Por Colectivo Mate Amargo (*)
La situación se observa tensa en estos días, mientras la mayoría del pueblo brasilero parece respaldar a su mandatario, ante los ataques a su soberanía infringidos por el gobierno de Donald Trump.
Se trata de que el gobierno norteamericano, aprovecha o actúa bajo la excusa de “defensa de los derechos humanos” ante el caso judicial que se lleva adelante en Brasil por el Tribunal Supremo de Justicia de ese país contra el ex presidente Bolsonaro, acusado de intento de golpe de estado y en ese marco intento de asesinato de al menos 3 personas. Las presuntas víctimas del intento de asesinato serían el propio presidente actual Inacio Lula Da Silva, el vicepresidente y un ministro del Tribunal Supremo. Acusaciones graves, no menores, a las que según el propio presidente debería sumarse “traición a la Patria”, por la búsqueda de apoyo en un país extranjero (EEUU) contra su propio país, en tanto que las sanciones del gigante del norte no se hicieron esperar.
Hoy 7 de agosto comienzan a regir las medidas restrictivas de EEUU contra Brasil. Se trata de aranceles del 50% a las exportaciones brasileras que entren a territorio norteamericano.

Más allá de recordar el “Viva el libre comercio” proveniente de muchas escuelas y universidades yanquis (¿qué dirían los Chicago Boy´s?), la indignación por una intromisión tan descarada en suelo vecino, no puede más que obligar a la Región a saludar y acompañar al pueblo brasilero y su presidente. Pero a veces las cosas no suceden con la lógica que deberían.
Las afectaciones principales de tal medida de presión, solo afectaría el 4% de las exportaciones brasileras en los rubros de café y carne, lo que permite a Brasil sortear el problema sin que signifique un golpe grave a su economía. El asunto afecta más a la soberanía de Brasil y del Continente en su conjunto, pues se trata de una intromisión directa de un país extranjero en asuntos internos de un miembro, por ejemplo, del MERCOSUR. Hoy es Brasil ¿y mañana quién?, ya lo han sido otros en el continente (Venezuela, Cuba, Nicaragua) por no bailar al ritmo del imperio.
¿Qué hay detrás de todo esto? Un mundo multipolar que está naciendo. En ello los BRICS+, el nuevo papel que están jugando en el mundo y la región, y obviamente el rol que en ello juega Brasil como fundador de esta nueva alianza diversa y heterogénea mundial.
“Estamos cansados de ser subordinados al Norte. Queremos tener independencia en nuestras políticas, queremos hacer comercio más libre y las cosas están ocurriendo de manera maravillosa. Estamos discutiendo, incluso, la posibilidad de tener una moneda propia, o quizás comerciar con las monedas de cada país sin necesidad de usar el dólar”, declaraba el propio Lula hace pocos días en la red O Globo. Un panorama más completo, tenemos si sumamos a ello los planes para crear una nueva política nacional para los recursos minerales estratégicos de Brasil, tratándolos como una cuestión de “soberanía nacional” para romper con una historia de exportaciones mineras que añadían poco valor dentro del país.
Es que, sin mayor discreción EEUU publicó la amenaza, hoy hecha realidad, en un sitio web, sin mediar conversación mediante, y a solo pedido del hijo de Bolsonaro que viajó hasta allí pidiendo a Trump que interviniera en el caso de su padre, intervención que se hizo directamente presionando pública y abiertamente al presidente brasilero, al tribunal supremo y a su pueblo. Conviene agregar que además de las medidas arancelarias contra Brasil, también ha sancionado al juez Moraes por lo que considera “graves violaciones de derechos humanos” y ha anunciado restricciones de visado contra él y otros funcionarios judiciales por el juicio a Bolsonaro.
Sobran pruebas de crímenes de lesa humanidad contra los derechos humanos de múltiples gobiernos de EEUU, incluso el sustento actual del genocidio en Gaza, pero ellos se atribuyen el poder de acusar en cualquier parte del mundo, y hablando de derechos humanos, Lula les recordó que “Ya habíamos perdonado la intervención de Estados Unidos en el golpe de 1964… Pero esto de ahora no es una pequeña intervención. Es el presidente de Estados Unidos pensando que puede dictar reglas para un país soberano como Brasil. Es inaceptable”.
Efectivamente y por orden del tribunal supremo, Bolsonaro pasó a prisión domiciliaria con autorización de visitas de sus familiares directos y abogados, por entender que violó las restricciones establecidas por el proceso judicial, aún con el juicio en proceso y según corresponde a la legislación brasilera en casos de presuntos intentos de asesinatos, y otros delitos agravantes como el intento de golpe de estado.
El hecho de que EEUU intente intervenir con esta excusa es un acto imperialista, es sencillamente aberrante, de allí que Brasil pidiera consultas a la OMC (Organización Mundial del Comercio) sobre los aranceles marcados por Trump en tanto que resultan una violación a los compromisos suscritos por Washington, como el principio de la nación más favorecida y los techos arancelarios negociados en dicha organización, según indicó el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil en un comunicado. El objetivo del principio de la nación más favorecida se establece para lograr que los países respeten acuerdos comerciales, incitando a los miembros a tratarse entre sí de manera equitativa en el comercio, para lo cual, y de no suceder, se establecerían paneles en la misma OMC.
Queda más que clara la importancia de la unidad latinoamericana, aún en las diferencias. No más golpes en América Latina, no más Bolsonaro, no más Añez, no más Corina Machado, no más Boularte, fuera Trump. Por una América Latina y el Caribe, territorio de Paz.
(*) Colectivo Mate Amargo es un Colectivo integrado por las y los compañeros que construimos a diario este medio de comunicación popular y alternativo.