Por Alfredo Rada (*)
Marina Cultelli, Acrílico (**)
Una muestra de fortaleza popular se vivió el 5 de octubre pasado en el centro histórico de la Ciudad de México. Cientos de miles —los cálculos más modestos hablan de 280.000, los más optimistas de 400.000 personas— coparon varias avenidas adyacentes y el Zócalo, como es conocida la Plaza de la Constitución, la más grande de América Latina.
El motivo fue conmemorar un año de gestión del gobierno de Claudia Sheinbaum, la primera mujer que llega a la presidencia en México, un país que, con 130 millones de habitantes, es el más poblado de habla hispana del mundo. Si a este factor demográfico sumamos que la economía mexicana es la segunda de América Latina, solo detrás de Brasil, queda clara su importancia geopolítica.

En su discurso, Sheinbaum entrelazó referencias a los pueblos originarios, a las gestas independentistas y a las luchas revolucionarias en México, conectándolas con los valores de soberanía nacional y justicia social. “Somos herederos de civilizaciones que crearon ciencia, arte y gobierno mucho antes de la colonización”, afirmó, retomando un fuerte mensaje de autoafirmación cultural que resuena más allá de las fronteras. En un contexto de tensiones geopolíticas y crisis de modelos civilizatorios, su llamado a “ejercer la soberanía con dignidad” es una ratificación de la independencia política y económica frente a presiones externas. Para la mandataria, la identidad no es nostalgia del pasado o únicamente enaltecer las tradiciones, sino energía para el futuro: un recordatorio de que América Latina puede producir conocimiento, tecnología y bienestar sin subordinarse a intereses imperiales.

A continuación, Sheinbaum presentó cifras que muestran avances sustantivos en materia social. Destacó que 13,5 millones de personas han salido de la pobreza desde 2018 y que la brecha entre el 10 % más rico y el 10 % más pobre se redujo de 27 a 14 veces. Estos datos reflejan la consolidación de las políticas redistributivas, la ampliación de los programas sociales universales y un nuevo equilibrio fiscal basado en la eficiencia recaudatoria. Refutando pronósticos catastrofistas, que aseguraban que México estaba en la puerta de una crisis, el modelo económico soberanista de la 4T sigue demostrando buenos resultados: bajo desempleo, inflación controlada, moneda nacional estable, crecimiento de inversión extranjera.
El éxito de este modelo económico que supera al neoliberalismo, puede marcar la senda por donde transiten otros procesos de transformación latinoamericanos. Sin embargo, hay que estar consciente también de sus límites: al no plantearse cambiar el sistema capitalista, y ser este un sistema que estructuralmente genera acumulación de riqueza en un polo, mientras despoja de bienes vitales al otro, los avances en reducción de la pobreza no serán definitivos.
En un país que, desde que gobernaba la derecha neoliberal, enfrenta altos niveles de violencia, la disminución de la inseguridad es resultado de la coordinación entre políticas de seguridad, oportunidades económicas y programas educativos. No se aplican recetas autoritarias, porque no es necesario sacrificar la libertad para alcanzar la seguridad. Y este es un mensaje fundamental, al criticar a gobiernos ultraderechistas que utilizan la supuesta lucha contra el crimen para la represión social, como es el caso de El Salvador, Ecuador o Argentina.
Sheinbaum afirmó con mucho énfasis: “Es claro para el mundo entero que en México no se reprime, no se usa la fuerza del Estado contra el pueblo, se respetan los derechos humanos, se practica la mayor libertad de expresión de la historia, no existe la censura y todos los poderes son elegidos por el pueblo de México”. La reciente elección por voto popular del poder judicial ha situado al país norteamericano a la vanguardia de los avances democráticos.
El discurso de Claudia Sheinbaum se entiende como una reafirmación del progresismo latinoamericano en una etapa de desafíos globales: crisis climática, desigualdad estructural y guerras híbridas. Su propuesta de soberanía tecnológica, desarrollo con justicia social y liderazgo femenino coloca a México dentro de los debates contemporáneos como referente de un nuevo modelo de Estado social en América Latina.
(Contrapunto, por gentileza del autor)
(*) Alfredo Rada, economista, asesor sindical, investigador, comunicador y docente boliviano con estudios en sociología. Fue viceministro y ministro. Es autor de varios libros y publicaciones.
(**) Marina Cultelli: Es una de las artistas uruguayas contemporáneas más versátiles, integrante de la RedH y de su colectivo feminista Libertadoras. Es Licenciada en Artes Escénicas, Magíster y fue Profesora en la Facultad de Artes (UDELAR), donde integró órganos directivos además de dictar cursos en otras universidades latinoamericanas. Recibió premios nacionales e internacionales. Fue asesora en Educación y Arte. Desarrolló trayectoria teatral y es autora de varias publicaciones individuales y colectivas. Realizó exposiciones de pintura y performances.