GRAN TRIUNFO POPULAR EN MEXICO Cuando se cumple con el compromiso asumido…

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Por Héctor Tajam (*)

La izquierda progresista continuará un sexenio más en el gobierno, con amplias mayorías parlamentarias y un entusiasta apoyo popular. El mejor bienestar de la población humilde mexicana logrado en el sexenio liderado por Andrés Manuel López Obrador (AMLO), junto a la potente candidata del MORENA, Claudia Sheinbaum, construyeron una victoria contundente que obtuvo el 60% de quienes votaron el domingo pasado. Cuando asumió AMLO en diciembre de 2018, lo hizo bajo la consigna “Por el bien de todos, primero los pobres”. Y vaya si cumplió. La primera presidentA de México promete continuar con la Cuarta Transformación, un proyecto con eje en la reducción de la pobreza y de la desigualdad, generando desarrollo en las regiones más abandonadas.

Casi un sexenio atrás, cuando asumió AMLO, escribimos un artículo titulado “No todo gira hacia la derecha en América Latina: México también existe”i. Un triunfo realmente oportuno y esperanzador para los pueblos del continente, en un momento en que se erigían las revanchas neoliberales a cargo de Macri en Argentina, Bolsonaro en Brasil, y el golpe contra Evo Morales en Bolivia. Este segundo triunfo de la izquierda en México, suma a este gran país a una segunda ola progresista que se va construyendo en forma más lenta que la primera, pero que ya integra a otros dos “grandes” latinoamericanos: Brasil, cuyo pueblo disfruta el regreso de Lula, y Colombia, donde Petro disputa día a día su permanencia con la alianza del narco poder y el imperio norteamericano.

Primero los pobres

El primer compromiso fue aumentar el salario y el empleo de los trabajadores mexicanos, especialmente los más empobrecidos, aquellos que solamente acceden a un salario mínimo. Desde 2019 a la fecha, el salario mínimo en México más que duplicó su capacidad de compra, aumentando un 120 % en términos reales, y con el obvio impacto sobre el salario medio de los trabajadores, que creció a razón de 6% anual. ¿significó esto un aumento de la inflación o devaluación de la moneda nacional, como anticipa la agenda neoliberal? Nada de esto sucedió. La inflación continuó a razón de un 5% anual, y el peso mexicano por el contrario se fortaleció. Es lo que podemos apreciar en la gráfica Nº 1.

Junto con un aumento del Gasto Social, en particular de las transferencias monetarias (casi dos terceras partes de los hogares más pobres recibieron transferencias del gobierno), creció el ingreso de las familias de más bajos recursos, con lo cual el índice de pobreza comenzó a disminuir. En México durante la pandemia se agregaron 3.8 millones de pobres en 2020, pero el Coneval (Concejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social) mostró luego que la pobreza también disminuyó frente a la medición de 2018. En 2018 la pobreza ascendía al 42% de la población en México, en 2022 se redujo a 36%, lo que significó que más de 5 millones de personas salieran de esa situación. Si a ellos les agregamos 6.400.000 menos en situación de extrema pobreza, el avance en dicha mejora social se extendió a 12 millones de mexicanos.

El aumento del gasto social, que, junto a la distribución directa en salarios e ingresos ya mencionada, contribuyó a estos logros, y no significó un incremento del déficit fiscal o incremento del endeudamiento, dado que su financiamiento se realizó con la eliminación del gasto tributario innecesario (o sea exoneraciones a grandes empresas, a grandes consumidores, etc.), la reducción de la evasión y una agresiva actitud frente a la corrupción. Sin duda que en dichas fuentes había “mucha tela para cortar”, además de la fabulosa concentración de la riqueza que había operado con los gobiernos anteriores.

La distribución macro

El crecimiento económico no fue una variable que acompañara al gobierno de AMLO con gran esplendor, si bien se alcanzó un nuevo máximo histórico del PIB, más bien fue un crecimiento modesto, registro que debe mejorarse para el futuro. Un desafío más para Claudia Sheinbaum. El PIB creció en los últimos 5 años solamente 3,6%, a razón de menos del 1% acumulado anual (téngase presente los años de pandemia). Estuvo basado fundamentalmente en el consumo privado, de las familias, consecuencia del incremento del empleo y de los salarios. Es importante que la distribución y el consumo se conviertan en un componente del crecimiento, y no sean solamente un resultado “esperado” de un posible derrame. Eso no pudo serlo todo, incremento de la inversión, que fue el otro componente del crecimiento.

El funcionario de la CEPAL, Miguel Del Castillo Negrete aseguró en el auditorio de la UNAM, que “la riqueza neta total ha aumentado a un ritmo mayor que el ingreso nacional” en México, el 1% posee el 41.2%i . “La raíz de la desigualdad es debido a una sesgada distribución del valor generado en las empresas”, consideró. Expuso que, en México, 19.7 millones de personas recibieron 3 billones de pesos en remuneraciones de las empresas privadas; es decir, sólo 12.9 mil pesos mensuales en promedio. En contraste, tan sólo 1.1 millones de familias recibieron 3.7 billones de pesos en dividendos; es decir, 280,000 pesos mensuales en promedio.

Pues bien, Del Castillo nos ha introducido en el resorte capitalista fundamental de distribución el ingreso y de la riqueza, la propia relación entre empresarios y trabajadores a la hora de distribuir el valor generado por el trabajo. Ni más ni menos que lo que Marx denominó una relación de explotación, bien conocida como Tasa de Plusvalía, que relaciona el valor del beneficio o ganancias con el monto de las remuneraciones pagadas a los trabajadores. AMLO no se define marxista, pero bien que contribuyó a disminuir tal relación de explotación con su política salarial y de apoyo a la negociación tripartita.

El INEGI (Instituto de Estadística mexicano) dispone de una base de datos muy actualizada, y en lo que hace a las cuentas nacionales es posible conocer el enfoque de ingresos del PIB, esto es, como se distribuye el valor agregado entre el trabajo, la empresa y ciertos impuestos nacionales. De esta manera es posible construir una serie aproximada de la tasa de plusvalía mediante el cociente entre beneficios (o excedente de explotación) y remuneraciones al trabajo asalariado.

En la gráfica Nº 2 observamos una continua evolución de la relación entre beneficios y masa salarial a favor de esta última, producto de un aumento de su participación en la distribución del valor generado, en detrimento de la participación de las ganancias empresariales. Una tasa de 200, como se registraba en 2008, significa que el valor apropiado como beneficios duplica a las remuneraciones, una proporción promedio similar se mantuvo hasta 2018. De allí en adelante, gobierno AMLO, comienza a descender hasta llegar al valor 150 en 2023, es decir con los beneficios un 50% por encima de la masa salarial.

Sin duda que la voluntad política de distribuir mejor la riqueza acumulada en la década anterior (por lo menos) se aunaron para hacer posible tal resultado. Que además se reflejó en una disminución de la desigualdad.

En resumen, importantísimos logros para la mayoría del pueblo mexicano, y desafíos de crecimiento económico para el sexenio que viene. En ese sentido, Claudia Sheinbaum ha definido una estrategia de competitividad basada en transformaciones energéticas, de infraestructura y educación. Para mantener la ruta distributiva que caracterizó el primer sexenio izquierdista en México.

Gráfica 1

Gráfica 2

(*) Héctor Tajam es Economista, Director del Programa EconomiaPolitica.uy y Columnista de MateAmargo. Fue Diputado (2005/10) y Senador (2010/15) por el MPP – Frente Amplio. Miembro del Capítulo uruguayo de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad (RedH)

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