Por Javier Gómez Sánchez (*)
Los países africanos no aparecen con frecuencia en la agenda mediática de un presidente estadounidense, pero cuando lo han hecho en la de Donald Trump, ha sido para proyectar una imagen más notoriamente estereotipada y peyorativa del continente, en una combinación con intereses geopolíticos que lo conciben como un espacio subalterno al ejercicio de poder y no como un conjunto de naciones soberanas.
Sus antecesores en la Casa Blanca, asesorados y respaldados por sus gabinetes , al menos mantenían cierto lenguaje diplomático a la hora de referirse a las problemáticas postcoloniales de los países africanos, y basaban sus referencias en el rol de asistencia humanitaria, ayuda para el desarrollo y búsqueda de influencia; siempre manejando narrativas útiles a su política exterior de dominación o justificantes para intervenciones militares, pero con cierta elaboración matizada -por turnos según la afinidad del presidente- con el reconocimiento real o por obligación diplomática hacia luchadores contra el apartheid y por los derechos humanos como podían ser Nelson Mandela o Desmond Tutu. Esos elementos formaban parte de un ejercicio hegemónico y de poder blando que ha sido abandonado por el actual gobierno estadounidense.

Hasta el Premio Nobel de Literatura nigeriano, Wole Soyinka, reveló que no podía participar en eventos en Estados Unidos porque su visa había sido revocada.
El más elemental tacto diplomático ha sido dejado de lado, superando incluso a George W. Bush y sus “oscuros rincones del mundo”. Todavía puede recordarse cuando Trump en su primer mandato, durante una conferencia de prensa en 2018, llamó a los países de África y Haití como “shithole countries” (países de mierda).
La más reciente muestra de “atención” a un país africano dentro del discurso de poder presidencial se ha desarrollado en los últimos días, iniciándose en la tarde del viernes 31 de octubre, con un post publicado por Trump en su red social Truth:
“El cristianismo se enfrenta a una amenaza existencial en Nigeria. Miles de cristianos están siendo asesinados. Los islamistas radicales son responsables de esta masacre. (…)
Estados Unidos no puede permanecer impasible mientras se cometen tales atrocidades en Nigeria y en muchos otros países. ¡Estamos listos, dispuestos y capacitados para salvar a nuestra gran comunidad cristiana en todo el mundo!”
Al día siguiente, sábado 1ro de noviembre, volvió sobre el tema con otra publicación:
“Si el gobierno nigeriano continúa permitiendo el asesinato de cristianos, Estados Unidos suspenderá de inmediato toda la ayuda a Nigeria y podría entrar en ese país, ahora deshonrado, con todas las armas en la mano, para aniquilar por completo a los terroristas islámicos que cometen estas horribles atrocidades. Por la presente, ordeno a nuestro Departamento de Guerra que se prepare para una posible acción. Si atacamos, será rápido, brutal y contundente, ¡tal como los terroristas atacan a nuestros amados cristianos!”
Cerró el mensaje con una línea en mayúsculas: “¡ADVERTENCIA: EL GOBIERNO NIGERIANO DEBE ACTUAR RÁPIDO!”.
Esta segunda publicación fue replicada por el Secretario de Guerra, Pete Hegseth, quien la compartió diciendo: “¡Yes sir. El Departamento de Guerra está preparado para la acción!”
El relato sobre la masacre de cristianos nigerianos ocupó un espacio durante su discurso a la nación el miércoles 5 de noviembre y un fragmento video fue publicado por su cuenta oficial, en el que leyó del teleprónter los textos antes publicados y reiteró: “¡Estamos listos! ¡El asesinato de cristianos es algo que no vamos permitir!”. Un segundo fragmento del video fue publicado ese mismo día, presionando al gobierno nigeriano a que detuviera las matanzas de cristianos.
Nigeria fue casi el único tópico internacional al que el presidente prestó atención en sus publicaciones mientras se centraba en las elecciones de la pasada semana y más tarde durante el cierre del gobierno por la lucha con los demócratas por el presupuesto federal.
El tema no llega de repente, desde hace meses varios legisladores republicanos vienen preparando el terreno y haciendo presión para introducirlo en la agenda presidencial y ya habían hecho un llamado al Secretario de Estado Marco Rubio para que Nigeria fuera declarada como País de Especial Preocupación (CPC), lo que fue respaldado por Trump.
Se trata de una designación del Departamento de Estado a países que cometen o toleran violaciones particularmente graves de la libertad religiosa. La lista realmente responde a intereses políticos y en la actualidad incluye a países como China, India, Rusia, y Cuba. Dicha designación puede implicar presión diplomática y económica. Nigeria estuvo incluida durante al primera administración de Trump, y fue sacada de la misma por el gobierno de Biden.
Se trata del país más poblado de África, de unos 220 millones de habitantes, y con aproximadamente la mitad de su población dividida en cristianos y musulmanes. La nación esta sometida a un conflicto desde hace años, provocado por grupos como Boko Haram y Al Shabab, que le disputan al ejército y gobierno nigeriano el control de varias zonas del país.
Sin embargo, aunque se trata de organizaciones que practican el extremismo islámico, numerosos conocedores sobre la situación real de Nigeria -incluyendo a líderes religiosos cristianos-, refutaron que se trate de ataques exclusivamente contra la población de religión cristiana, sino que en sus acciones violentas los grupos han asesinado y desplazado a la misma proporción de musulmanes. La narrativa estadounidense no solo simplifica el carácter multifactorial del conflicto, que incluye aspectos territoriales, étnicos, políticos, de pobreza y desigualdad, agravados por la corrupción y la actuación histórica de intereses coloniales y corporativos internacionales, sino que una visión solo desde lo religioso, calificándolo de “yihad islámica” contra el cristianismo, incluso podría ser contraproducente para su comprensión y atención integral por la comunidad internacional.
Igualmente ocurrieron protestas en ciudades nigerianas contra la injerencia y la Unión Africana expresó su apoyo al derecho del país a su soberanía. Por su parte, el portavoz de la presidencia nigeriana declaró que la amenaza se basa en informes engañosos y parece ser parte del “estilo de Trump hablar duro para forzar una reunión y tener una conversación”.
?Cuál es el verdadero interés en Nigeria de los grupos de presión estadounidenses en el Congreso, y sus actores en la Casa Blanca, y sobre qué sería la mencionada “conversación” ?
Nigeria es el mayor productor de petróleo de África y el número 15 a nivel mundial. El país tiene un gran potencial en la extracción de tierras raras, y recientemente su gobierno autorizó la construcción de una planta de procesamiento de estos minerales por una compañía privada nigeriana con una inversión de 400 millones de dólares.
Por otro lado, en 2006, Nigeria obtuvo un crédito de China por 200 millones de dólares, dos décadas más tarde, las inversiones chinas en el país suman más de 20 mil millones de dólares distribuidos en diferentes proyectos. Solo en la minería y procesamiento de litio, fundamental para baterías y la industria del automóvil, las compañías chinas han invertido 1 300 millones en infraestructura. El presidente nigeriano, Bola Tinubu, visitó Beijing en 2024, para reunirse con Xi Jin Ping y ampliar la agenda bilateral, la que incluye la construcción de infraestructura ferroviaria, servicios satelitales, junto a venta de armamento y tecnología aeronaval, incluyendo drones de fabricación china.
Más que suficiente para llamar la atención de los estadounidenses, que han observado estos acercamientos con preocupación desde los gobiernos de Obama y Biden.
La acción de Trump para presionar al gobierno nigeriano, ocurre en medio del mayor retroceso en materia de hegemonía estadounidense en África, luego de que numerosas ayudas y proyectos con financiamiento de la USAID fueron cancelados. La retórica agresiva pareciera pretender adoptar como principal herramienta al AFRICOM, el comando militar estadounidense para la región, mucho mas afín al “poder duro” de la nueva administración que la asistencia humanitaria y las ayudas para el desarrollo, en las que China le ha ido ganando cada vez mas terreno.
Los últimos tres años han sido significativamente desfavorables para Estados Unidos y sus aliados europeos en el continente, con varios países centroafricanos fortaleciendo abiertamente sus relaciones con Rusia y China. Por solo citar un ejemplo, que varios países africanos realicen maniobras conjuntas con la marina de guerra china para el control de la piratería y otros ejercicios militares con el país asiático, era algo impensable años atrás.
Para mayor claridad de cual es el verdadero trasfondo, ambas potencias, desde el Kremlin y Beijing, han emitido de declaraciones oficiales respaldando a Nigeria frente a las amenazas de Trump.
El tablero geopolítico africano está planteado y va poniendo en evidencia que los tiempos del poder absoluto de Estados Unidos sobre la región van quedando cada vez más atrás. Habrá que ver cómo intenta mantener el que le queda.
(*) Javier Gómez Sánchez (La Habana, 1983) Periodista, profesor e investigador. Máster en Ciencias Políticas en Estudios sobre Estados Unidos y Geopolítica Hemisférica por la Universidad de La Habana. Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de las Artes de Cuba. Ha escrito numerosos artículos sobre comunicación política, guerra mediática y cultural, redes sociales e internet. Es autor de los libros Las Flautas de Hamelin. Una batalla en internet por la mente de los cubanos (2020), La Dictadura del Algoritmo. Guerra mediática y redes sociales en Cuba (2021), Los que curan y los que envenenan. Páginas de una pandemia mediática (2023). Realizó los documentales La Dictadura del Algoritmo (2020) y El insomnio del Hombre Nuevo (2024). Profesor de Comunicación Transmedia y Documental en la Universidad de las Artes de Cuba.