Conversaciones con Elena Roux
Por Juana Francisca Gómez (*)
A Elena la conocí siendo yo muy joven. Necesitaba ayuda para armar mi primer presupuesto de un proyecto internacional de cine. Ella me recibió en su casa un domingo a las once de la noche mientras estaba en pleno rodaje. De su escritorio entraba y salía gente haciéndole consultas, llevando y trayendo cosas (sillas, cortinas, cajas, etc.). En medio de esa dinámica, con serenidad y experiencia me explicaba cada una de las partes de un contrato de producción. Este recuerdo íntimo es una suerte de “backstage” que dice mucho sobre ella.
Mateamargo– Elena, queríamos conversar un rato, saber ¿en qué está tu vida?
Elena Roux– Agradezco haber llevado una larga vida. Tengo 73 años. Gozo de buena salud. Mi marido ya se fue, pero tengo dos hijos y tres nietos encantadores con los cuáles puedo recorrer todavía un gran futuro.

MA– ¿Cómo era tu vida de adolescente?
ER– Desde los 14 años empecé a hacer encuestas en la calle. Y con eso me ganaba unos pesos y volvía a casa feliz. Eso lo hice durante algún tiempo. A los 17 años empecé a trabajar en distintas cosas.
MA– ¿Y cuándo empezaste a participar más activamente de la vida política de nuestro país?
ER– A los 14 años.
MA– ¿Y qué pensabas en ese momento?
ER– Yo tenía una abuela comunista. Entonces me afilié a la Juventud Comunista y a los 17 empecé a integrarme al MLN.
MA– ¿Cuáles eran tus razones?
ER– Quería cambiar para que no hubiera pobres, que la gente tuviera suficiente dinero para vivir. El ejemplo de la revolución cubana, creo que nos movilizó a muchos. Así es.
MA– ¿Vos tuviste que exiliarte?
ER– Estuve 12 años exiliada de Uruguay. Fue una etapa embromada, como para todos los exiliados, porque extrañamos el país, la familia, todo lo que habíamos dejado. Me fui al exilio sin hijos, nacieron bastante más adelante.
MA– ¿Y cuándo empezó tu profesión de productora?
ER– Mirá, empecé haciendo publicidad acá en Montevideo y así aprendí cómo era el negocio, cómo se hacían las cosas. Lo poco que sé, lo aprendí haciendo publicidad. También estuve en CEMA (Centro de Medios Audiovisuales), ahí nos enseñaban algunas cosas. Empecé haciendo producción para películas que venían a Uruguay. Así me fui formando un poco, hasta que logré hacer una película propia: “El baño del Papa” (1). Un co-productor francés, que fue el que consiguió la mayor parte del dinero, llegó a Uruguay, sin hablar una palabra de español, pero me ayudó mucho a la realización.
MA– ¿Qué pensás del mundo hoy?
ER– Veo una cosa terrible que es la guerra, que no la puedo soportar. Esa guerra espantosa que hay, me conmueve hasta las lágrimas cuando me entero de las cosas que pasan. No soporto la idea de que maten niños, de que incluyan en la guerra a los niños como rehenes, es espantoso.
MA– ¿Y qué opinión te merecen los cambios tecnológicos y las redes?
ER– Pienso que la gente se comunica como puede, yo prefiero hablar con la gente y no comunicarme por redes.
MA– ¿Qué planes tenés?
ER– Todavía no he terminado de hacer películas y espero hacer, por lo menos, una última película más.
MA– ¿Y qué película tenés ganas de hacer?
ER– La fuga de Punta Carretas
MA– ¿Sería animada?
ER– Sí, con los animadores Ricardo Sanopi y Enrique “Popi” Pereira. Va a ser de a poco porque hay que conseguir mucho dinero. No voy a morirme sin hacer esa película.
(1) El Baño del Papa.
Una historia sobre la esperanza y otros milagros.
Es una película uruguaya del año 2007.
Idea original y guión: Enrique Fernandez.
Versión final: Enrique Fernandez y Cesar Charlone.
Dirección: Enrique Fernández y César Charlone
Producción ejecutiva: Elena Roux
Producción: Bel Berlinck, Claudia Büschel, Serge Catoire, Fernando Meirelles, Elena Roux, Sandino Saravia Vinay
Dirección artística: Inés Olmedo
Música: Luciano Supervielle y Gabriel Casacuberta