Mateando en la Cocina IV. “Patria, rojaijú”: La sopa paraguaya.

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“Subo desde el sur
Hacia la entraña América y total
Pura raíz de un grito destinado a crecer
Y a estallar”

(fragmento “Canción con todos” Armando Tejada Gómez / César Isella.)

Por Gabriela Cultelli (*)

Portada Marina Cultelli, tinta china (**)

Paraguay es un país con más de 2 millones de personas en situación de pobreza o pobreza extrema, con más de la cuarta parte de la población rural y un 11% de la urbana en esa condición, con una población originaria considerable que mantiene la cultura y las luchas de una sociedad milenaria.

Esta sopa paraguaya que no es sopa, sería para nosotros lo que podríamos llamar una polenta dura o pastel de maíz y continuando con «Mateando en la Cocina» invitamos a servir la mesa navideña o de fin de año, y por qué no, con este plato latinoamericano, de donde el sur despeina la historia.

La leyenda dice que a la cocinera de un gran señor se le fue la mano con la harina de maíz, agregándole tomate y queso, sirvió este riquísimo plato de forma diferente. Pero sea uno u otro su origen puntual, el hecho de ser guaraní, no se lo quita nadie. Una receta original podría lograrse con un par de tazas de harina de maíz e igual cantidad de leche, una de queso rallado, una o dos cebollas picaditas, 4 o 5 cucharadas de manteca, 2 o 3 huevos. Primero saltear un poco la cebolla con la manteca, y luego agregar a la harina, el queso y la sal que juntamos aparte, le agregamos los huevos batidos y poco a poco la leche. Así la ponemos en el horno precalentado suave como una hora, en una asadera previamente engrasada. Se prepara de distintas formas según la región. En algunas regiones de Paraguay se hace con harina de yuca según me han comentado, pero yo realmente nunca la he probado de esa manera.

Y esta riqueza culinaria nuestra viene de lejos, de muy atrás en la historia, resiste coloniajes e imperios, que a veces se mezcla un poco si se quiere y gusta con esa forma tan nuestra, hija de la pobreza y la capacidad inmensamente creativa de nuestras mujeres. La receta es de ese Paraguay que resiste nuestra propia barbarie, pues como dijo José (Pepe) Mujica, nunca terminaremos de saldar esa cuenta con el Paraguay, refiriéndose a la criminal guerra de la Triple Alianza contra un pueblo que había decidido por aquel entonces (1864) un camino soberano.  “Siento una profunda identidad con el pueblo paraguayo, siento que tenemos con este pueblo una deuda que nunca hemos podido ni podremos saldar, por haber participado en la Guerra de la Triple Alianza” dijo y agregó que “Participamos de alcahuetes en una guerra inútil, y contribuimos a un genocidio que tuvo consecuencias históricas, en un país que era un ejemplo raro de desarrollo autónomo en el contexto de su época. Y tengo conciencia de eso… Y a Paraguay se la tenían jurada, venían acariciando la ocasión, porque era un ejemplo peligroso. Nada pasa por casualidad”. Eran tiempos del imperio inglés, de despotismo interno, de esas luchas caudillistas que, de última, reforzaban debilidades propias de un continente que no supo o no pudo abrirse camino soberano. Aquella guerra costó al Paraguay casi toda su población masculina, y hasta no hace mucho se hablaba del “dictador” Gaspar Rodríguez de Francia, en referencia al presidente del país hermano de aquellos tiempos. Cualquier semejanza con el imperio Yanqui hoy y la situación de amenaza en el Caribe y contra Venezuela, no parece casualidad, solo nos recuerda aquella canción de Jorge Salerno que tanto cantó Daniel Viglietti: “La senda está trazada”.

Y pensar en los compañeros, en Salerno, en Viglietti y tantos otros es pensar en el derecho a la tierra, nuestra tierra usurpada antes por unos, ahora por otros (el narcotráfico que se levanta hoy como un nuevo poder económico, por ejemplo en Paraguay), y esa lucha que ese pueblo no abandona, porque como cantaba Viglietti recordando a la paraguaya Soledad Barret “tu día es el día en que todos digan…Patria, rojaiju”.

(*) Gabriela Cultelli, Licenciada en Economía Política (Universidad de La Habana), Mag. en Historia Económica (UdelaR), escritora, columnista y directora de Mate Amargo. Coordinadora del Capitulo uruguayo de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad (REDH).

(**) Marina Cultelli: Es una de las artistas uruguayas contemporáneas más versátiles, integrante de la RedH y de su colectivo feminista Libertadoras. Es Licenciada en Artes Escénicas, Magister y fue Profesora en Facultad de Artes (UDELAR), donde integró órganos directivos además de dictar cursos en otras universidades latinoamericanas. Recibió premios nacionales e internacionales. Fue Asesora en Educación y Arte. Desarrolló trayectoria teatral y es autora de varias publicaciones individuales y colectivas. Realizó exposiciones de pintura y performances.

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