Por Juana Francisca Gómez(*)
Las Calandrias es un colectivo de mujeres que empezó a juntarse a partir de la convocatoria realizada por las maestras de la Escuela Mercosur N°191, para conversar sobre la problemática de violencia en las aulas. Hoy dialogamos con las integrantes Alejandra Fernandez (A.F), Macarena Olivera (M.O) y Leonela Olivera (L.O) para que nos cuenten la experiencia.
Mate Amargo- ¿Cómo y cuándo comenzaron?
Macarena Olivera- Fue en el año 2016, en la escuela de nuestros hijos, con la maestra de primero y segundo. Reunían a las madres, ahí empezamos a juntarnos, a preparar toda esta locura que estamos hoy. Nos juntábamos los lunes a las 17 horas, después que nuestros hijos salían de la escuela.
Alejandra Fernández- Vieron que los alumnos en la escuela, entre los alumnos de varias clases, había bastante violencia entre ellos, discusiones y agresiones sobre todo de los varones hacia las nenas y querían ver una forma de trabajar este tema. Ahí invitaron para reunirse una vez al mes, en la escuela mismo, y ahí arrancamos, más o menos unas 12.
M.A.- ¿Por qué “Las Calandrias”?
Leonela Olivera- Nos juntábamos a hablar de la diaria, de lo cotidiano. El nombre “Calandrias” surgió por un cuento que le estaba leyendo Nora a los niños. La calandria es un ave que no puede estar en cautiverio y le gusta ser libre.
M.O.- El cuento era de unas aves enjauladas que ya no podían estar en cautiverio, que se sentían muy presionadas. Las calandrias pasan todo el día cantando.
A.F.- Cuando empezamos a veces era complicado, porque las infancias se aburrían y no se podía realizar el taller como nos gustaría. Entonces se consiguió, en el Centro Juvenil de Pozolo, un salón comunal y un espacio para los chiquilines, donde se quedaban al cuidado de dos personas, entre ellas Nora. Dijo que para ella éramos calandrias ahora que habíamos descubierto la libertad, por decirlo de alguna manera, ya no podíamos estar encerradas y no queríamos, y que aparte de eso éramos como el canto de las mujeres que nos animaba.

M.A.- ¿Qué actividades realizan?
L.O.- Hacemos talleres de todo tipo, taller de adherentes, sexualidad, adicciones, intercambiamos con otras talleristas también de otros territorios. Hacemos salidas culturales, eventos en plazas, como la feria del trueque, por ejemplo.
M.O.- También realizamos charlas, meriendas, manualidades, nos escuchamos cuando tenemos distintos problemas, compartimos, visitamos distintos colectivos, nos visitan colectivos, mujeres, diversidades también.
A.F.- También participamos en Talleres sobre el autocuidado, sobre la importancia del espacio personal, la expresión corporal, o a veces simplemente nos sentamos a jugar algún juego y tomar mate, conversar, pero en sí las actividades, el grupo lo que más busca es visibilizar la importancia del cuidado de una, la salud mental, la
salud física, de los chequeos médicos, de tener un tiempo para una misma, más allá de todas las responsabilidades. Y bueno, hablar de los derechos, de que hay cosas que no hay por qué aguantar. Todo siempre con mucho respeto y mucho cuidado para no hacer sentir mal a nadie.
M.A.- ¿Qué las motiva a juntarse?
M.O.- Es donde tenemos un espacio para nosotras, que podemos escucharnos, reír. A veces no tenemos por qué reírnos ni porque estar hablando, sino estar sentadas ahí, saber que tenés un espacio para llorar, reír, pensar. Encontrarnos entre nosotras es algo muy especial, nos motiva mucho a seguir.
A.F.- La verdad que nos costó arrancar en ese 2016 nos mirábamos todas preguntándonos qué hacemos acá. Pero hoy por hoy te digo que el grupo fue un sostén muy grande en muchos momentos complicados y me abrió los ojos en muchas cosas que me habían pasado que no fueron culpa mía. Es esa semilla que vamos dejando en cada mujer que se acerca a nuestras actividades, que se acerca al grupo, que se acerca a nosotras y nos comparte cosas. Lo que nos motiva es eso, ser un granito de arena para llegar al cambio que todas estamos precisando y que una se siente bien, se siente realizada y se siente útil pudiendo ayudar a los demás.
M.A.- ¿Les parece importante que existan grupos como ustedes en la comunidad?
M.O.- Nos parece que es muy importante que existan más grupos de mujeres, que sepan también que hay muchos grupos en la zona que puedan participar, no se cobra, es sin lucro, saber que tienen un espacio para ellas. Más con estos tiempos de violencia que estamos viviendo. Las rutinas de nuestras casas son una realidad, a veces no tenemos un minuto para peinarnos, mirarnos al espejo, sentarnos a tomar un mate. Hacemos cosas para la comunidad, en las plazas, y eso ayuda a las mujeres que no se animan a acercarse a nuestro espacio pero si se arriman en las plazas.
A.F.- Sí, es súper importante que existan grupos como nosotras, o de otro tipo, porque puede ser también un grupo, no sé, de música, grupo de arte, grupo de gimnasia, de zumba, o sea, lo importante es juntarse, es estar, es generar ese grupo donde una pueda hablar, se pueda desahogar, se pueda reír, pueda llorar, la importancia de estar acompañada, entonces, Sí, creemos que es súper importante y nosotras nos ponemos súper contentas cada vez que nos dicen: “no, porque acá se está juntando un grupo de mujeres”, “no, porque acá se están juntando a tejer”, no importa cuál sea el fin, pero lo importante es juntarse, es hablar, es tener en dónde apoyarte, tener a alguien en quién apoyarte, tener a alguien que te va a escuchar, que no te va a juzgar, eso es súper importante.

M.A.- Como en todo colectivo hubo momentos difíciles ¿Cómo los sortearon?
A.F.- Hubo y va a seguir habiendo momentos difíciles, no siempre podemos estar todos de acuerdo, no siempre todos tenemos el mismo pensamiento o el mismo sentir. Hubo momentos donde yo quise dejar, me quise ir, donde sentía que no valía la pena, pero siempre pasa algo que demuestra que sí, que vale la pena y que sí esto te hace bien, sí te da fuerza, sí te ayuda a seguir adelante. Estos momentos los sorteamos conversando, entendiéndonos aunque a veces no entendíamos, pero bueno, tratábamos de seguir, porque como te digo, no todas vamos a pensar siempre lo mismo, o no todas tenemos la misma necesidad. Depende de cada una, de cómo sea su contexto en el hogar, es como miramos el mundo. Algo teníamos todas en común y era que el grupo nos había ayudado, nos había cambiado y que nos hacía bien. Nos sigue haciendo bien y nos sigue ayudando y nos sigue transformando, porque de aquella Alejandra de 2016 ya no queda nada. Si vos me decías en ese 2016 que yo iba a hacer todo lo que hoy hice, no te lo creía.
M.A.- ¿Qué desafíos tienen en este momento?
M.O.- Muchos, pero principalmente que sepan las mujeres que hay un espacio para ellas, que sigan adelante, que sigan sumando más mujeres. También poder conocer más lugares culturales, poder seguir trabajando juntas, eso también es algo que tenemos pensado a futuro.
A.F.- Falta muchísimo para lograr lo que queremos, que es la igualdad, el poder salir tranquilas. El que en una conversación de mujeres, el común denominador no sea que en algún momento fueron acosadas, abusadas o maltratadas. Para lograr eso falta muchísimo, muchísimo, muchísimo. Pero vamos a seguir peleando por ello, por tener un lugar y porque se nos escuche, se nos vea, se nos entienda. Y bueno, la idea es seguir con esto, seguir juntándonos con otros grupos y colectivos, seguir trabajando en comunidad con diferentes instituciones, municipios, policlínicas. La idea es seguir tejiendo redes y estar fuertes para cada desafío que se venga.
Nosotras hoy tenemos el sueño de un mundo donde tanto las chicas y los chicos tengan las mismas oportunidades en todos los sentidos, donde salir con una falda no signifique que una sea una chica fácil, donde cuando pasan las cosas no todos te hagan sentir culpable a vos o te hagan creer que tenés la culpa cuando en realidad no lo es. El grupo ha sido un sostén.
L.O.- Ahí mismo, con el tiempo, se van dando las cosas. Ya somos conocidas, muy conocidas haciendo Calandrias y esperamos se sumen más mujeres.
M.A.- ¿En pocos días van a tener una actividad importante?
M.O.- El tercer Mural Violeta. Te paso a contar cómo surge. Nosotras viajamos a Córdoba con un colectivo de mujeres activando, que nos ha invitado para ir a visitarlas. A raíz de eso trajimos el proyecto mural para acá, con su permiso.
El primer mural lo hicimos en la escuela de nuestros hijos y hablaba sobre la tarea de cuidados como una responsabilidad compartida. El segundo fue la policlínica de Casavalle sobre diversidad corporal. Este fue super motivante porque lo empezamos y terminamos el mismo día y a la misma hora junto con las mujeres de Córdoba. Ahora el viernes 26 de septiembre hacemos otro mural sobre “Mitos y relaciones saludables”.
(*) Juana Francisca Gómez es escritora y miembro del Capítulo uruguayo de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad (RedH)