Pensar Palestina hoy

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Por Colectivo Mate Amargo (*)

Marina Cultelli, acrílico (**)

 

Leíamos un artículo sobre el fascismo del venezolano Novoa publicado aquí mismo en Mate Amargo (23/07/2025) , y él se preguntaba lo mismo que nosotros, cómo es posible tanto horror. Pensaba en Palestina, pensaba en el fascismo que es sinónimo y por ello traía nuevamente lecturas conocidas como por ejemplo Lukacs “El asalto a la razón”, que intenta entender lo que llevó al triunfo de lo irracional, racista y supremacista, dónde la barbarie aparece como un deber sagrado. Y el venezolano trae “La banalidad del mal” de Arent, como es posible que individuos actúen de esta manera. En definitiva, fascismo como expresión extrema de los valores del capitalismo en su fase imperialista o hiper imperialista (según el Instituto Tricontinental). Y aquí entonces retomamos aquella definición de urfascismo de Humberto Eco como siempre latente y vuelve Palestina a nuestro pensamiento. Y siempre detrás o delante de la violencia férrea, las crisis.

En realidad, esto de cómo la gente fue aceptando la violencia cotidiana, ya sea por adoctrinamiento o por violencia en si misma, nos vuelve al hoy.

Las avasallantes teorías de la propaganda goebellianas están a la orden del día y terminan criminalizando a Palestina. El caso de un locutor muy conocido en Uruguay es ejemplo de ello, que los niños en Palestina no eran inocentes decía, que la culpa de sus muertes las tenía los padres, llegó a sostener. No estamos lejos de los tiempos de Hitler o Goebbels, ahí está Netanyahu con toda su tropa que es también ideológica, paladín del imperialismo hoy encabezado por Trump. Miremos lo sucedido hace poco en Irán y cómo fue recibido en EEUU el genocida de Gaza.

Y nosotras, nosotros, nos preguntamos qué hacer, y nos sentimos inútiles ante tanto horror

Se niega la palabra genocidio, a veces se habla de muerte o de masacre incluso por parte de los gobiernos, pero genocidio no, porque obviamente que la palabra obliga. Mueren y mueren palestinas y palestinos, otros y otras tantas son desplazadas, historia que viene acompañada de la colonización de sus tierras y desde 1948 pero que hoy rompe los ojos por su dureza y el descaro frio con que se hace, pero…. “Hay que estudiar si es genocidio” hemos llegado a oír que dicen poniendo cara de serios, y esperan por la ONU.

El genocidio no es una palabra y nada más, por más implicancia simbólica que tenga, que vaya si la tiene. El genocidio es una acción deliberada para erradicar una nación por problemas económicos, robar sus riquezas, étnicos raciales, supremasistas, religiosos o lo que sea, pero siempre una acción deliberada.

Vaya si sabremos los y las latinoamericanas de genocidio. Nuestra patria grande se construyó sobre los escombros de tantas naciones originarias. El reconocimiento del hecho por nuestros gobiernos es bandera de lucha nuestra, y podemos hacer mucho desde nuestros territorios o al menos para poner la realidad al desnudo: ¡que nadie diga que no sabía!

Según la ONU “se entiende por genocidio cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir total o parcialmente, a un grupo nacional, étnicos, racial, o religioso como tal: a) matanza de miembros del grupo; b) lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo c) sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial; d) medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno del grupo; e) traslados por la fuerza de niños del grupo a otro grupo” (1948) ¿Alguna de estas menciones dejan de pasar en Palestina hoy?

En otro artículo, también publicado en Mate Amargo (9/7/2025), en este caso Fernando Buen Abad, mexicano hacia un llamado urgente a una semiótica humanista militante, la que denuncia el genocidio como crimen simbólico, político, y económico del capitalismo, decía él, y en su opinión, los atajos retóricos que atenúen o procuren atenuar el espanto del genocidio terminan siendo cómplices.

Y cuando antes decía que nos sentimos a veces incapaces de hacer algo al pensar que mientras escribimos aquí un niño, una niña muere en Gaza. Pero sin duda hay mucho por hacer y vale la pena recordar aquel poema del peruano Cesar Vallejo, “Masa”.:

Al fin de la batalla,

y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre

y le dijo: «¡No mueras, te amo tanto!»

Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

 

Se le acercaron dos y repitiéronle:

«¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»

Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

 

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,

clamando «¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!»

Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

 

Le rodearon millones de individuos,

con un ruego común: «¡Quédate hermano!»

Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

 

Entonces todos los hombres de la tierra

le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;

incorporóse lentamente,

abrazó al primer hombre; echóse a andar…

 

(*) Colectivo Mate Amargo es un Colectivo integrado por las y los compañeros que construimos a diario este medio de comunicación popular y alternativo. 

(**) Marina Cultelli: Es una de las artistas uruguayas contemporáneas más versátiles, integrante de la RedH y de su colectivo feminista Libertadoras. Es Licenciada en Artes Escénicas, Magister y fue Profesora en Facultad de Artes (UDELAR), donde integró órganos directivos además de dictar cursos en otras universidades latinoamericanas. Recibió premios nacionales e internacionales. Fue Asesora en Educación y Arte. Desarrolló trayectoria teatral y es autora de varias publicaciones individuales y colectivas. Realizó exposiciones de pintura y performances.

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