Aportes desde la psicología a la comprensión y atención de la problemática de trata y explotación.
Psic. Claudia Suárez Delgado (*)
Marina Cultelli, acrílico (**)
Este espacio intentará brindar algunas lecturas y herramientas para la comprensión y atención de la problemática de trata y explotación centrados en el nivel micro. La perspectiva estará centrada en las personas, el personal que trabaja sobre la problemática en atención directa. Los aportes se realizan a partir del acumulado de trabajo en atención directa con adolescentes y jóvenes en varios barrios del noreste de Montevideo, Uruguay y por otro lado por el trabajo en el sostén de equipos multidisciplinarios que atienden la temática con niños, niñas y adolescentes.
Se abordarán los fundamentos para defender el impacto positivo de contar con espacios de cuidado psicosocial para personas que trabajan atendiendo la problemática de trata y explotación. Se mencionan características de los dispositivos, metodologías y los encuadres necesarios. Se insistirá sobre la importancia de contar con claridad en cuanto a los recursos disponibles y la planificación a largo plazo, el planteo de la tarea realista, así como la importancia del respaldo institucional.

El trabajo en situaciones de alta vulnerabilidad tiene impactos sobre la salud física y mental de los y las trabajadoras, a su vez si se realiza en equipo los impactos se trasladan también a la dinámica grupal. Es así que pueden detectarse diferentes síntomas como puede ser ausentismo, repercusiones sobre la salud física y mental de las personas trabajadoras, aparición de enfermedades psicosomáticas.
A nivel grupal aparecen problemas de comunicación, aparición de no-dichos que comienzan a dificultar la dinámica de trabajo, estancamiento en la rotación sana de roles, desdibujamiento, descentramiento de la tarea y finalmente la aparición de errores múltiples. Brindar espacios para sentipensarse como técnicos y grupo de trabajo habilitan la generación de nuevos aprendizajes y crecimientos que facilitan lidiar con las emociones. Sin este proceso pueden quedar estancadas por las urgencias de la atención directa, pero operando como ruido en la comunicación y la tarea de equipo. Esto aporta nuevos datos que se integran a la tarea y a las formas de comunicación y relacionamiento del equipo.
A nivel metodológico, en la experiencia a la que se hace referencia se trabajó en encuentros mensuales de dos horas 30 minutos. Este encuadre necesita contar con un tiempo espacio cuidado, reservado, donde todos los integrantes del equipo puedan disponer de ese tiempo exclusivamente para esta tarea.
La forma de trabajo mezcla múltiples técnicas como el psicodrama, la recreación
y juego, fotografía, expresión corporal, arte terapia, artes plásticas que funcionan como disparadores o herramientas terapéuticas para el trabajo de los diferentes emergentes que el grupo vaya dejando disponibles. En cada encuentro se brinda un espacio de trabajo corporal o artístico que permita emerger los contenidos. Las diferentes técnicas y dinámicas funcionan como facilitadores, aceleradores y permiten muchas veces procesar contenidos que de otras formas se verían obstaculizados. Se destaca que a su vez fue muy útil la utilización de tareas para cumplir entre encuentro y encuentro como ser: extraer párrafos de algún libro, pensar y discutir en el equipo sobre elementos emergentes, traer pensada una historia, traer algún elemento, entre otras. Estas tareas permiten mantener la motivación por el espacio, aumentan los tiempos de trabajo y funcionan como caldeamiento antes del encuentro.
Como se planteó antes, en líneas generales estos espacios brindan tiempos para la reflexión y la creación de nuevas miradas, dan la posibilidad de resignificar las vivencias. Esto aporta nuevos datos que se integran a la tarea y a las formas de comunicación y relacionamiento del equipo. Específicamente, existen algunas temáticas o puntos a trabajar, en primer lugar se configura un espacio de trabajo donde la tarea sea el elemento central y donde configurar altos niveles de confianza y reglas claras sobre las formas y objetivos del espacio que habilitaran así el despliegue de emergentes.
A partir de allí se podrá comenzar a ahondar en la identidad del grupo y el lugar propio en el equipo, los roles asignados y asumidos, la necesidad de reconocimiento, la división de tareas, la confianza puesta en juego y sentida. La identidad del equipo, las fantasías puestas en juego. Cuando se trabaja con equipos que se enfrentan a problemáticas complejas y dolorosas se hace indispensable trabajar sobre los mecanismos de defensa de idealización y omnipotencia. Muchos equipos que trabajan con situaciones límites y sobre la urgencia tienden a utilizar el mecanismo de defensa de idealización, esto les permite sostenerse en el equipo y confiar de una forma fantasiosa que son capaces de resolver cualquier dificultad. Este mecanismo funciona como protector y disminuye los niveles de ansiedad de las personas integrantes del equipo, pero por otro lado fragiliza al propio equipo porque no le permite el crecimiento, ya que cualquier disidencia o crítica o autocrítica al equipo tiende a ser negada lo cual no permite la modificación y el crecimiento. Es posible trabajar sobre este mecanismo realizando tareas que permitan que el equipo reconozca sus fortalezas y debilidades, trace estrategias para abordar las segundas y pueda confiar en el trabajo del colectivo más allá de sus vulnerabilidades.
Así como aparece la idealización del equipo, aparecen la omnipotencia y fantasías de heroísmo, estos mecanismos se hacen visibles en la generación de metas inalcanzables, la fantasía de modificación de la realidad profundamente, el cambio del mundo (la erradicación de la violencia), sin la conciencia de que el trabajo que hace el equipo es un aporte en esta dirección pero en un proceso de muy largo aliento y que tiene momentos de avance y otros de retroceso. La contracara de este mecanismo es la frustración y el sentimiento de impotencia, al correrse el velo y comparar la fantasía de logro con lo que sucede en la realidad de la intervención. Poner en valor los alcances de la tarea en sí es otro de los objetivos de trabajo ineludibles.
Aparecen también los temores a realizar malas intervenciones, elegir malos caminos metodológicos, utilizar mal las herramientas y en definitiva dañar a los niños, niñas y adolescentes y sus familias. En este sentido se trabajó sobre la importancia de la interlocución en el equipo, la puesta en juego de diferentes miradas, la búsqueda de experiencias similares para compartir saberes y experiencias. También la importancia del trabajo en red con otros actores intervinientes en la problemática, fuerzas policiales, centros de educación y salud, entre otros.
Aparecen sentimientos de frustración, angustia y miedo que genera la tarea y la culpa por no tener las herramientas para brindar una rápida solución a las personas involucradas en la problemática, se hace presente a su vez, la frustración frente a los vaivenes de la colaboración. La afiliación a los procesos de los niños, niñas y adolescentes y sus familias, suele ser intermitente, tener vaivenes, se producen faltas a las citas de trabajo, muchas veces las víctimas son atravesadas por el miedo o por múltiples y los procesos se ralentizan. A esto se suma el impacto que el propio sabotaje que muchas veces hacen las familias a los procesos. Suelen hacerse presentes los miedos irracionales o reales. Cabe destacar que esta problemática en particular les puede dejar expuestos a situaciones de violencia o venganza de las personas agresoras y el sostén o acompañamiento de seguridad en el diseño de los dispositivos por lo general, es nulo.
Finalmente en el trabajo con estas problemáticas se manifiesta la necesidad de trabajar la distancia óptima, aquella que permite escuchar, identificarse, resonar con el otro pero manteniendo las capacidades profesionales de escucha, reflexión y operativas. Son emergentes también los conflictos éticos al trabajar con encuadres que a veces conspiran con la correcta realización de la tarea, muchas veces a nivel territorial se cuenta con mínimos presupuestos para la intervención.
La problemática de trata y explotación exige una intervención a diferentes niveles y requiere en algunos de ellos coordinación multinacional. Más allá de esto es indispensable prestar atención al nivel micro donde se encuentran las personas implicadas. La generación de equipos multidisciplinarios que puedan trabajar en la detección de estas situaciones y en el tratamiento y seguimiento de las víctimas es indispensable. El brindar espacios para ahondar en el sentir del equipo y habilitar la reflexión profunda de la tarea redunda en una mayor calidad del trabajo ofrecido a las víctimas, así como un menor impacto en la salud mental y física de los y las operadoras.
(*) Claudia Suárez Delgado, licenciada en Psicología especialista en Gestión Cultural (UDELAR), integrante de la Red de intelectuales y artistas en defensa de la humanidad (REDH), ceramista.
(**) Marina Cultelli: Es una de las artistas uruguayas contemporáneas más versátiles, integrante de la RedH y de su colectivo feminista Libertadoras. Es Licenciada en Artes Escénicas, Magister y fue Profesora en Facultad de Artes (UDELAR), donde integró órganos directivos además de dictar cursos en otras universidades latinoamericanas. Recibió premios nacionales e internacionales. Fue Asesora en Educación y Arte. Desarrolló trayectoria teatral y es autora de varias publicaciones individuales y colectivas. Realizó exposiciones de pintura y performances.