“Una especie de amor a primer corto”, charlamos con Jorge Fierro

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Por Claudia Suárez Delgado (*)

 

Jorge Fierro es el director de la película “Señor si usted existe, por qué no me saca de este infierno”, en su ficha de difusión (SODRE) la historia se presenta como: “El Chacho es un pícaro de la Ciudad Vieja. De noche duerme en un refugio para personas sin hogar y de día intenta mantener la mente ocupada y alejarse del consumo. Se mete en un taller de cine, busca trabajo. Algunas veces, dice, lo atrapa el diablo. Desaparece, se pierde”

Esta película nos recuerda que cuando se da el encuentro de dos o más personas el mundo mejora. El cine tiene la capacidad de registrar y crear mundos, pero también de sanarlos y en este caso ese impacto no solamente llega a las personas que estuvieron vinculadas al proyecto, sino que una sale con la vivencia de haber sido salpicada con algo de esa sabiduría, de ese bálsamo que se genera cuando el encuentro se hace real. Esta película es una invitación a traspasar los estigmas, involucrándonos, invitándonos a conocer la complejidad, humanidad de las historias de vida de las personas a las que colectivamente empujamos a la vulnerabilidad de no tener sus derechos respetados, generosamente el proyecto nos muestra historias cargadas de sentir, esperanza, riqueza, vida.

Charlamos con Jorge Fierro su director.

Mate Amargo – ¿Cómo surge la película?

Jorge Fierro – En el año 2012 empecé a brindar talleres de cine en Urbano, un programa de la Dirección Nacional de Cultura que promueve el acceso a los derechos culturales de poblaciones vulnerables, particularmente personas en situación de calle. Unos años después, en 2015, aparece en el taller Chacho, y ya desde el primer día empezó a actuar y a tener roles protagónicos en los cortos que hacíamos en cada taller. Fue una especie de amor a primer corto, y nuestro vínculo quedó establecido como mediado por la cámara. Unos meses después yo me mudo a Ciudad Vieja, particularmente a la calle Pérez Castellano, y descubro que ese es su barrio de toda la vida, su zona de achique con los amigos. Lo empiezo entonces a conocer por fuera del taller, a saber de su vida, a verlo a diario, a escucharlo cuando, según él, lo atrapaba el diablo. Con un vínculo afianzado, y trabajando luego en una serie con la productora Monarca Films, empecé a pensar que estaba en un lugar muy particular y de mucho privilegio para contar la historia de Chacho, que sería también la historia de miles de personas más. Se lo propuse a las productoras, se lo propuse a él, y todos encantados.

 

M.A. – ¿Cuánto tiempo llevó el proceso de filmación?

J.F. – En la película hay registros desde el año 2015, cuando Chacho se sumó al taller de cine. Lo primero que filmamos cuando decidimos que íbamos a hacer este documental fue en 2019, y lo último fue en 2023. La terminamos recién en 2024. Así que fueron unos 5 años de trabajo.

M.A. – ¿Qué impactos tuvo en la vida de los protagonistas?, ¿en la tuya?

J.F. – Para los dos la película supuso una profundización vincular que excedió el rodaje o la producción. Son muchas horas compartidas, muchas conversaciones, muchos encuentros para ayudarnos y escucharnos mutuamente. Para Chacho, significó una tarea que anhelaba, porque en su búsqueda siempre estuvo el tener cosas para hacer, para mantener la mente ocupada (por eso su insistencia con el trabajo, con los talleres, con terminar la escuela y el liceo, con hacer cursos de lo que sea). Hay, además, una memoria audiovisual y fotográfica construida, y decenas de momentos que Chacho me pide para fotografiar y luego imprimir para empezar a armar su álbum.

En lo personal destaco, además, una comprensión más honesta sobre lo que es la vida en la calle, el consumo, las dificultades para tener y sostener un trabajo, los beneficios y los dilemas que plantean tus propios amigos y tu propio barrio.

 

M.A. – Vi que van a estar haciendo presentaciones en el interior, contáme un poco más.

J.F. – Sí. Hay toda una política pública para los estrenos nacionales, que implica salir del centro de Montevideo (con proyecciones en salas de la intendencia descentralizadas, como en el Balcón del Cerro, en el Julia Arévalo, en la Sala Lazaroff, etc.) y proyectar también la película en distintas salas no comerciales del interior. De momento tenemos confirmadas fechas en Maldonado, en Soriano, en San José y alguna más. Tratamos de asistir a todas las que podemos, porque el intercambio con el público es lo más lindo. Solemos creer que el “éxito” de las películas lo mide la taquilla, las entradas vendidas, las semanas en cartelera, pero el cine nacional circula por espacios alternativos, en un contacto mucho más directo con la población, en cine foros informales, etc.

 

M.A. – ¿Qué desafíos implicó hacer esta película?

J.F. – Toda película tiene sus desafíos. Cinematográficamente siempre está la cuestión de cómo se va a filmar (en este caso opté por filmar todo yo, con una cámara en mano, sin trípode y con el micrófono arriba de la cámara, para facilitar los movimientos y adecuarme a la inquietud de Chacho y a mi ansiedad); cuál es la historia (a priori yo tenía un disparador: Chacho me planteaba que todos los días al salir del refugio él tenía un dilema sobre a dónde ir, si a su barrio, dónde estaba el diablo y el consumo, o a Urbano, dónde tenía más tranquilidad en los diversos talleres).

Nuestro desafío quizás era más político, en la medida en que teníamos que reflexionar sobre cómo mostrar y representar a una población que está completamente estigmatizada y pésimamente representada en los imaginarios sociales. En este caso, contábamos con los años de trabajo en Urbano y mucha reflexión acumulada que nos planteaba una guía de trabajo para construir nuevas imágenes de las personas en situación de calle.

Lo vincular, el trabajo emocional, atravesar momentos duros y sensibles, para Chacho y para mí, involucrando a sus vínculos y a los míos, a las productoras, quizás esos fueron los aspectos más desafiantes, porque trabajamos con personas, con subjetividades.

Algunos aspectos fueron centrales: ni Chacho ni yo queríamos filmar situaciones de consumo, aunque el consumo tenía que estar, me planteaba él. Eso era un desafío narrativo interesante. Al mismo tiempo, para mí era fundamental reproducir ese espíritu tan jovial, carismático y alegre de Chacho, no hacer un drama horrible con golpes bajos. Por último, era muy importante para mí que Chacho disfrutara la película, que le gustara. Hay cosas que quedaron porque a él le gustaban muchísimo, y eso para mí era prioritario.

M.A. – ¿En qué nuevos proyectos estás trabajando?

J.F. – De momento solo ideas en la cabeza. Tratando de escribir, fantaseando con cosas que nada tienen que ver con esta película. Tiendo a salir de un proceso con ganas de probar cosas radicalmente diferentes. Sigo, además, dando mis talleres de cine con gente en situación de calle.

La película sigue un ciclo de proyección que cuenta con espacios de intercambio con los protagonistas del proyecto, también recomendamos seguir sus redes para conocer todas las nuevas actividades previstas, https://www.instagram.com/siustedexistefilm

Finalmente compartimos información del equipo

Director: Jorge Fierro
Productoras: Valentina Baracco Pena, Eugenia Olascuaga Fierro
Director de fotografía: Jorge Fierro
Editor: Guillermo Madeiro
Diseño de sonido: Andrés Costa Carbajal
Color: Elisa Barbosa Riva
Música: Valentin Abitante
Coordinadora de postproducción: Valentina Gedanke Abelenda

Apoyos: Agencia de Cine y Audiovisual del Uruguay y Montevideo Audiovisual

 

(*) Claudia Suárez Delgado, licenciada en Psicología especialista en Gestión Cultural en UDELAR, integrante de la Red de intelectuales y artistas en defensa de la humanidad (REDH), ceramista.

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