Por Maribel Acosta Damas (*)
Dibujo Adán Iglesias Toledo (**)
La semilla…
En noviembre de 1980, seis médicos estadounidenses viajaron a Cuba desde Houston, Texas, junto al congresista demócrata George Thomas “Mickey” Leland, quien fuera después presidente del Congressional Black Caucus. Estaban interesados en conocer más de cerca al pueblo cubano. Entre ellos también venía el profesor Randolph Lee Clark, oficial y veterano del cuerpo médico del Ejército de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, quien en el momento de su estancia en Cuba era el presidente del M.D. Anderson Hospital and Tumor Institute de Houston. El equipo sostuvo un encuentro con Fidel Castro y le hablaron del factor antiviral natural interferón y su posible uso en el tratamiento del cáncer.
Luego de esa visita, comenzó en Cuba el proyecto de obtención del interferón para hacerlo accesible al pueblo cubano, dado los inalcanzables precios del mercado. Entonces los doctores Manuel Limonta Vidal y Victoria Ramírez Albajés, fueron invitados a visitar el Hospital Anderson y el Instituto de Investigaciones en Cáncer en Houston, y conocer las peculiaridades del uso del interferón en cáncer.
A partir de esta primera experiencia, corroboraron la necesidad de gestionar un entrenamiento en el laboratorio del profesor Kari Cantell, en Helsinki, Finlandia, para conocer e incorporar la metodología de producción del IFN a partir de glóbulos blancos. Ya en 1972 el médico finlandés había aislado por primera vez la molécula de interferón y en un acto de gran humanismo ofrecía sus indagaciones y su laboratorio para que científicos del mundo pudieran entrenarse. Así, Fidel decide enviar un grupo de seis científicos cubanos a Finlandia.
De modo que el 28 de mayo de 1981 se logró en Cuba el primer lote de IFN leucocitario. El doctor Kari Cantell verificó la calidad del producto y certificó que el interferón cubano era similar al obtenido en su laboratorio. A partir de entonces, se empezó a producir sistemáticamente. El reducido grupo de profesionales obtuvo la primera molécula lograda en Cuba por ingeniería genética a partir de leucocitos humanos. Se daban así los primeros pasos para el desarrollo de la biotecnología cubana, en busca de tratamientos para enfermedades virales y el cáncer.
En 1981 se emplea por primera vez el interferón producido en Cuba. La epidemia de dengue hemorrágico que azotó a la isla ponía en riesgo la vida de la población infantil, y se decide aplicar el IFN obtenido en el país. Fue esta también la primera vez que se utilizó el producto en esa enfermedad en el mundo. Asimismo, se aplicó en la epidemia de conjuntivitis hemorrágica de 1981. En ese mismo año se aceleraron otros estudios clínicos, se presentaron sus resultados internacionalmente y el interferón leucocitario se convertiría en el modelo para lograr el rápido desarrollo de la ingeniería genética y la biotecnología moderna en Cuba. Su obtención en 58 días fue reconocida por el propio Kari Cantell, como un récord de velocidad a partir de aquella visita de seis científicos cubanos a su laboratorio.
En esos años continuaron los trabajos científicos y organizativos para dar cuerpo a las instituciones biotecnológicas cubanas:
La industria biotecnológica cubana…
-En 1986 se funda el Centro de Investigaciones Biológicas (CIB) se diseñó el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, también fundado por el Comandante en Jefe Fidel Castro para la investigación, el desarrollo, la producción y la comercialización de productos innovadores.
– En 1987 en el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB)se logró el antígeno de superficie de la hepatitis B (HBsAg), primera proteína recombinante, obtenida en levadura en Cuba, que fue registrada en 1992.
-En 1989 se funda una sede del CIGB en Camagüey.
-En 1990 se funda una sede del CIGB en S. Spíritus.
El desarrollo biotecnológico se extiende a otras regiones del país y se van creando otras instituciones científicas y ya en los años 90 los interferones creados en Cuba fueron aplicados a los niños y niñas de Chernóbil en la curación de muchas de las enfermedades de que eran portadores tras la explosión nuclear. En la isla fueron atendidos 26 mil niñas y niños, víctimas del lamentable accidente.

Cuatro décadas: los resultados…
El CIGB de Cuba (líder de la biotecnología de la isla), en alianza con otras instituciones del campo de la biotecnología cubana, en estas cuatro décadas ha elaborado productos destinados a la salud humana, la agricultura, la acuicultura, la industria y el medio ambiente.
En las ciencias médicas de la isla, sus productos se utilizan para el tratamiento del cáncer, enfermedades virales y de otros orígenes. En las enfermedades virales, las más importantes por su frecuencia son las hepatitis crónicas B y C. En hepatitis C crónica se ha extendido nacionalmente el tratamiento de Interferón alfa 2b y Ribavirina. Actualmente el Interferón Recombinante se comercializa en varios países del mundo.
El impacto social de productos biotecnológicos cubanos puede encontrarse en vacunas como la de la Meningitis B/C y la Hepatitis B; tecnologías para el diagnóstico de defectos del tubo neural, VIH, dengue, Síndrome de Down, embarazo, cáncer, entre otros; y fármacos dedicados a combatir enfermedades virales, infarto del miocardio y rechazo de trasplante de órganos.
A partir de 1992 la vacuna cubana contra la hepatitis B se aplica masivamente en los recién nacidos cubanos y hasta hoy todos los cubanos menores de 27 años han sido inmunizados contra la hepatitis B. De igual manera, un producto como el Factor de Crecimiento Epidérmico, se emplea en el país para el tratamiento de quemaduras, úlceras por extravasación de citostáticos y por irradiación en pacientes cancerosos, acortando el tiempo de cicatrización y mejorando su calidad. Desde 1991 se han entregado al país más de 350 000 frascos de 200 gr.
Asimismo, la vacuna tetravalente contra difteria, tosferina, tétanos y hepatitis B (TRIVAC HB) ha sido la primera de un proyecto de vacunas combinadas en ser registrada en el país e introducida en el Programa de Vacunación desde 2005. Un sinnúmero de productos, diagnosticadores y metodologías de trabajo han formado parte de los protocolos de atención medica en Cuba en estos cuarenta años. Durante la COVID 19, la biotecnología cubana fue capaz de producir las vacunas conque contó Cuba para inmunizar a su población, con una elevada eficacia y calidad.
Hoy…
Recientemente, en mayo último, el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), líder de la investigación en la isla, organizó el Congreso Internacional Biopharm Nonclinical Development, BioNCiD 2025, que se efectuó en Cuba.
Expertos, académicos y profesionales de la industria, discutieron los últimos avances en investigación para el desarrollo no clínico de biofármacos innovadores. Abordaron temas como los programas de desarrollo no clínico de medicamentos y productos biofarmacéuticos; los avances en farmacocinética y toxicología, las tendencias en la evaluación de las interacciones fármaco-fármaco, productos biofarmacéuticos y microbiota.
Si intentara definirse el impacto de aquel día de 1980 del encuentro del líder de la Revolución Cubana con el equipo de médicos estadounidenses, ese día marcó el rumbo de la ciencia cubana, y en particular de su modelo moderno de salud pública. Mientras el más feroz bloqueo acompaña cada día de la isla, sus científicos han defendido cada palmo de trabajo por la vida de su pueblo. No en balde, una de las vacunas salvadoras de la COVID lleva el nombre de SOBERANA.
(*) Maribel Acosta Damas, Dra. en Ciencias de la Comunicación Social, Periodista cubana y docente de la Universidad de La Habana, trabaja y colabora con varios medios de su país y de otros países.
(**) Prof. Adán Iglesias Toledo, dibujante grafico cubano, director del Medio humorístico DEDETE del Periódico Juventud Rebelde, miembro de la UNEAC. Colabora con varios medios de prensa en su país y en el extranjero, posee más de 40 premios otorgados por su país y el extranjero.