Entrevista por Ricardo Pose (*)
Precedida por meses de movilización mundial en el año 2000, en Savar, Bangladesh, organizaciones sociales, activistas, académicos, organizaciones feministas, trabajadores sanitarios se reunieron en la primera Asamblea de los Pueblos por la Salud. Se elaboró la Carta por la salud de los pueblos y nació así el Movimiento por la Salud de los Pueblos (MSP)
La ingeniera agrónoma Isabel Andreoni integrante del MSP, dialogó con Mate Amargo sobre las actividades de este movimiento, que impulsa un conjunto de principios que garantizan un enfoque inclusivo y justo para mejorar la salud y el bienestar de las personas en todo el mundo.
Mate Amargo – Contános un poco de que vienen estas actividades del MSP
Isabel Andreoni – El Movimiento por la Salud de los Pueblos está cumpliendo 25 años este año, y entonces nosotros vamos a hacer una movida del 4 de diciembre al 10 con actividades que va a venir Eduardo Cerdá, de Argentina, que hace 40 años tiene trabajo en territorio con Agroecología.
Nosotros planteamos en el programa del Frente Amplio el concepto de La Transición Ecológica Justa y vamos a aprovechar a hablar con Eduardo sobre la realidad de Argentina, lo que significa la RENAMA como red de municipios por la agroecología, lo que hicieron desde el año 90’ hasta ahora, como un precedente a la transición ecológica justa, que se sigue manteniendo a pesar de la bestia ésta (en referencia al Presidente Milei).

M.A. – Presentá un poquito al Movimiento y sus objetivos
I.A. – Dentro de las definiciones que va tomando en los últimos 25 años, definen en este último congreso seguir sus acciones en la desconstrucción del sistema capitalista y la construcción del horizonte del Buen Vivir, basados en una serie de principios y rectores que son: La salud como derecho humano fundamental, la Asistencia Primaria de Salud (APS) que debe ser la base para formular políticas de salud, con un enfoque equitativo, participativo e intersectorial, la Responsabilidad gubernamental garantizando el acceso universal y la Participación de la población.
También se definen claramente las Determinantes de la salud: políticos, económicos, sociales y ambientales. Desigualdad, pobreza, explotación, violencia e injusticia, acceso a recursos básicos; la falta de alimentos suficientes, educación, agua potable, condiciones de salubridad, vivienda, tierra, empleo y servicios de salud afecta directamente la salud de las personas.
Se aborda la discriminación por género, clase social, edad, orientación sexual, religión, origen étnico, entre otros, influye en la incidencia de enfermedades y el acceso a la atención médica.
Las Condiciones ambientales: La contaminación, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la deforestación y la explotación insostenible de recursos naturales tienen graves consecuencias para la salud.
Las Políticas económicas y sociales: Las políticas neoliberales y la globalización han incrementado las desigualdades, afectando negativamente la salud y el bienestar de las poblaciones.
Los territorios donde imperan los Conflictos y violencia.
M.A. – ¿Es una concepción que va más allá de la gestión?
I.A. – Definimos que la lucha de la salud es una lucha por la liberación y contra el capitalismo y el imperialismo, y saca una serie de acciones para trabajar, sobre todo, desde la construcción, desde los territorios. Lo que se trabaja es la construcción de la salud desde los territorios, desde la gente, desde la concepción de que la salud es un derecho universal, un derecho humano, y deja en el camino el concepto capitalista de la salud como una concepción, nosotros decimos antropocéntrica, que pasa a ser una concepción biocéntrica. Es decir, trabajamos la salud desde el concepto de que, en el capitalismo, el concepto de salud es un concepto de enfermedad y no de salud.

M.A. – ¿Concepto que incluye la apuesta a la agroecología por la salud también en los hábitos alimenticios?
I.A. – No va a haber salud hasta que no incorporemos al alimento como la base de la salud humana. Entonces ahí entra todo el trabajo hacia las concepciones, las otras cosmovisiones existentes en el mundo, donde integra al hombre como parte de la naturaleza, la naturaleza que es un bien de derecho, no es un recurso.
El capitalismo la toma como un recurso a conquistar, a colonizar, el hombre como patriarca y colonizador de la naturaleza. La concepción del Buen Vivir es que el hombre es parte de esa naturaleza, y, por lo tanto, la concepción es que no va a haber salud ni existirá la forma de vivir o la vida si no se cambia o se desconstruye el concepto capitalista de lo que significa la naturaleza, es el concepto de Sumak Kawsay de los pueblos originarios. (N. de R. El concepto «Suma Qamaña» (o Sumak Kawsay) se traduce como «vivir bien» o «buen vivir» y es una cosmovisión andina de vida en plenitud, que prioriza la armonía social y con la naturaleza, la comunidad y el equilibrio entre los seres humanos. Implica una vida digna y equilibrada que se opone al consumo individualista capitalista y se basa en la reciprocidad y la solidaridad comunitaria)
Es el concepto de que en una crisis climática no podemos seguir hablando de desarrollo. El desarrollo es un concepto capitalista. Es un concepto capitalista que se basa en dos conceptos, que son una mentira, que son el crecimiento ilimitado basado en el progreso, que el progreso es infinito según el capitalismo, y que ese progreso infinito es una mentira, porque infinito no hay nada. Y se basa en la linealidad de los procesos, cuando los procesos no son lineales, porque la naturaleza nos muestra que hay ciclos, no existe la linealidad, en nada existe la linealidad.

M.A. – Esta definición puede poner en entredicho las definiciones del socialismo clásico.
I.A. – Desde el movimiento y desde los pueblos originarios, se discute que el socialismo desarrolló su estrategia bajo los mismos principios que se desarrolla el sistema capitalista, que es el principio del desarrollo, el crecimiento para distribuir y el crecimiento infinito para llegar al progreso.
Lo que aquí se plantea es la desconstrucción de ese concepto y trabajar hacia el horizonte del Buen Vivir que pone en el centro la vida y no el Capital. Pone en el centro al hombre como parte del ambiente en el cual vive y donde debe desarrollar sus estrategias respetando los ciclos de la naturaleza.
Porque si no, el mundo va a seguir. Los que vamos a desaparecer de la tierra vamos a ser los seres humanos, porque la naturaleza limpia a aquellos seres que le molestan. Y eso está comprobado científicamente, porque todos los estudios sobre la AGEA establecen que la tierra ya estuvo en un proceso de eliminación de seres que desequilibraron sus ciclos. Entonces, la definición es de desconstrucción y de descolonización de los conceptos, de que no se puede seguir hablando de desarrollo, y no hablamos de crecer para distribuir, porque no estamos de acuerdo con ese concepto, y tomar la naturaleza como ser de derecho.
M.A. – Detallá un poco lo que de alguna manera sería la necesidad de redefiniciones
I.A. – La naturaleza es un ser de derecho. En la constitución de Bolivia, (que ahora la van a mandar a la mierda), ya está definido como ser de derecho la naturaleza.
Y hablamos de bienes comunes y no hablamos ni de recursos. Los bienes comunes son la tierra o el agua.
Entonces, aparece la agroecología como una propuesta sistémica, no es una práctica agroecológica. La agroecología es lo que históricamente los pueblos originarios desarrollaron para crecer, para desarrollarse y para cultivar, tomando en cuenta los ciclos de la naturaleza, tomando en cuenta una cantidad de principios.
Por lo tanto, nosotros definimos la agroecología como un sistema que viene a disputarle al sistema capitalista sus principios, sus valores, sus prácticas, su ética y sus instituciones.
Es sistémica, tiene un componente político, un componente social y un componente científico-tecnológico, como tienen todos los sistemas.
Esta definición de la agroecología como sistema que viene de la definición de economía sustantiva de Polanyi, (N. de R.: La conexión entre la agroecología y Karl Polanyi reside en la crítica a la mercantilización de la vida y el rol del mercado en el sistema alimentario. La agroecología política, influenciada por Polanyi, argumenta que, para lograr una sostenibilidad real es necesario resistir la desnaturalización de elementos como la tierra y el trabajo como simples mercancías. En su lugar, propone sistemas alternativos que priorizan la participación social, la soberanía alimentaria y la creación de un sistema alimentario más justo y equitativo, más allá de la lógica puramente de mercado), es lo que se plantea que se debe de ir construyendo desde los territorios y desde la gente.
M.A. – ¿Los territorios como concepto básico de organización?
I.A. – Bueno, si bien los gobiernos tienen importancia, porque hay que lograr que generen políticas que lleven a este concepto de salud y de reconstrucción y de descolonización del concepto de salud, la importancia la pone en la organización de los pueblos, en la organización de los territorios, que es otro de los elementos que la agroecología toma, la organización, la construcción de redes.
Por eso hay cosas que nosotros también corregimos; cuando se dice otro mundo es posible, nosotros decimos: otros mundos son posibles, porque UN mundo es la concepción hegemónica del capitalismo; la concepción de los pueblos originarios es el cosmos, diversas visiones y los mundos, que es otra de los conceptos del Buen vivir: otros mundos son posibles, otras economías son posibles, otras visiones son posibles.
M.A. – ¿Cómo se organiza el movimiento que tiene un alcance internacional?
I.A. – Dentro de los continentes se divide por zonas, porque, por ejemplo, Brasil es una zona porque es muy grande, entonces es solo Brasil. Después están los pueblos andinos, otra que es Venezuela, Colombia y después estamos nosotros, que somos la subregión sur, que es Chile, Paraguay, Argentina y Uruguay, denominada Julio Monsalvo, porque fue un médico argentino que trabajó con las comunidades indígenas argentinas, que desarrolló el concepto de una sola salud.
M.A. – El desafío de todo un cambio de paradigmas
I.A. – Del paradigma del desarrollo al horizonte del Buen Vivir, porque no se pone como paradigma, porque se tiene que construir en el camino y se va a ir cambiando. Esa es la diferencia que hay que hacer aquí en la cabeza de que las cosas se van definiendo, hay horizontes, pero no existen cosas, se van construyendo.
M.A. – Cuando me refería al cambio de paradigma me refiero a un debate que se dio en la comunidad médica, que era justamente esto de pasar del paradigma de ser el centro la enfermedad al paradigma de que el centro es el paciente.
I.A. – El debate se llama los determinantes de la salud, que también el movimiento los toma, pero agrega que los determinantes de la salud históricamente se tomaron como los determinantes sociales y económicos.
Y agrega los determinantes políticos y ambientales. Es decir, que los determinantes políticos, sobre todo que son definiciones políticas, los determinantes de la salud no son solamente lo que se planteaba en la salud tradicional y tampoco lo que agrega en el año 74’ el concepto este de determinantes sociales de la salud. Agrega los económicos, los políticos y los ambientales.

M.A. – ¿Qué pasó en este movimiento, en sus reflexiones, en sus prácticas, en sus análisis, con el tema de la pandemia?
I.A. – Bueno, en la pandemia lo que se plantea (yo participé de la cumbre de los pueblos originarios durante toda la pandemia), es que el desequilibrio ambiental lleva a que cuando se desequilibra una población se genera un aumento de otras poblaciones. Y en el caso de los virus y las bacterias se produce eso.
También está esa pregunta de cómo se hizo el manejo comercial de la pandemia. Porque países tales como Bolivia salieron de la pandemia a partir de su sabiduría ancestral y aplicaron medicina ancestral, por ejemplo. Entonces, la pandemia tiene un origen que fue real porque existió el virus y el otro, qué manejo comercial se hizo.
Y ahí vienen los determinantes políticos de la salud. Llegaron a tener la asistencia aquellos países que tenían plata para pagar. Entonces, ahí quedan bien claros los determinantes y la injusticia de la salud y la no equidad en la salud a nivel mundial.
M.A. – Y en ese marco, ¿qué debates se dieron en torno a las vacunas?
I.A. – Bueno, esos debates no porque no te olvides que acá hay una cantidad de médicos. Y no te olvides que Cuba es uno de los proponentes fuertes de este movimiento y Cuba desarrolló su vacuna. Por ejemplo, en Bolivia las comunidades lo manejaron diferente, lo manejaron con su medicina y salieron y pasaron la pandemia.
Es decir, no hay una absoluta posición, pero si se toma la vacuna como un elemento de dominación, ahí sí hay una concepción. Pero Cuba es fuerte de participación en este movimiento y en su nacimiento. Y Cuba desarrolló su vacuna.
Es decir, no se niega la medicina convencional, pero sí se introduce principios de la medicina ancestral. Y yo creo que el principio más importante de la medicina ancestral que se introduce es la armonía con el ambiente. La medicina ancestral basa sus bases filosóficas en la armonía con el alimento; el alimento es medicina, tanto introducir un alimento que sea sano, pero no sano porque sea un vegetal, sano porque viene de un suelo sano.
Creo que el elemento de introducción de medicina es entender que si no tenemos salud en el intestino, que es nuestro primer cerebro, y eso viene de un alimento que viene de un suelo sano.
M.A. – ¿Y que es en estos términos un suelo no sano?
I.A. – Eduardo Cerdá dice que de un suelo drogadicto sale gente drogadicta y que de un suelo enfermo sale gente enferma y eso es así, porque los componentes de los alimentos, aparte de que nos tragamos glifosato y una cantidad de porquerías, los componentes de un alimento que viene de un suelo equilibrado, que es un suelo vivo, que tiene vida, que no es solamente donde se pone la planta y se le agrega 800.000 químicos para que la planta crezca, sino que tiene una actividad biológica…es un alimento que tiene componentes de vitaminas y de minerales totalmente diferente a un alimento que viene de un suelo que está enfermo.
Entonces, el alimento es medicina, es lo que dicen los pueblos originarios, si yo tengo un alimento que sea medicina, es decir, que no esté contaminado, que venga de un suelo que esté sano, yo voy a tener salud. Los psiquiatras lo tienen comprobado: la depresión está relacionada con el microbiota intestinal.
El glifosato es un antibiótico, lo que nos comemos de los químicos son antibióticos, ¿qué es lo que va generando en nosotros? Una pérdida de defensas, y por lo tanto se hacen infecciones, se hacen virus, se establecen porque no encuentran las barreras de defensa que tienen que encontrar en la biota intestinal.
M.A. – Volvamos a las definiciones organizativas
I.A. – El movimiento se organiza además por círculos temáticos, que es donde se hace el encuentro de todas las otras organizaciones y otros movimientos.
En Uruguay participamos la INCLIMPO, Alames y Maela, los tres movimientos que están dentro del movimiento con la salud de los pueblos. Hay otros a nivel mundial, y son todas organizaciones territoriales.
Hay círculos globales, pero los más fuertes nutrición y soberanía alimentaria, salud mental, ancestrales, feminismos o género, no me acuerdo cómo se llama, creo que se llama género, Educación popular, agroecología y espiritualidad. Esos son los que funcionan más fuerte acá, entre América Latina y el Caribe.
Estas reuniones se hacen una vez por mes y se trata de compartir las experiencias, los avances de cada uno de los movimientos y de cada uno de los territorios, e ir generando redes para el trabajo común.
No te olvides que son todos movimientos sociales y que se rigen por esos principios que se definieron en el año 2000 de la carta de la Salud de los Pueblos.
M.A. – ¿Cómo se entrelaza esto como las estructuras territoriales de los sistemas tradicionales de salud? por ejemplo, vos estás en un territorio y tenés capaz que lo más cercano, la policlínica municipal.
I.A. – Bueno, nosotros tenemos una cantidad de compañeros que son enfermeros, y se trabaja con los sistemas de salud primaria, que siguen siendo reivindicados porque se considera que no se cumplieron nunca, de que a nivel mundial exista esa atención primaria de la salud.
Nosotros estamos en Uruguay, pero cuando vos escuchas los compañeros de África y de otros lugares, te das cuenta que estamos en el horno.
Siempre definiendo y aclarando de que nosotros no tenemos un sistema de atención a la salud, sino que tenemos un sistema de prevención y asistencia de la enfermedad.
M.A. – Entiendo que además desarrollan actividad de solidaridad internacionalista
I.A. – El movimiento trabajó muy fuerte a nivel mundial, inclusive en la flotilla para Gaza, que fueron una cantidad de compañeros, en la cuestión de Palestina, porque define como una de los determinantes de la salud: las guerras.
M.A. – ¿Cómo se resuelve esta contradicción que, por un lado, vos tenés una concepción de apostar a una alimentación más sana, de poder tener la confianza de los productos que estás consumiendo porque son agroecológicos, pero por el otro lado tenés este problema de las dificultades que está teniendo incluso aún el propio sistema capitalista para generar una producción de alimentos que de alguna manera lograra abatir -de acá un tiempo- buena parte de la hambruna que está pasando gran parte de la humanidad?
I.A. – Vamos a empezar a pensar qué significa el alimento para el sistema capitalista. El alimento para el sistema capitalista es una mercancía. No es un elemento de producción y reproducción de la vida.
Por lo tanto, como mercancía se va a producir y se va a distribuir tanto y cuanto genere ganancia o genere valor y acumulación de valor.
A nivel del mundo, lo importante para el sistema capitalista de los alimentos, es la circulación y lo que deja plata es la circulación de los alimentos.
Nosotros estamos haciendo un cambio en los principios y los valores. El alimento no es una mercancía, el alimento es generador de vida. A ver, yo creo que es difícil romper la cabeza, porque cuando a vos te estructuran de que del capitalismo pasamos al socialismo, se te rompen todos los esquemas con esto. Porque además es un axioma equivocado, que la historia nos demostró que está equivocado.
Entonces es cambiar y por eso yo siempre vuelvo a esa definición de economía sustantiva de Polanyi, que vuelvo a los orígenes del marxismo con Polanyi. Valores, principios, ética, institución, todo eso lo tenemos que cambiar.
Y la agroecología lo plantea, es la agroecología al final del camino. Pero no son transiciones hacia, como plantea. Son propuestas sistémicas emancipadoras. Aquello que nosotros decíamos por la liberación nacional y el socialismo. Bueno, estas propuestas plantean la emancipación.
Emanciparnos del concepto de alimento como mercancía e introducirnos en el concepto del alimento como generador y creador de vida.
(*) Ricardo Pose es Periodista en: Mate Amargo, Caras & Caretas, Ceiba Periodismo con Memoria; Coordinador WEB Telesur; Columnista de El Otro País, periódico España; y radial en Cadena del sol (Rocha-Uruguay), Radio Gráfica de (Bs. As.-Argentina), Voces en Conversa (Maracaibo-Venezuela). Blog personal El Tábano. Participa en Foros de debates de Lauicom (Universidad de la comunicación Venezuela). Integra la Red H capítulo Uruguay y la Dirección (suplente) del Sector Prensa Escrita de la Asociación de la Prensa Uruguaya (APU).