Por Javier Gómez Sánchez (*)
Marina Cultelli: Gaza, acuarela (**)
Las ruedas se levantan del asfalto. Un avión C-130 despega de una base aérea en el Mediterráneo. En menos de una hora aparece frente a la cabina la terrosa silueta de la costa de Gaza. La tripulación mantiene comunicación con la Fuerza Aérea de Israel. Abajo, montículos oscuros quedan como indicios de edificios que ya no existen. La nave gris pasa sobre ellos.
En la tierra, como hormigas aisladas, se pueden ver puntos que se mueven. Son personas que corren. Aparece un campamento. Un pequeño mar de tiendas improvisadas. Dentro, miles de oídos reaccionan al sonido todavía lejano de los motores. Las piernas sacan energía y comienzan a moverse buscando ver el avión, saber su rumbo, adivinar dónde dejará caer su carga. Su figura pasa alejándose hacia el campo abierto. Una masa humana ya formada corre usando las pocas fuerzas que tiene. Persigue al aparato que vuela cada vez más bajo, hasta que casi se leen las letras escritas en el fuselaje.
En el interior oscuro y presurizado, la tripulación no mira al exterior. Los GPS y la Inteligencia Artificial hacen el trabajo. A una orden del piloto la compuerta se abre. En la oscuridad se recorta el cuadrado terroso que pasa velozmente debajo. El ruido sordo de los motores se hace presente y la luz intensa del día invade el interior. En tres segundos la carga sale como un tren hacia el vacío. La compuerta devuelve la nave a la oscuridad y el silencio, mientras el avión deja atrás la carga que desciende. El trabajo está hecho. Al aterrizar, los pilotos agregarán unas horas más a su libreta de vuelo.
Abajo, entre el polvo que levantan miles de pies sobre la tierra, las miradas ven cómo se abren los paracaídas. Uno, dos, tres…son seis. El viento los aleja. Intentan correr más rápido. Cae uno en la carrera y hace que otros caigan, el resto corre sin detenerse. La masa corre ahora con rumbo, pero más desesperada, persiguiendo los paracaídas abiertos.
La caída parece interminable. Pero para los que corren es demasiado rápida, saben que los últimos que lleguen no alcanzarán nada. Apenas tienen fuerzas para seguir corriendo, pero siguen, con la vista fija en los paraguas negros que brillan.

El primer bulto choca contra la tierra con un golpe que el paracaídas apenas logra suavizar. La tela ondea, se arruga y desciende en el lugar. La masa ahora avanza ciega, corre con la vista fija donde cayó, memorizando el punto en el horizonte. Los primeros corredores ya casi llegan. Se debaten entre el agotamiento y la proximidad, que les da las últimas fuerzas. Los más débiles apenas trotan, otros caminan resignados, sabiendo que dudosamente alcanzarán algo, pero siguen. Son ancianos, mujeres, niños, lisiados.
Los más jóvenes llegan finalmente. Rodean el palé que se ha roto contra la tierra y cien manos terminan de romperlo. Jalan, tiran, sacan. La envoltura se resiste. No saben lo que hay dentro. En un halón, paquetes de espaguetis comienzan a salir. Con la violencia del tirón se desparraman. La lucha de las manos, que antes era contra el nylon, ahora es contra otras. Los cuerpos se empujan, agarran lo que pueden. Una mano más fuerte arranca un paquete de otra más débil. Alguien ha logrado abrazar varios, diez manos se los quitan y lo dejan casi sin ninguno. En el suelo se lucha por los paquetes que caen. Un puño golpea un rostro. Un muchacho corre con el tesoro agarrado y solo al alejarse se limpia la sangre de la nariz. Se cruza con los que todavía no han llegado.
Otros corren aún tras los bultos que han caído más lejos. La multitud se desgrana. Algunos actúan en grupo: Uno abraza los paquetes, mientras otros lo defienden, quizás son miembros de la misma familia o simplemente conocidos.
Los últimos que llegan solo encuentran los envoltorios rotos. El viento aleja el paracaídas que un grupo recoge y se lo lleva al campamento para usarlo como tienda.
Con la punta de los dedos, niños, ancianas y mujeres, recogen del suelo pedacitos de espaguetis de algunos paquetes que se han roto. Según el tamaño de su mano, cada uno logra reunir un puñado mezclado con tierra. Suficiente para un bocado.
La masa se retira. Más rápido los que han conseguido algo, más lento los que no han conseguido nada. Muchos solo observan, sabiendo que no tienen posibilidad alguna, otros quedan sentados, sin energía tras la carrera. Tendidos sobre la tierra, varios no se levantan.
Para los que regresan, la lucha no ha terminado. Saben que camino al campamento otros esperan para quitarles lo que han conseguido. La ansiedad por llegar con lo logrado es mayor que aquella que sintieron por alcanzarlo. Finalmente entran a sus tiendas. En el interior, los que esperan se regocijan con la llegada.
Todo vuelve a la calma. No habrá más aviones hoy. El polvo de Gaza se extiende sobre los techos del campamento, donde un paquete de espaguetis significa sobrevivir un día más.
(*) Javier Gómez Sánchez (La Habana, 1983) Periodista, profesor e investigador. Máster en Ciencias Políticas en Estudios sobre Estados Unidos y Geopolítica Hemisférica por la Universidad de La Habana. Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de las Artes de Cuba. Ha escrito numerosos artículos sobre comunicación política, guerra mediática y cultural, redes sociales e internet. Es autor de los libros Las Flautas de Hamelin. Una batalla en internet por la mente de los cubanos (2020), La Dictadura del Algoritmo. Guerra mediática y redes sociales en Cuba (2021), Los que curan y los que envenenan. Páginas de una pandemia mediática (2023). Realizó los documentales La Dictadura del Algoritmo (2020) y El insomnio del Hombre Nuevo (2024). Profesor de Comunicación Transmedia y Documental en la Universidad de las Artes de Cuba.
(**) Marina Cultelli: Es una de las artistas uruguayas contemporáneas más versátiles, integrante de la RedH y de su colectivo feminista Libertadoras. Es Licenciada en Artes Escénicas, Magister y fue Profesora en Facultad de Artes (UDELAR), donde integró órganos directivos además de dictar cursos en otras universidades latinoamericanas. Recibió premios nacionales e internacionales. Fue Asesora en Educación y Arte. Desarrolló trayectoria teatral y es autora de varias publicaciones individuales y colectivas. Realizó exposiciones de pintura y performances.