Por Gabriela Cultelli (*)
“Simón Bolívar, Simón
En el sur la voz amiga
En la voz de José Artigas
Que también tiene razón”
(Compuesta por Ruben Lena / Isidro Contreras, interpretes Los Olimareños)
Es difícil desde el Uruguay y desde el Sur, pensar en Bolívar sin referirnos a José Artigas, es difícil pensar en el concepto de “suprema felicidad” y no atarlo al de “pública felicidad” porque en definitiva es el mismo.
Es un concepto colectivo, social e histórico, no se concibe la felicidad como un acto individual o aislado, sino ensamblado con la felicidad de los pueblos, y esto es tanto para Bolívar como para Artigas, y sin esa socialización conceptual no se comprende el hoy nuestro, y por tanto se hace muy difícil el planteo de alternativas concretas para los tiempos que corren, aún en la generalización que admite el Sur Global, o esa búsqueda de caminos propios para un desarrollo soberano, independiente, pues en él se reconoce aquella expresión de Simón Bolívar, (la Angostura, 15 de febrero de 1819) “El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política”.
Y los planteos de hoy en nuestras tierras tienen o tendrían que tener incorporadas las máximas artiguistas de “la pública felicidad”, que rodean todo su pensamiento pasando por las Instrucciones del año 13, hasta el Reglamento Provisorio para el Fomento de la Campaña y Seguridad de sus Hacendados, del año 1815 que fue la regulación de la 1era. Reforma agraria de la América Latina. “No hay que invertir el orden de la justicia; mirar por los infelices y no desampararlos… Es preciso borrar los excesos del despotismo. Todo hombre es igual en presencia de la Ley. … Olvidemos esa maldita costumbre que los engrandecimientos nacen de la cuna” decía por aquellos años al que su gente nombró como “Protector de los pueblos libres” (Don José Gervasio Artigas).
Hay una frase que se suele rescatarse de Artigas en referencia a la “pública felicidad” y no es menor que haya sido expuesta en momentos de la fundación de la Biblioteca Pública Nacional (Carta en respuesta al Cabildo de Montevideo, 15/8/1815): “Yo jamás dejaría de poner el sello de mi aprobación a cualquier obra que en su objeto llevase esculpido el título de pública felicidad. … Igualmente toda la librería que se halle entre los intereses de propiedades extrañas, se dedicará a tan importante objeto” El concepto de pública felicidad sin dudas enfatizó el ideal y sentimiento comunitario que para Artigas tenía la vida humana. Otra carta, esta vez al Cabildo de Corriente del 4/8/1816 expresaba que “Los cargos que de la Patria a sus hijos son de honor y empeño para la felicidad pública” remarcando luego que lo contrario “honraba” intereses privados.
Y pensar en estas concepciones que son la raíz de nuestra historia, de nuestro nacimiento y no mencionar a La Patria Grande y el sentir latinoamericanista de nuestra fundación, sería simplemente faltar a la verdad. El concepto de Pública Felicidad es continental, y ello lo universaliza. “Despliéguense las ideas que harán feliz a la América del Sud” frase charrúa expresada por Don José Gervasio Artigas en carta al Cabildo de Santa Fe, y decía como si fuese hoy “Nosotros no debemos tener en vista lo que podemos respectivamente, sino lo que podrán todos los pueblos reunidos, porque adonde quiera que se presenten los peninsulares, será a todos los americanos a quienes tendrán que afrontar” [1].
Por tanto, pensar el hoy en clave bolivariana y artiguista es pensar en clave de integración, unidad aún en las diferencias, si es que la máxima, en el error o en el acierto, es realmente la “pública felicidad” o la “suprema felicidad”, que según Artigas implica “que los más infelices sean los más privilegiados”.

La vigencia
La compleja e inestable coyuntura actual merece una especial atención. El cambio de época que se está viviendo implica mucho más que un cambio en el ciclo económico mundial. No es una crisis más, sin por ello descartar la importancia de cada ciclo, que por cierto, se están configurando cada vez más cortos. El cambio de época refiere a la transformación de estructuras de poder, en primer lugar económicas, por tanto, a la larga o corta, políticas y sociales.
Nuevas formas de capital pasan a ser parte del Patrón de Acumulación dominante a escala global, subordinando a otras formas de capital, incluso al financiero, agrario, otros sectores industriales o de servicios. Se trata del capital comunicacional, digital. Luego de la crisis de 2008-09 se podría decir que el cambio de época comienza a definirse en torno a un eje de acumulación diferente con centro en las empresas transnacionales de las tecnologías de la información y de la comunicación.
Esta nueva fuerza o Poder Económico, implica nuevos grados de hegemonía cultural avasallante. El concepto de enajenación, alienación, hoy más que nunca no puede analizarse separado del concepto de plusvalía. Son dos patas de la misma teoría y su constatación práctica.
Vale la pena recordar aquí un documento redactado por el sacerdote mateo Vidal y aprobado por Artigas el 15 de octubre de 1815 relativo a las instrucciones para un periódico: “En todas sus páginas se cuidará de no ofender jamás la decencia y honestidad de costumbres (que forman la base de la felicidad de los pueblos), con sarcasmos, burlas y demás indecencias, que al paso que manifiestan debilidad en el que arguye, repugna a la moral. (…) En una palabra, un periódico es un teatro de enseñanza pública y no un circo donde se desfoguen las pasiones”. Cuántas enseñanzas en momentos en que las fake news, destrozan sociedades enteras, impulsan golpes de estado y de una u otra manera son el pan nuestro de cada día.
El cambio de época que implica como decíamos un cambio en el patrón de acumulación del capital, es marcado también por el ascenso de otra forma de Capital, el que emerge de las sombras y moldea gobiernos y sociedades. Nos referimos al Narco-capital, tráfico de drogas, personas, armas, que enlodan a nuestros pueblos pero que también tiene sus bases y permisos en un imperio decadente, todo un tema para desarrollar en otros artículos.
El cambio de época es el ocaso del imperialismo yanki que en la década de los 90 y luego de un largo proceso histórico y con la caída del campo socialista se convirtió en juez y gendarme mundial, pasando a un mundo unipolar a ultranza. Estamos entonces, ahora, ante una convulsionada y violenta transición de un mundo unipolar a otro multipolar, con la aparición y fortalecimiento de los BRICS +.
Además, se configura un espacio de naciones socialistas, gobiernos progresistas y aspiraciones soberanas, justamente en el patio trasero del imperialismo, en América latina y el Caribe. Pero al mismo tiempo, y con su crisis, se da el advenimiento y avance del fascismo, no solo en Europa, y/o el Medio Oriente con el régimen nazi sionista de Israel, si no que toca nuestras costas, perfilándose y en proceso, fundamentalmente en los casos de El Salvador y Argentina, sumándose otros como Perú o Ecuador, pero con brotes más o menos fuertes por todos lados.
Aquella idea artiguista de “Mi autoridad emana de vosotros y cesa ante vuestra presencia soberana” resulta gravemente amenazada. En todos los casos el Fascismo es expresión de los poderes económicos más retrógrados cuando no pueden obtener o realizar las tasas de ganancia y plusvalía requeridas en el proceso de acumulación mundial, regional o nacional, limitando todo tipo de derechos adquiridos previamente por las masas populares, pudiendo incluso poner en entredicho el derecho a la vida con guerras y genocidios que se valen de los odios y discriminaciones gestadas y favorables a las diferentes formas de dominación. Arremeten contra los derechos de las mujeres, fomentan el odio que fue y es base del crimen y genocidios contra las poblaciones originarias, odio contra los migrantes, diversidades, izquierdistas, etc.
Vale rescatar aquel viejo escrito de tiempos de la segunda guerra mundial del Pastor Martin Niemöller, y ampliarlo a cada uno de nuestros países:
“Primero vinieron por los socialistas, y guardé silencio porque no era socialista.
Luego vinieron por los sindicalistas, y no hablé porque no era sindicalista.
Luego vinieron por los judíos, y no dije nada porque no era judío.
Luego vinieron por mí, y para entonces ya no quedaba nadie que hablara en mi nombre.”
Esa es la alternativa del individualismo, la que nos inculca el Capital y su imperio de turno.
Las alternativas que marcaron los últimos años en la región.
La Primera Ola Progresista
En América del Sur, entre Argentina, Brasil, Uruguay, Bolivia, Ecuador y Venezuela 50 millones de personas salen de la pobreza y 20 millones de personas más, salen de la indigencia entre 2004 y 2014, la década ganada. Se sumaron 15 millones de personas más que dejaron esa condición en el período 2014-18.
En promedio, el 10% peor remunerado se apropiaba en el 2005 del 0.8% de los ingresos, pasando en el 2013 al 1.4% (64,5% más), disminuyendo la participación del 10% mejor remunerado según datos del Banco Mundial. Entre 2004 y 2015 la baja del desempleo fue prácticamente el doble en los países que vivieron procesos progresistas en el Continente, al mismo tiempo que los salarios reales se recuperaban (datos CEPAL).
Sin embargo, se incrementan las IED hacia los recursos naturales. Proceso casi generalizado de concentración y extranjerización de la tierra en el continente, en algunos casos por el denominado Land Grabbing, u otros procesos de transnacionalización en la tenencia de la misma. Por un lado, el desarrollo de las formas típicamente capitalistas, fundamentalmente trasnacionales, y por el otro el desarrollo de formas socialistas o al menos socializantes, representadas por la propiedad pública y la colectiva. Negar los cambios en las formas de propiedad en todos y cada uno de los países progresistas, es negar su realidad. Otra cosa es plantearse si fueron suficientes para el desarrollo y la transformación sistémica.
El crecimiento de la masa de plusvalía, como describe el gráfico para el caso uruguayo, permitió la apropiación creciente hasta los años 2014/2015, aún con estancamiento o caída de la tasa de plusvalía (grado de explotación) por el incremento salarial (gráfico 2). Este es el límite sugerido por varios autores como el impuesto por el sistema a los ciclos progresistas.

- La Segunda Ola Progresista
La segunda Ola se presentó con menor apoyo popular ante la crisis de la primera, y por tanto con menor fuerza en países como Brasil y Argentina, incluso Uruguay.
En Colombia, se mantiene con Petro la disminución de la cantidad de personas en situación de pobreza que venía dándose a partir del aumento de la pandemia, pero ahora con una tasa mayor. De Argentina no se tienen datos, pero luego del desastre económico de Macri e incremento brutal del endeudamiento, ante un modelo que no se atrevió (o no pudo) ir a más, regresa la derecha con rasgos fascistas. En términos generales y para los 5 países observados, el incremento de la tasa de explotación o plusvalía se mantiene estancado y luego crece a partir de la concentración que trajo consigo la crisis agudizada por la pandemia (gráfico 2)



- Las alternativas bolivarianas y artiguistas en el continente
Siguiendo a Celso Furtado: “… las importantes modificaciones estructurales requeridas no se hacen sin un proyecto político apoyado por amplios sectores sociales… de otra forma un proyecto bien elaborado no será viable… la lucha contra el subdesarrollo no se hace sin contrariar intereses ni herir preconceptos ideológicos”. Pero a su vez, en tiempos que se ha avanzado en torno a grados de libertad (en expresión de Amartya Sen), introduciendo aquí ideas Gramsciana, no parece presentársenos otra alternativa posible en el mediano plazo, que profundizar los cambios estructurales. Formatos todos que incluyen la nueva dimensión de las comunicaciones populares y alternativas como necesarias y urgentes, que surgen y se amplían, si se acrecienta ese apoyo participativo de amplios sectores populares en avance de la democracia directa.
Las nuevas formas de capital en tiempos de cambio de época, debería poner con más razones al frente el pensamiento artiguista y bolivariano de sur a norte y de este a oeste de nuestra región, sin embargo, parece que giráramos a contramano en la mayor parte de nuestro continente, estando en estos precisos momentos en un nuevo punto de inflexión en tiempos que la integración tendría que ser la palabra de orden, pero parece que nos disgregáramos más. Muchos obsecuentes o temblorosos ante los planteos, falsedades y agresiones imperiales en guerras multifacéticas que incluyen lo mediático.
¿Cómo romper la fuerza hegemónica de dominación en estos tiempos? Cuándo la enajenación del producto de nuestro trabajo es cada vez mayor, la fetichización del producto de nuestros esfuerzos adquiere con las nuevas formas de Capital, fundamentalmente la comunicacional, niveles insospechados.
Una tribuna como esta, no nos permite hacer recetas inocuas, lejos estamos de creernos capaces de dar lecciones a los pueblos sobre lo que tienen o no que hacer. Simplemente recordar, que retomando el pensamiento nuestro, podemos encontrar ciertas respuestas, como la comprensión de la pública felicidad como concepto social, colectivo y que a la interna de cada territorio deberá buscar sus fuerzas que le den la posibilidad de conformarse como tal, como comunas, cooperativas, asociaciones de vida colectiva que emerjan desde nuestros orígenes y se proyecten al continente entero, aún en la diversidad, porque de lo contrario, sencillamente, no habrá futuro ni pública felicidad.
Porque el mejor homenaje al libertador lo damos como pueblos en nuestras luchas descolonizadoras y soberanas diarias.
(*) Gabriela Cultelli, Licenciada en Economía Política (Universidad de La Habana), Mag. en Historia Económica (UdelaR), escritora, columnista y co- Directora de Mate Amargo. Coordinadora del Capitulo uruguayo de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad (REDH)
- Nota:
Una síntesis de este artículo fue presentado en el “Foro Internacional por una Humana Humanidad. Equilibrio del Universo. Cumbre de los pueblos por la Paz y contra la Guerra” 23-24 de julio 2025, Caracas, Venezuela. Panel “Bolivar y la suprema felicidad. El nuevo mundo y las alternativas del Sur Global”
[1] Tomado de la transcripción de las palabras del antropólogo Daniel Vidart en el acto de retorno de los restos del General José Gervasio Artigas al mausoleo de la plaza independencia, 26/10/2012 (presidencia.gub.uy)