Por Maribel Acosta Damas (*)
La realidad cubana de intensos apagones trasciende por todos los medios internacionales, con una imagen catastrofista, por cierto. Pero, sobre todo, nosotras y nosotros lo estamos viviendo ¡Días muy duros!
El país emprende una acelerada estrategia de instalación de parques fotovoltaicos, además del ajuste y reparación de termoeléctricas, que en más de 40 años no han podido ser reparadas según los requerimientos correspondientes. Asimismo, el país pretende llevar al mínimo la importación de petróleo. Este trabajo es a mediano plazo. No es posible de otro modo, en medio de las crecientes y crueles ataduras del bloqueo; cada vez con más ensañamiento. Hoy Cuba depende en gran medida del combustible externo.
Esta situación se complica aún más en medio del actual acoso de Estados Unidos contra Venezuela y su presencia en el Caribe. Recientes noticias dan cuenta de un acto de piratería sin precedentes: La nota del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba denuncia lo que llamó el refuerzo de la guerra económica contra Cuba
La protesta cubana expresa, como se conoce, que “el 10 de diciembre de 2025, fuerzas militares de Estados Unidos asaltaron un buque petrolero mientras navegaba en aguas internacionales en el Mar Caribe, cerca de las costas de Venezuela. Este acto de piratería y terrorismo marítimo constituye una violación grave del Derecho Internacional, incluidas la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar y el Convenio para la Represión de Actos Ilícitos contra la Seguridad de la Navegación Marítima. El gobierno de los Estados Unidos es responsable por la comisión de estos delitos, que dañan a la comunidad internacional en su conjunto.”
“Esta acción se inscribe en la escalada de los Estados Unidos para impedir el legítimo derecho de Venezuela a utilizar y comercializar libremente sus recursos naturales con otras naciones, incluidos los suministros de hidrocarburos a Cuba.”
“Durante el primer mandato de Donald Trump se adoptaron medidas para obstaculizar el libre comercio de los recursos petroleros venezolanos y se persiguió a los barcos que transportaban combustible a nuestro país. Esta situación persiste y se agrava ahora con el uso de la fuerza militar para intentar imponer su dominio sobre Nuestra América.”
“Estas acciones repercuten negativamente en Cuba y recrudecen la política de máxima presión y asfixia económica de los Estados Unidos, con un impacto directo en el sistema energético nacional y, por consiguiente, en la vida diaria de nuestro pueblo.”

Bastaría con esta información para comprender la complejidad de la Cuba actual. Sin embargo, este no es ni mucho menos un país paralizado. Los esfuerzos colectivos, las redes y la actitud de muchas cubanas y cubanos explican otros rostros de la realidad:
El 46 Festival de cine de La Habana se realizó una vez más. Con apagones imprevistos, con arrojo casi sobrehumano. El 22 de diciembre Cuba estará celebrando los 64 años de la Campaña de Alfabetización y esa jornada, en las manos de cada escolar cubano va un modesto presente para su maestra o maestro; el día del educador. Y hay un día a día que se empecina después de la noche de apagón; también en el relato de una mujer:
Amanece. Ella se alista para ir a la universidad donde imparte docencia… Está parada en la esquina de su casa esperando a una amiga. Pasa el vendedor de flores como cada mañana. Saluda. Sus girasoles se notan vivos y recién cortados. Ella celebra las margaritas blancas. Le pregunta cómo está. Él responde con afecto y sigue el camino pregonando sus flores…. Ella llega a la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana. La esperan sus estudiantes. Va tensa por cómo estarán ellas y ellos. Les pregunta por su noche, por la familia, por el terrible chikungunya que tiene a mucha gente con dolores tremendos… Para su sorpresa, el encuentro toma el giro normal, sin presiones…
Estamos entrenando la realización de entrevistas para el periodismo de investigación. Cada unx lleva la suya; la que logró hacer aun en condiciones adversas. Y quieren saber más. Indagan. Les importa. Ríen como ríen los jóvenes, con alegría cierta. Debatimos, hacemos un análisis crítico del género en cada lenguaje. Transcurren unas dos horas. Nadie está apurado. Pasamos entonces a los temas de tesis ¿Cómo recoger los relatos de estos tiempos? ¿Cómo reflejar la historia del Ballet Nacional de Cuba que cumple 78 años de fundado en 2026? Y van cuajando los argumentos. Entre todxs vamos construyendo este otro relato, el de lo colectivo, que se resiste a ser preterido. No importan las circunstancias.
Esta mañana Greter me envía la entrevista a su tía, Onnis Llopiz Pardo, enfermera del Hospital de Rehabilitación Julio Díaz, en el municipio habanero de Boyeros. Ella rememora su etapa en la covid, su trabajo intenso y el hoy. «Tanto en el hospital como en la casa trabajo mucho, siempre con la misma responsabilidad de jefa de sala. Paso la jornada llenando las historias clínicas de los pacientes y verificando qué tratamiento corresponde a cada uno. También me aseguro de que se mantenga la higiene en la sala, un aspecto muy importante en la actualidad. A veces descanso un poco, camino por el pasillo para estirar las piernas y converso con mi hija, quien vive desde hace tres años en España.»
Y viene la pregunta final de si lo volvería a hacer, ahora que también el país enfrenta la arbovirosis de chikungunya: «Sí. Porque amo a mi profesión y a mi pueblo. Y siempre estaré a la disposición de esta patria para todo lo que necesite, como lo hice cuando la COVID-19».
Es nuestra última clase del semestre. Nos queda celebrar juntos el día del educador. Luego vienen los días de fin de año. Pero seguiremos al tanto los unos de los otros y ¡nos vemos en enero de nuevo! ¡Seguro!
(*) Maribel Acosta Damas, Dra. en Ciencias de la Comunicación Social, Periodista cubana y docente de la Universidad de La Habana, trabaja y colabora con varios medios de su país y de otros países.