Yuyeras (Parte I)

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Por Claudia Suárez Delgado (*)

 

Este artículo, dada su extensión y riqueza, decidimos dividirlo en dos entregas, la semana próxima publicaremos la segunda parte.

Desde tiempos inmemoriales la tierra nos brinda medicina, nos ofrece aquello que necesitamos para restaurar el equilibrio perdido y mantener la salud. En el último tiempo, cada vez más personas miran con atención, confían y utilizan plantas para sanarse, cada vez más jóvenes, principalmente mujeres, se dedican al estudio de las plantas, sus formas de utilización, su energía, compartiendo ese saber.

Hoy quisimos conocer la experiencia y sabiduría de tres mujeres:

Baylena Escudero Ávila, gestora del Proyecto herbal @7hierbasbay, terapeuta herbal, doula comunitaria, masajista profesional, Lic. en Trabajo Social y curiosa de las plantas. Hija, nieta de yuyeras, niña del campo y de la ciudad cuya misión de vida es llevar el mensaje de sanación de las plantas, viéndolas y esperándonos en ellas…

Victoria Fontes, tiene 37 años. Su vida está atravesada por la medicina de las plantas, el feminismo y la danza. Todas búsquedas hacia el cuidado, el disfrute y la caminata conjunta.

Valentina Macias, Licenciada en nutrición, formada en hierbas medicinales.

 

Mate Amargo – ¿Cómo inicia tu vínculo con las hierbas?

 Baylena Escudero – Bueno, en realidad mi vínculo con las plantas es bastante familiar, diría ancestral. Yo tuve un tatarabuelo que era yuyero y tenía otros dones, también, en torno a la sanación. Al parecer leía la orina y era analfabeto, o sea, no sabía leer ni escribir. Venía gente de todos lados a requerir sus servicios y cobraba muy barato y era alcohólico, se lo tomaba así como un pseudo trabajo, pero no llegó a instalar una clínica, ni nada, sino que atendía en su casa. Sabía mucho de plantas. Las plantas han estado siempre en mi vida, mis abuelas las dos reyuyeras, mis abuelos, también mi padre y mi madre y mis tíos, todo el mundo, es siempre un tema de conversación y de hecho es lo que más me une a mi familia. Siento que las plantas me acompañan mucho y me salvaron de determinadas cosas, dolores, de adolescente yo tenía gastritis y tomaba, me acuerdo, té de manzanilla y otras plantas para disipar un poco. Tengo plantas, así como muy legendarias, que estuvieron acompañándome siempre. La manzanilla, el llantén, la carnicera. Esas plantas siempre fueron muy nombradas y usadas por mi familia. Lo que yo identifico es que hay un corte de mi vínculo con las plantas y después volví a ellas a través de una formación de cuatro años que hice, y que yo la estaba buscando hace mucho tiempo. Fue como volver a un espacio donde reconectar con la medicina de las plantas, algo que yo siempre lo vi como un poder que yo había perdido, de hecho las profes hablan mucho de eso, de recuperar el poder perdido.

Personalmente, siento que hoy tengo otro vínculo con las plantas y me interesa mucho el mensaje sutil que nos traen, me interesa mucho el mensaje espiritual que nos traen. Para vivir nuestra vida cotidiana más en el presente y más armónicas con lo que está sucediendo, con los ciclos de la naturaleza y el mensaje psicológico, que creo que es como la base para la sanación de dolencias, enfermedades, si uno hace un buen colchón de plantas en un tratamiento relacionado con la causa de una dolencia, la dolencia se disipa, eso no me cabe dudas.

Victoria Fontes – No identifico un inicio puntual y único, sino distintas personas y situaciones que me fueron llevando. Tengo presente a un ex cuñado que se dedica a la Ayurveda, por ejemplo, una psicóloga yuyera con la que hablábamos de plantas, y luego el período de “la pandemia” que me hizo llevarme más adentro y buscar otro sostén. Así fue como di con El Abrazo, el lugar donde me formé como acompañante herbal y donde me transformé. La mirada en El Abrazo es tan maravillosa, en mi caso lo viví como un proceso de transformación profundo, a la vez que empecé a saber de las propiedades de las plantas y cómo usarlas.

 Valentina Macias – Bueno, las hierbas siempre estuvieron muy presentes en mi casa, en mi familia, desde la infancia, yo viví muchos años con mi abuela, mi abuelo además, él era jardinero, y trabajaba en un jardín, no como en la parte comercial, sino justamente donde estaban las plantaciones. Y transité muchos momentos de mi crianza allí, sobre todo de la infancia, me hacían como parte. En mi casa siempre se usó mucho, se secaban las (hierbas) del barrio, nací en la ciudad, pero de todas formas siempre la manzanilla, la malva, el aloe eran hierbas que estaban presentes, como algo muy natural. Siempre que había alguna afección había alguna hierba. Como algo que fui creciendo con eso y luego en mi camino más personal, llegué a una búsqueda cerca de los 19, 20 (años) llegué a un taller de hierbas para acompañar el ciclo menstrual. que fue un taller puntual y ahí fue que empecé a interesarme. De ese taller luego las dos terapeutas herbales hicieron una escuela herbal, donde yo hice una formación en hierbas medicinales. Creo que la puerta de entrada es ahí, más allá de lo que traía de mi casa, fue esto del ciclo menstrual, de conocer como las fases del ciclo y como acompañarme con las hierbas, las molestias, a nivel físico y también a nivel emocional y esa fue como mi puerta de entrada digamos. Y es un camino que no termina nunca. Uno siempre va aprendiendo, investigando, y la formación también fue muy estructurante en esa etapa de mi vida. Un pasaje más a la adultez, la salida de la adolescencia, fue bien estructurante. El buen uso, como la formación, fue un trabajo personal muy profundo y luego también herramientas para acompañar a otros y otras. Es un camino que no termina, que es como que siempre hay encuentros, y es infinito el saber, y compartirlo y hacerlo en colectivo. Creo que las hierbas también traen esto, que me parece bien interesante.

 

M.A. – A veces las personas tienden a ver a las hierbas como los medicamentos, algo que se consume y genera un efecto, ¿es algo así o va más allá, el vínculo que generamos con las plantas?

B.E. – A mí me parece como muy impresionante abrir ese canal de la sensibilización y la conexión con las plantas. Ahí hay un mundo que todos los días sorprende, a mí -por lo menos- me sorprende. Un vínculo muy importante entre la naturaleza y los seres humanos, lo diría hasta desde una perspectiva más antropológica, del vínculo que tuvieron nuestros antepasados con las plantas para usarlas para el bien, para la sanación del cuerpo y el alma e incluso para intencionar propósitos con ellas y como eso se perdió. Ahora siento que hay movimientos, que en otros países de Latinoamérica se visualizan mucho más masivos, no solamente porque hay más gente, sino porque hay una línea ahí que se sigue dando, hablo de Bolivia, Perú, un poder ancestral de las culturas originarias, muy presente y muy vivida. Nosotros no es que no lo tengamos, sino que está bastante escondido. Toma fuerza con estas nuevas generaciones que estamos interesadas en buscar otra forma de sanación, que sea una sanación desde la raíz del problema, ya sea emocional, del alma y encontramos esa puerta en la medicina de las plantas. Obvio que en otros países se ve en la calle, se ve en todos lados eso. La medicina tiende a partirnos como cuerpo, entonces vos tenés un problema en los huesos vas al osteópata, te duele el estómago y vas al gastroenterólogo, tenés un problema cardíaco y vas al cardiólogo, pero no hay una mirada integral, sigue sin haberla. Del ser completo, sistema mágico que somos y que además estamos en vínculo con otros seres. No estamos solos acá, entonces es ahí donde entran también las plantas y las otras especies que cohabitan el medio, el espacio, con nosotros.

También las plantas traen algo que está introyectado en la matriz nuestra, ¡que hacen bien!, como “¡mal no te va a hacer!” Entonces la medicina o la terapia herbal puede ser consumida por una persona que no tenga un vínculo con las plantas desde ningún lugar y que sea escéptico, y que también use más la pastilla y el químico. O una persona que espiritualmente esté conectada con el mundo de las plantas y se espeje en ellas y vea la medicina desde otro lugar, y todo eso. En realidad, creo que las plantas pueden ir a todas las, no sé si personalidades decirle, pero que pueden ir a distintas, a sanar lo que tienen que sanar. Hay distintos perfiles de personas.

La medicina de las plantas como el remedio para generar un efecto tiene que ver con el proceso, si uno tiene una enfermedad durante 20 años es muy loco que cualquier cosa que consumamos en dos días nos recupere. Creo que las plantas actúan a un nivel de ir creando el hábito, de que el cuerpo recorra otros caminos para buscar esa sanación. Un viejo yuyero una vez me dijo algo que me quedó re grabado, el químico barre todo, por ejemplo tomamos un antibiótico y barre todo, barre la infección pero barre todo lo que está bien también y la planta va a donde tiene que ir, eso para mí es muy importante de la sanación con plantas, el proceso y visualizar que la planta bien pensada para esa enfermedad o para esa dolencia, ese malestar, para ese trabajo, con este propósito que se quiere, va a ir a donde tenga que ir y le va a llevar el tiempo que le tenga que llevar a esa alma, ¿no? Que está en lucha además con la mente, a otro nivel también está el ego, que no le gusta que las plantas solucionen cosas, ¿no? El ego quiere todo para ya y la planta va al ritmo del alma, no al ritmo de la mente ni del ego.

V.F. – Yo entiendo que es mucho más que los efectos orgánicos; las plantas tienen propiedades energéticas maravillosas que también acompañan nuestros caminos. Nos llevan a conexiones sutiles que muchas veces hemos perdido en la vida cotidiana de la sociedad en la que vivimos. Por otra parte, me fascina la medicina herbal en su mirada a la persona integral, es decir, no trabaja con “partes” aisladas del cuerpo sino con la integralidad del ser. Y por otro lado implica un nuevo posicionamiento de la persona que las busca. Cada una es protagonista en su proceso de sanación, cada persona tiene las respuestas y las formas de caminar que necesita en ese momento. Desde allí las plantas la acompañarán.

V.M. – Las hierbas tienen, depende de la forma de usarlas, pero sí hay un componente químico que sí actúa más a nivel físico, entonces ahí también es importante saber los buenos usos de las hierbas, las dosis, las formas de preparar. Y después hay formas más sutiles de utilizar la medicina de las hierbas, como más a nivel energético, la presencia de la hierba o ciertas técnicas que permitan dosificar a dosis muy bajas de las sustancias como más químicas. Eso permite usarlas en infancias, en donde lo químico hay que tener más precaución. En otros lugares, en otros países, donde hay mayor difusión o está más presente todo el saber indígena, que no quiero decir que acá no, pero bueno, hay que salir al encuentro un poco más, creo que está más naturalizado.

Acá a veces siento como algo muy medicalizado, muy de ojo con este yuyo, pero con otras cosas no decimos ojo y creo que con los yuyos hay cierto temor que no quiero decir que sean inocuos, no, hay que saber cuál y saber cómo, pero en general -salvo excepciones- es algo muy amigable de usar. Y una posibilidad también, difundir esta medicina que tenemos a veces al alcance, y es una elección y es un derecho, y desde el punto de vista de la soberanía también de nuestro cuerpo y de la elección. El buen uso, que a veces se desaconseja el uso de alguna hierba por no saber cuánto o en qué cantidad la dosis o cómo preparar y no porque no se puede usar. Entonces, me parece que es algo que debería ser más extendido, y sí, muchas veces se llega frente a un síntoma e igual la hierba actúa a otros niveles, seamos conscientes o no. Y a veces nosotros decimos que el síntoma es como la puerta de entrada de la hierba y ella ahí actúa como a otros niveles. Eso, que cuanto más conciencia tengamos en eso, nos abrimos a la medicina, y sí, nos permite laburar con otras cuestiones tanto las hagamos más conscientes, y también hay una confianza ahí de que vamos a trabajar lo que podamos sostener, que la hierba en eso es muy amorosa. De decir, no va a pasar algo que no podamos con eso, en el trabajo o en el acompañamiento con hierbas. En esto de la construcción del rol, por ejemplo, de terapeuta herbal o de uso de hierbas es como ese puente entre la persona y la hierba, a veces la persona viene como con un síntoma o con algo, ahí está el poder dar, conectar ahí con la persona, con la hierba que necesita y la forma, y la técnica, y demás. Sin duda es que se genera un vínculo con las plantas, con las distintas hierbas.

En la siguiente entrega estaremos charlando sobre las redes de intercambio de saber entre yuyeras, que hierba creen nos está haciendo falta como colectivo y que consejo le darían a alguien que quiere iniciar el camino de las hierbas.

 

(*) Claudia Suárez Delgado, licenciada en Psicología especialista en Gestión Cultural, ceramista, integrante de la Red de intelectuales y artistas en defensa de humanidad (REDH)

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