Alfaro, Escritora, corresponsal de HispanTV