Derecho a habitar

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Por Claudia Suárez Delgado (*)

Dibujo Prof. Adán Iglesias Toledo (**)

En julio, coincidiendo con el mes de la afrodescendencia en Uruguay, se inauguró la cooperativa de viviendas UFAMA (Unidad Familiar Mundo Afro) Cuareim, ubicada en Piedras y Ciudadela. Ésta cooperativa nucleará a 49 familias que vienen de distintos barrios y que, en su mayoría, están presididas por mujeres y disidencias. Charlamos con  las integrantes de la directiva: Leticia Campo, Helen Larrañaga y con su presidenta: Jhoanna Martínez.

 

Nos cuentan sobre los orígenes de la cooperativa y como ellas se acercan al proyecto. Nos dice Leticia: “Fue de boca a boca, tenía muchas ganas de entrar en una cooperativa, era mi forma de tener mi casa digna, para mí y para mis hijos. Empecé a indagar, me dijeron que se estaba formando una a través de Mundo Afro”. Por su lado Helen y Jhoanna relatan sobre el origen de la cooperativa. Nació el 31 de julio de 2014 dentro del programa Unidades de Mundo Afro. Nace desde mujeres afrodescendientes organizadas, en el grupo GAMA (Grupo de Apoyo a la Mujer Afro), en este espacio las mujeres empiezan a pensar cuáles son las dificultades, vicisitudes y derechos vulnerados que tienen en función al ejercicio pleno de sus derechos. Empiezan a visualizar y a darse cuenta que teniendo una vivienda podrían generar una autonomía más potencial para el desarrollo de todas las otras áreas de desarrollo que están siendo oprimidas. Este grupo, Gama, empezó a reclamar al Estado la posibilidad de reparación, simbólica y también material, en este sentido: se reclaman espacios territoriales de los cuales las poblaciones y comunidades afrodescendientes fueron históricamente expulsadas.

En diferentes momentos de la historia de Montevideo se dieron procesos de expulsión de la población afro, desde el centro de la ciudad hacia las periferias, siendo las dictaduras de Terra y la última cívico militar, momentos de particular violencia en este sentido. Con excusas de problemas edilicios e higienistas se van demoliendo y clausurando las casas de alquiler y conventillos, ubicados en los barrios Sur, Palermo, Cordón y otros cercanos al Centro y Ciudad Vieja. Esto genera procesos de realojo de las personas en territorios alejados del centro en muchos casos en peores condiciones que las precedentes. Sobreviven aún como heridas culturales y sociales los desalojos del Medio Mundo (1978) y Ansina (1979), acompañados por la violencia de los traslados, la dispersión y el desarraigo de los colectivos. A su vez, el trasladar estas poblaciones hacia las periferias no solamente tiene un impacto en cuanto a la violencia que implica no querer verlos en la ciudad sino también un impacto económico y en derechos, conlleva mudarse a barrios sin servicios (educativos, de salud, de seguridad, laborales) y los costos de tiempo y dinero que acarrean los traslados para cumplir con los deberes laborales u otros. Trabajando con adolescentes fui testigo del impacto que esta segregación étnico racial impuso sobre las nuevas generaciones gracias al relato de algunos adolescentes afrodescendientes que me explicaban que intentan no transitar por las calles principales (18 de julio, por ejemplo) para no tener dificultades, entre otros, con la policía.

Más allá del compromiso de la Intendencia de Montevideo, del Ministerio de Vivienda, de FUCVAM y de las propias cooperativistas y a pesar de tratarse de un proceso de reparación histórica, a partir del reconocimiento de la gravedad de los proceso de discriminación racial estructurales del país, el transcurso de instalación de los núcleos UFAMA no ha estado libre de dificultades.

Nos cuenta Jhoanna a partir de la experiencia de UFAMA al Sur la primera cooperativa organizada por el colectivo: “La UFAMA al Sur, que es la primera, hoy tiene 25 años de existencia. Ellas ya están por firmar, van a ser dueñas de sus casas, pero también tuvieron un proceso de rechazo, que me parece importante remarcarlo, donde el barrio se juntó para hacer una carta de rechazo a la instalación de la UFAMA en ese lugar. Se juntaron alrededor de 1.200, 1.400 firmas que expresaban, explícitamente, que la comunidad afrodescendiente allí no era bienvenida. Porque además la UFAMA se crea para mujeres afrodescendientes solteras con hijos a cargo y lo que decía la carta en ese momento era que ¿cómo iban esas mujeres a sostener los hogares? y que sus hijos iban a ser criminales y prostitutas, básicamente”

 

Nos relata que frente a esta situación se genera un accionar de desagravio institucional con mucho apoyo internacional, también en su momento con Mariano Arana y se logran instalar y constituyen la primera UFAMA. Resulta particularmente doloroso el estigma instalado sobre las poblaciones afrodescendientes que aún sigue operando en grandes segmentos de la sociedad. A partir de la instalación de UFAMA al Sur siguieron nuevos núcleos organizándose siendo este UFAMA Cuareim el último en ser inaugurado.

Volviendo al tiempo de construcción y consolidación de la cooperativa, Leticia resalta el apoyo de pertenecer a Mundo Afro, ellos ya tienen mucha experiencia en cómo formar y cómo llevar adelante este tipo de proyectos. Helen recuerda que al inicio eran dos grupos pero que habían quedado con poco padrón: “las cooperativas llevan mucho tiempo de organización y de espera, de que se aprueben los préstamos, etcétera, se fusionaron y ahí nació UFAMA Cuareim”. “En definitiva se formó con mucha ilusión, con muchas ganas empezamos a juntarnos a llevar adelante el proyecto y todos con el mismo objetivo: tener nuestra casa”.

 

Más allá de esto, Jhoanna nos cuenta los desafíos del proceso de construcción, “nuestra cooperativa sí acogió a muchas mujeres que venían de la periferia de Montevideo. Eso fue un gran desafío colectivo, de mucho trabajo de sensibilización, de promoción de empatía, de conversar sobre estas cosas, porque, había realidades que si no se conversaban lo que hacíamos era reproducir desigualdad. Porque muchas compañeras iban a quedar en situación de exclusión, porque en realidad nos ha pasado que tenemos, por ejemplo, compañeras que vienen de Piedras Blancas, que vienen de Colón, que vienen de La Teja, que vienen de Cerro Norte y claro a veces no tenían para venir en ómnibus y se hicieron como pila de estrategias. ¿Cómo apoyamos a esas compañeras, si le damos o no mayores posibilidades de regularizar su situación? y bueno por el otro lado teníamos a gente que te decía hay que echarlas y así, entonces tuvimos que hacer un proceso educativo, colectivo, fuerte en ese sentido”

 

“Para mí también, como mujer afro, es un gran desafío poder estar habitando Ciudad Vieja. Porque, en realidad, también nací en un barrio bastante alejado de servicios, tal como es la Unión, que hoy en día no es tan así, pero bueno, en su momento sí. En dicho barrio hay una cantidad de población afro y una cantidad de población afro que vive alquilando, que vive para pagar el alquiler o que también los servicios quedan bastante lejanos. Y tenemos varios compañeros y compañeras de esas zonas más periféricas, y que bueno, ahora estamos con muchas ansiedades también por Habitar ese espacio, ¿no?” Jhoanna

Se resalta la construcción como un logro colectivo de muchas mujeres a pesar de tener sus derechos vulnerados, porque muchas veces es difícil que las propias mujeres tomen conciencia de la vulneración, se naturaliza. Frente a esto plantean el desafío de poder trabajar problemáticas como son la violencia basada en género, la atención en distintas áreas de la salud sexual y reproductiva, el poder terminar procesos educativos que se vieron truncados, entre otros.

 

Aunque aún no han realizado las mudanzas y mientras una comisión organiza ese momento, ya que no podrán hacerlo todas a la vez, por aspectos organizativos, la cooperativa organizó una actividad de inauguración abierta al barrio, con música en vivo, actividades recreativas para las infancias y un espacio de feria.» El proceso de inauguración fue un montón. Lo primero, muchas reuniones para ver ¿qué queríamos hacer? y ¿cómo queríamos hacerlo? Empezamos a planificarlo, a ver ¿qué necesitábamos? Lo primero que pensamos es que necesitábamos un predio seguro porque iban a haber niños, iban a haber familias. Empezamos a hablar, a mandar mensajes, mails a la Intendencia. Hablamos con el Municipio B para que nos prestaran sillas, escenario, hablamos con privados. Sobre todo muchas reuniones y muchos nervios.” Leticia

 

La malla de organizaciones que se va fortaleciendo día a día en la Ciudad Vieja, un territorio de gran diversidad, con presencia de población migrante, turistas, oficinas públicas y privadas, y que en los últimos años viene incluyendo una gran cantidad de cooperativas de vivienda, nos cuenta Jhoanna al respecto: “Para nosotros va a ser un gran desafío incorporarnos a esa comunidad. Creo también, pienso y siento que van a salir articulaciones y propuestas, en conjunto, hermosas, en la cual de alguna manera los procesos de apropiación y abrazo comunitario va a estar divino, porque es una zona bastante chica, concentrada y sumamente diversa. Es re importante también el apoyo en redes y el trabajo comunitario. Fue divino el proceso porque realmente nos sentimos re apoyados por todas las cooperativas de la zona, nos abrieron las puertas, participamos de pila de eventos, nos dieron orientaciones concretas, desde lo más práctico hasta lo más simbólico. Y contar con el apoyo de mundo afro en este sentido va a ser también un pilar divino. Yo estoy feliz, feliz”

 

 

 

 

(*) Claudia Suárez Delgado, licenciada en Psicología especialista en Gestión Cultural en UDELAR, integrante de la Red de intelectuales y artistas en defensa de la humanidad (REDH), ceramista.

(**) Prof. Adán Iglesias Toledo, dibujante grafico cubano, director del Medio humorístico DEDETE del Periódico Juventud Rebelde, miembro de la UNEAC. Colabora con varios medios de prensa en su país y en el extranjero, posee más de 40 premios otorgados por su país y el extranjero

 

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