Por Lourdes Villafaña (*)
Hoy, 24 de julio de 2025, Daniel Viglietti cumpliría 86 años.
Frente a tanta muerte, hambre y dolor en Gaza, estaría conmovido como tantas veces lo vi, al recordar otros horrores e injusticias.
Como ejemplos que le eran próximos, lo vi indignado y profundamente triste con lo ocurrido con los Fusilados de Soca, la masacre de las Muchachas de Abril y con los asesinatos y desapariciones de Uruguay y del resto del Cono Sur, en el marco del Plan Cóndor.
Daniel acompañaba con su presencia y su canto cada conmemoración, con una respetuosa fidelidad. Me decía que los Familiares, Madres, Hijos y Abuelas de los Desaparecidos eran los máximos representantes éticos de esos países y que sus búsquedas de verdad y justicia eran lo más urgente. No cesaba de difundir este mensaje, en los recitales y en su programa radial “Tímpano”.
No sorprendería que siguiera, junto a otros, reclamando por el cese del avasallamiento de los derechos humanos en Gaza. Y condenando las masacres del imperialismo.
Solía repetir lo que dijo el Che Guevara a propósito del asesinato de Patrice Lumumba en el Congo: “que no se puede confiar en el imperialismo, pero ni un tantito así, nada”.
Un rayito de alegría le traerían los avances de la justicia, la aparición de nietos, las luchas y logros por mejorar las condiciones de vida cotidianas de la gente, incluyendo las del cuidado de los recursos naturales, como el agua. Estas campañas también las sostuvo con su canto.
Recuerdo que Daniel siempre apostó a la esperanza.
(*) Lourdes Villafaña, viuda de Daniel Viglietti
